Desde Brasilia
Lula da Silva rompió el silencio. Habló sobre los incendios que convirtieron a Brasil en un infierno a cielo abierto y aseguró que la mayoría de ellos fue intencional. Y no se quedó en eso: planteó que millones de hectáreas fueron incineradas probablemente por razones estrictamente políticas. Un supuesto complot para afectar a su gobierno.
Apuntó como uno de los instigadores al pastor Silas Malafia, un religioso vinculado a Jair Bolsonaro, el ex presidente que durante su mandato toleró – y en ocasiones alentó – los incendios de grandes extensiones de la Amazonia que luego fueron ocupadas ilegalmente para la producción de soja y la cría extensiva de ganado.
«Una persona muy importante dijo en el acto del 7 de setiembre en San Pablo que ´Brasil va a ser tomado por el fuego´ » declaró el mandatario este martes al hablar frente a los titulares de los poderes Legislativo y Judicial, el senador Rodrigo Pacheco y el juez Luis Roberto Barroso, respectivamente, con quienes debatió sobre la formulación de políticas de Estado para enfrentar la crisis de las «queimadas».
Provocaciones
«Tal vez una parte de los incendios sea por interés político, uno no puede acusar, pero que hay sospechas, hay sospechas», comentó el presidente. Puso como ejemplo el incendio ocurrido la semana pasada en una aldea amazónica iniciado minutos después de un acto que lo tuvo como principal orador. Eso fue una «provocación» evidente, algo que no se puede atribuir a la temperatura alta y la baja humedad, planteó.
Otra provocación habría ocurrido este domingo en los alrededores de la residencia presidencial de fin de semana, la Granja do Torto, que fueron rociados con nafta, dando origen a una muralla de llamas de unos 10 metros de altura que destruyó dos mil cuatrocientas hectáreas del Parque Nacional de Brasilia.
El gobernador bolsonarista de la Capital Federal , Ibaneis Rocha, demoró bastante en movilizar a todos los efectivos del cuerpo de bomberos para mitigar el siniestro donde fue importante la tarea de los brigadistas – éstos acudieron de inmediato- del Instituto Chico Mendes de Protección de la Biodiversidad.
El titular de ese instituto, Mauro Pires, declaró después de sobrevolar la zona devastada donde este miércoles a la mañana continuaban algunas áreas en combustión, que «es evidente que hubo una intención detrás de este incendio».
Fuego de Jesús
El antes citado pastor Silas Malafia hizo un llamado a incendiar el país desde lo alto de un camión que en el verano es usado para los desfiles de carnaval ante unos 45 mil manifestantes reunidos en la avenida más importante de San Pablo.
La figura retórica del fuego, que según Lula habría sido un mensaje cifrado para que el activismo rocíe con gasolina bosques amazónicos, cañaverales de San Pablo y zonas de conservación ambiental en el Pantanal, se ensambló con otras consignas igualmente inflamadas.
Silas Malafia hizo una defensa de los bolsonaristas que intentaron derrocar a Lula el 8 de enero de 2023 y demandó el impeachment del juez Alexandre de Moraes, al que le reprocha, entre otras cosas, ser un verdugo de la libertad de expresión por haber bloqueado a la red social X de Elon Musk, de quien es un admirador.
El sábado 7 de setiembre ,en la conmemoración del 202 aniversario de la independencia nacional, Malafaia, que suele hacer citas bíblicas mezcladas con consignas extremistas, vestía una camiseta amarilla de la selección brasileña. A su lado estaba, en el mismo camión, estaba Jair Bolsonaro, también vestido con la casaca nacional. En general el pastor se ocupa de decir aquello que su jefe político Bolsonaro calla para evitar más procesos en la justicia.
En el caso de la supuesta contraseña para los incendios, ésta habría demostrado ser eficaz, dado que pocos días después del acto ocurrieron varios frentes simultáneos de fuego en distintos puntos del estado de San Pablo, donde no hay registro de siniestros en setiembre.
Nube de hollín
Brasil enfrenta una de las peores sequías de su historia combinada con temperaturas altas para el invierno como los 35 grados centígrados registrados este martes en Brasilia o los 40 grados medidos en el interior de San Pablo el fin de semana pasado. Los portentosos ríos de la Amazonia, entre ellos el Negro y el Madera, están muy debajo de su cota habitual, afectando la navegación en las cercanías de las ciudades de Manaus y Porto Velho.
Esa situación climática facilitó la actuación las personas que operaron de forma «delictiva y coordinada» causando incendios simultáneos sostuvo el senador conservador Rodrigo Pacheco, presidente del Parlamento, el martes en el Palacio del Planalto que permanecía cubierto de una persistente nube de hollín desde el domingo cuando comenzó el incendio en el Parque Nacional de Brasilia. El legislador rechazó la sanción de leyes más duras con los incendiarios por entender que ese tipo de normas son una forma de «populismo legislativo».
Terrorismo ambiental
La ministra Marina Silva, titular de la cartera de Medio Ambiente y Cambio Climático, coincidió con Pacheco al decir que Brasil es blanco de ataques orquestados cuyos responsables intelectuales aún no fueron identificados.
Se trata de un «terrorismo ambiental» puesto en práctica por estancieros, explotadores de oro y diamantes, traficantes de madera y otros grupos que suelen contar con el apoyo, en algunas zonas de la Amazonia, del nacotráfico. La ministra discrepó con el senador cuando defendió la sanción de un paquete de leyes que «eleven las penas» y tipifique al incendio intencional como un «delito hediondo».
Hacer memoria
La presidenta del Partido de los Trabajadores , Gleisi Hoffmann, y otros dirigentes de esa agrupación sostienen que detrás de estos incendios estaría la intención de debilitar la imagen de un gobierno que se declara defensor del medio ambiente.
Desde su retorno al Panalto, Lula colocó a la preservación de la Amazonia y el combate al cambio climático entre sus prioridades de política externa, tema sobre los cuales hablará el próximo martes al abrir las sesiones de la Asamblea de la ONU en Nueva York.
Hoffmann propuso hacer memoria sobre los discursos de Bolsonaro ante la ONU, en los que aseguró que en la Amazonia no ocurren incendios, a pesar de que las manchas de humo de cientos de kilómetros cuadrados decían lo contrario en los registros satelitales.
La jefa petista recordó, también, que en 2019, durante el primer año del gobierno anterior, centenas de productores agrícolas y madereros amazónicos declararon el «Día del Fuego» durante el cual destruyeron simultáneamente miles de hectáreas selváticas. El entonces presidente Bolsonaro nunca repudió los ataques. Más bien lo contrario.