un acabado tributo a la era dorada del hard rock
En la que seguramente será recordada como su noche consagratoria, Airbag condujo este viernes a sus seguidores por un exhaustivo viaje sonoro y visual a la era dorada del hard-rock, en el punto culminante de su gira mundial «Jinetes Cromados Tour» en el estadio de Vélez Sarsfield.
Así sucedió a partir del repaso del grupo de los hermanos Patricio, Gastón y Guido Sardelli a sus 20 años de historia, un compendio de canciones que evoca cada rasgo característico de todos los subgéneros que alimentaron a este estilo, en un abanico que parte en su estado más purista y culmina en el soft metal.
Pero además, todo ello desde una perfecta mímica sonora a esa época y una estética acompañada por la estridencia de las explosiones, llamaradas de fuego y bombas de humo, a tono con la enérgica y extravagante propuesta artística del género.
A través de una recorrida de unas tres horas por alrededor de 30 canciones, Airbag planteó un acabado pantallazo a la escena hard rock, con temas de pesados riff a lo AC/DC, melodiosos rocks en el estilo de Aerosmith, épicas composiciones con filosas guitarras a lo Guns `n´ Roses o baladas soft deudoras del glam metal.
Las guitarras modelos vintage -por ejemplo, una con doble mango-, la pila de amplificaciones marshall, los grandilocuentes solos respetuosos de los tradicionales yeites y la mixtura de nervio y emotividad confabularon para alcanzar la paridad sonora.
Allí, Patricio y Guido se turnaron para disparar a mansalva riff y punteos, en el primero de los casos, con extensos ejercicios de acrobacia guitarrística; Gastón también dibujó riff desde su bajo; mientras que Sebastián Roascio en la batería y José Berrone en teclados se montaron al vendaval rockero de los hermanos.
La gran celebración de la banda contó con Tanque Iglesias, baterista de La Renga, como invitado de lujo, quien se sumó justamente en el tributo de los Sardelli al trío de Mataderos con su versión de «Balada del diablo y de la muerte».
A la hora de los homenajes puntuales, también hubo un momento especial dedicado a Creedence Clearwater Revival, cuando el grupo explícitamente propuso ir «muy atrás en el tiempo» y entonó «Have You Ever Seen the Rain?», en alusión a seguramente una de las primeras interpretaciones cuando los hermanos iniciaron este camino.
El viaje al principio de los tiempos para Airbag también tomó forma cuando los hermanos en formato de trío y con Guido en la batería, como en los primeros años, abordaron el clásico de Chuck Berry Johnny B. Goode.
Salvo estos tres casos y una lectura rockera del Himno Nacional Argentino -velado tributo a Jimi Hendrix-, Airbag se dedicó a repasar su discografía completa aunque con fuerte presencia de «Al parecer todo ha sido una trampa», su más reciente producción de 2021.
Ya de por sí, el nombre elegido para este tour es el de una canción de esa placa, precisamente, la encargada de abrir la noche del viernes el fuego, luego de unas inscripciones en las pantallas que daban la bienvenida.
El rock más enérgico y viril se fue combinando con las baladas soft, tal como lo fue hilvanando la seguidilla conformada por «Perdido», «Intoxicarme», «Uber puber», la romántica «Nunca lo olvides», «Vivamos el momento» y «Noche de insomnio», entre otras.
La balada «Diez días después» y el rock duro de «Bajos instintos» confirmaron este camino maestro trazado. «Pensamientos», «Cae el sol» cantado por Patricio desde las alturas de una grúa, y «Huracán», un pesado rock al estilo AC/DC para cuya interpretación la banda cubrió sus rostros con máscaras de calaveras, completaron este primer tramo del concierto.
En un falso formato acústico, más por la disposición de los músicos sentados de manera relajada que por tratamiento sonoro, el concierto se descontracturó en cuanto a decibeles con «Cicatrices» que asoció a la banda con Green Day, «Va a ser difícil olvidar», «La moda del montón», «Culpables», «Ganas de verte», el mencionado cover de Creedence y «Si te vas».
De regreso a la disposición «más eléctrica», la andanada final encontró un arranque con fuerza en «Apocalipsis confort» y subió aún más la adrenalina con la llegada al escenario de Tanque, presentado como «una leyenda del rock argentino», y la evocación a La Renga.
Un Frankestein inflable gigante como decorado anunció que era el tiempo de «Motor enfermo», a la que le siguió «Colombiana», que desató el extraño furor en muchas chicas del público de mostrar sus pechos. Tal vez, un resabio no deseado de esa «cultura hardrockera» de los `70 y `80.
La noche parecía haber alcanzado su insuperable éxtasis cuando, luego de «Mila, Saturno y el río», «Cuchillos Guantanamera» y la épica «Por mil noches», Patricio hizo sus acrobacias guitarrísticas para desembocar en el Himno y cerrar con el trío de hermanos a solas tocando «Johnny B. Goode «.
Sin embargo, Airbag parecía no querer dejar el escenario y extender todo lo posible la consagratoria velada. «Como un diamante», «Kalashnicov», «Solo aquí», «Mi sensación» y el tango «Por una cabeza» expandieron la noche más allá de lo imaginable.
Por supuesto que como sucedió a lo largo de todo el concierto, abundaron las explosiones de llamaradas de fuego y humo. Al fin y al cabo, esos ingredientes también surgieron en la cultura hard rock y el tributo a esa escena lo necesitaba para alcanzar su fidelidad absoluta. Pués desde lo sonoro, la cuota ya estaba por demás cubierta.