La historia de Soledad con un presente ‘Natural’ que estrenó en el Coliseo
A la altura de su siempre desafiante andar y en el estreno del “Tour Natural” en un repleto teatro Coliseo para la primera de cinco funciones en esa sala porteña, Soledad Pastorutti fue capaz la noche del viernes de ligar con eficacia su estético presente con otras etapas de una trayectoria de casi tres décadas en la música popular.
Sin miedo a saltar de casillas y contando a su favor con el encanto y el magnetismo que irradia, la intérprete y compositora nacida hace 42 años en Arequito concilió en una misma velada el cuidado repertorio de “Natural” sobre una puesta de carácter casi teatral, con otros ritmos y texturas que también la definen y desde donde construyó un show variado y celebratorio.
De aquella niña huracanada que sacudió Cosquín a esta mujer que deja huella en el escenario, La Sole nunca quiso quedarse quieta: ni en el éxito arrollador de aquel folclore crudo y directo, ni en las experiencias latinas y rockeras y, tampoco tendría por qué hacerlo en estos territorios sonoros más estilizados a los que arribó de la mano del productor Nico Cotton para dar forma a su 19° álbum.
«La gente me dice ‘no cambies nunca’ y lo que yo quiero es cambiar», le dijo a Télam a días de presentar –en pandemia y por streaming- su anterior placa, “Parte de mí” (2020).
Un mes y medio atrás, en otra entrevista con esta agencia, postuló: «Yo soy una persona que como recorro mucho tengo sensaciones, y hace rato sentí la necesidad de generar este momento disruptivo, de pararme en el lugar que más cómodo me sienta, pero fuertemente. Decirle a la gente ‘este es mi estado natural, así soy yo en pijama, así soy yo en mi casa'».
Lejos del pijama y elegante y sensualmente ataviada para la ocasión, la artista asumió la novedad más reposada y honda de su flamante cancionero pero, no por ello, renegó del camino andado y terminó abrazando a todas esas mujeres que la habitan para deleite de un público incondicional y mayoritariamente femenino.
Claro que la novedad –y no sólo por tratarse de su apuesta más reciente- fue la que dominó temáticamente la velada y entregó los pasajes más sorprendentes y logrados.
Pasadas las 21.15, pocos minutos después de que el teatro recibiera con aplausos la llegada de Mirtha Legrand a las plateas más cercanas al tablado y mientras sonidos de trinos de pájaros y murmullos silvestres dominaban el ambiente, entre un ramillete de flores gigantes naciendo de un fondo negro, una Soledad en las alturas y caja en mano entonó “Copla de amor”, otra aventura interpretativa que se permitió recientemente.
Enseguida y con ella y la numerosa banda inmersas en una sugerente puesta visual con imágenes en distintos planos gracias a la utilización de telones traslúcidos, abordó “Hispano”, una bella y singular creación de Jorge Fandermole, y la más ligera “Esta vida” que habilitó la presencia de dos parejas de baile.
Recién entonces saludó a la audiencia, empezando por reconocer a la ilustre visitante cuando expresó: “En 27 casi 28 años de carrera y en toda mi vida tuve un deseo y ese deseo se hizo realidad porque está la señora Mirtha Legrand y le agradezco este gesto maravilloso y es increíble y es un privilegio”.
Pero inmediatamente retomó y reconoció que “estamos muy nerviosos por este nuevo espectáculo que incluye cosas de esa Soledad más agreste y lo que fui buscando y lo que encontré con este disco que no es comercial pero me hace muy feliz”.
En esa vertiente presentó “Los paisajes” subrayando: “Ojalá que el sentido común que tiene el estribillo los represente”, en referencia a las estrofas “Sueño con un día distinto/Soy como el junco/No me doblo y no me quiebro/Sueño que haya pan y trabajo/Que a nadie falte un techo/Creo que ser felíz es nuestro derecho”.
Aires de chamamé y la inclusión de una mesa en escena dieron marco a la participación del primer invitado, el acordeonista misionero Chango Spasiuk quien, al igual que en el disco en cuestión, participó de «Bañado Norte» (clásico de Odilio Godoy y Mario del Tránsito Cocomarola) y fue cálidamente saludado.
“¿Seguimos peñando?”, se preguntó la anfitriona como anticipo de un par de popurrís: uno de chacareras (con fragmentos de «Chacarera del milagro», «Entre a mi pago sin golpear» y «A don Ata», que desataron el revoleo de prendas sobre las cabezas y que Sole, a falta de poncho, esbozó con un suéter que le arrojó una seguidora) y otro de zambas (integrado por partes de «Zamba de Alberdi», «Zambita del musiquero» y «De Simoca»).
Pero ese efusivo recreo hacia el pasado fue apenas un alto en una propuesta a la que quedaban otros recursos escénicos y musicales ligados a “Natural” que ella –ahora con un vestido blanco en su primer cambio de vestuario- asumió sentada en un banco ubicado delante de otros dos telones que ocultaban a la docena de músicos que la acompañaron.
Desde allí entonó «La del olvido» (sentida chacarera de Agustín Carabajal) y entre imágenes de nubes recibió al trovador santiagueño Raly Barrionuevo para compartir –al igual que en el registro- la zamba cuyana de Félix Dardo Palorma «La llamadora».
El aclamado Barrionuevo quien en el último Festival de Cosquín la invitó a su presentación (al igual que lo hizo con Jorge Rojas) fue definido por Soledad como “el cantante más lindo que tenemos” y “la mejor voz de la música popular”.
Pero tras abordar “La paloma” (“una melodía alcanza/para atravesar las horas/voy a remontar el vuelo sola”), esa lograda intimidad empezó a dar paso a otras vertientes que terminaron de configurar el propio devenir de Pastorutti y sumaron un concepto más festivo y liviano a la velada.
Piezas de corte romántico como «Que nadie sepa mi sufrir», «Bolero», «Tu cárcel” y “Yo no te pido», prologaron una selección de huaynos donde el ritmo se expresó a partir de dosis de canciones como “Vienes y te vas», «El humahuaqueño», «Cariñito», «Ganas de vivir» y «Tren del cielo» y ese movimiento llegó hasta un pasaje de cumbias con «Lágrimas y flores» y las autorefenciales «Brindis» y «Vivir es hoy».
La seguidilla de “Natural” en el Coliseo seguirá la noche de este sábado y la del domingo y también el viernes 21 y sábado 22, para después llegar al Quality Espacio cordobés (el 19 de agosto) y, una semana más tarde, al SND Arena de Asunción del Paraguay.