El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) remarcó este martes que la incorporación del Museo Sitio de Memoria ESMA en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco es «un nuevo reconocimiento internacional al proceso de memoria, verdad y justicia» y que deberá ser preservado como «símbolo más destacado de la represión ilegal ejecutada y coordinada por las dictaduras de la región», lo cual le confiere «un valor excepcional para la humanidad».
«La Unesco reconoció al excentro clandestino de detención, tortura y exterminio como el símbolo más destacado de la represión ilegal ejecutada por las dictaduras de la región. Es un nuevo reconocimiento internacional al proceso de memoria, verdad y justicia construido a lo largo de la democracia argentina», indicó el CELS a través de un comunicado.
De esta manera, la institución hizo referencia a la decisión que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tomó este martes al oficializar el reconocimiento en su 45° Convención en la capital saudita de Riad, donde se encuentra sesionando desde el 10 de septiembre.
Desde el CELS evaluaron que se trata de un «logro histórico» y «punto de llegada» de un «riguroso» proceso de formulación y sostenimiento de la propuesta iniciado en octubre de 2015
«La Unesco considera que la ESMA, uno de los sitios centrales del plan sistemático, clandestino, de detención, desaparición, tortura y exterminio que ocurrió en la Argentina entre 1976 y 1983, debe ser identificado, protegido y preservado porque simboliza la represión ilegal ejecutada y coordinada por las dictaduras de la región, basada en el delito de desaparición forzada de personas y, por lo tanto, tiene un valor excepcional para la humanidad», explicó el CELS.
En este sentido, subrayaron que la declaración como Patrimonio Mundial le confiere al Museo ESMA un «alcance universal» y por ende, se considera que «pertenece a todos los pueblos del planeta».
También celebraron que «numerosos países votaron enfáticamente» esta incorporación, la cual, el CELS definió como «un nuevo reconocimiento internacional al proceso de memoria, verdad y justicia construido a lo largo de la democracia argentina, que es referencia en todo el mundo».
Asimismo expresaron que este es un reconocimiento a nivel nacional e internacional, donde se reconoce a la ESMA como «el símbolo más destacado de la represión ilegal ejecutada y coordinada por las dictaduras de la región, basada en el delito de desaparición forzada de personas».
Desde el CELS evaluaron que se trata de un «logro histórico» y «punto de llegada» de un «riguroso» proceso de formulación y sostenimiento de la propuesta iniciado en octubre de 2015.
Otra característica excepcional que remarcaron de esta distinción, es que la ESMA se convirtió en el primer sitio que ingresa al patrimonio mundial de Unesco, tras la decisión de incorporar sitios de memoria del pasado reciente a la lista mundial.
El museo preserva la memoria sobre los hechos que ocurrieron en la ESMA, uno de los «epicentros de los más de 700 centros clandestinos de detención que funcionaron durante la última dictadura en la Argentina», recordaron.
En ese lugar fueron secuestradas, torturadas y desaparecidas cerca de 5 mil personas, incluidos niñas y niños; de los cuales hasta el momento -según indicó el CELS- el poder judicial ha identificado más de mil.
Entre los dispositivos empleados para la desaparición de personas, se mencionó los denominados «vuelos de la muerte», desde los que las personas detenidas clandestinamente eran sedadas y arrojadas al río y al mar; mientras que otras víctimas fueron incineradas en terrenos que funcionaban dentro del mismo predio.
«En este sitio nacieron en cautiverio niñas y niños, muchos de los cuales fueron sustraídos de sus madres y apropiados con falsa identidad. Algunos fueron encontrados y recuperaron su identidad, y muchos permanecen desaparecidos, a quienes la sociedad argentina continúa buscando», señalaron también desde la organización.
Además, destacaron que la muestra permanente del Museo ESMA propone un recorrido por la totalidad de las instalaciones del Casino de Oficiales que «permite evocar y aproximarse a los hechos que allí ocurrieron», tanto con testimonios de los sobrevivientes como con lo que se ha podido probar en los diferentes juicios en los que se juzgaron los delitos de lesa humanidad allí perpetrados.