Por ahora, el Banco Central mantendrá sin cambios la tasa de interés de referencia, a pesar del sobresalto inflacionario que se evidenció en enero y que se mantuvo durante la primera quincena de febrero.
Ni Sergio Massa ni Miguel Pesce quieren poner una obstrucción adicional a la dinámica económica, que en los últimos meses ya dio muestras de fatiga, en medio de las restricciones cambiarias y la aceleración inflacionaria.
Sin embargo, ningún funcionario puede asegurar que las tasas de interés no vuelvan a subir en las próximas semanas. Existe una presión muy fuerte del Fondo Monetario para que se mantengan las tasas «positivas»; esto es, por encima del ritmo inflacionario.
La inflación de enero -del 6,0%- dejó prácticamente a la par al rendimiento de los plazos fijos, que siguen en el 6,2% mensual (107% efectivo anual).
La decisión de sostener las tasas en este mismo escalón se tomó en virtud de que no hay salida de depósitos bancarios. Al contrario, las colocaciones a plazo continúan en ascenso. Un informe de la consultora LCG sobre la cuestión aseveró que el stock de plazos fijos creció 4,1% durante enero, en términos reales.
Tasas de interés: qué pide el Fondo Monetario
En el acuerdo firmado con el FMI, el Gobierno se comprometió a mantener «positivas» las tasas de interés. Es más: Massa y Pesce se habían ilusionado con la posibilidad de bajar el costo del dinero, ya que preveían una leve, pero persistente, desaceleración inflacionaria. Esa expectativa se derrumbó en las últimas semanas, cuando quedó claro que tras el 5,1% de diciembre continuaría un índice más alto.
Las tasas, bajo la lupa del FMI: el Gobierno se comprometió a mantenerlas en un nivel positivo.
Así como el Gobierno se contuvo para bajar las tasas de interés que pagan las empresas para financiarse en los bancos cuando parecía que lo peor ya había pasado, ahora los funcionarios tampoco quieren apurarse.
Argumentan que tienen margen para aguantar mientras no crezcan las presiones las presiones cambiarias. Si bien la brecha entre el dólar oficial y el blue sigue en torno al 100%, no se evidencia una salida de depósitos en pesos para pasarse a dólares.
Este escenario, benévolo para el escenario tan controvertido que presenta la macroeconomía, podría cambiar cuando se inicie la campaña electoral. Los funcionarios no quieren quemar instrumentos antes de tiempo.
Distinto es el caso de las renovaciones de la deuda en pesos. A los inversores (bancos, compañías de seguro y fondos comunes de inversión), el Gobierno no tuvo otra chance que incrementar el rendimiento de esos títulos, con el objetivo de refinanciar esos pasivos.
La inflación y un dato con impacto político
La aceleración inflacionaria en el inicio mismo del 2023 tiene un inevitable abordaje político. Sin admitirlo, Massa aparece como uno de los referentes del peronismo para presentarse como candidato a Presidente en octubre próximo.
Esa chance se bloqueará inmediatamente si la economía no responde y en el horizonte cercano hay una crisis.
Massa, urgido a controlar la inflación en el año electoral.
La inflación en el 6% mensual pincha cualquier expectativa de Massa candidato. No sólo porque no se cumpliría con su promesa de una inflación contenida. Más bien, porque una aceleración inflacionaria implicaría un desgaste de proporciones para el ministro, con una economía en contracción, sin dólares y el malhumor social por la pérdida del poder adquisitivo.
La dinámica inflacionaria da cuenta de un escenario muy complicado. Contra lo que podía preverse, el salto de enero no puede adjudicarse a la suba de la carne. Al INDEC le falta computar buena parte del alza que ya se nota en las carnicerías.
Por otra parte, la mayoría de las consultoras económicas pronostican que este mes de febrero también registró fuertes alzas durante la primera quincena.
Desde el equipo económico lo definen así: «Febrero viene muy picante. Al menos en esta primera parte«.
Consultoras como Eco Go y LCG, que monitorean semanalmente la evolución de los precios, dan cuenta que la inflación podría trepar al 7% este mes. Con el liderazgo de los alimentos.
La consultora Eco Go -que reportó una inflación del 5,9% para enero- ya detectó un alza del 2,8% en la primera semana de febrero y del 2,4% en la segunda semana. «La inflación podría trepar al 6,2% este mes», dice a iProfesional Sebastián Menescaldi, economista jefe de la consultora.
Alerta máxima para el Gobierno: los precios de alimentos vuelven a aumentar por encima del nivel general de la inflación.
En su último informe, Eco Go calcula que el escenario podría empeorar: la inflación de alimentos podría trepar al 7,3% en este mes de febrero. Para suponerlo, los economistas le aplicaron un 1% de suba promedio para las próximas dos semanas, algo totalmente posible.
Deuda en pesos y un desafío clave
Esta semana será muy relevante para el test del escenario económico y financiero: el próximo viernes 17 se concentra el mayor vencimiento de deuda en pesos de este mes.
Son un total de $743.500 millones (bonos Lecer), que en su mayoría se encuentran en poder de inversores privados (bancos y fondos comunes de inversión). Representan nada menos que el 73,5% del total.
En las últimas licitaciones, Economía se vio obligado a aceptar una suba en el costo del fondeo. ¿Será así, otra vez, tras la advertencia por parte del JxC de que esa deuda es «impagable»?
En la actualidad, el total de pasivos en pesos alcanza a $19,9 billones, de acuerdo a un informe de la consultora Eco Go al que tuvo acceso iProfesional.
De ese total, unos $7 billones -el 35,2%- se encuentran en poder de inversores privados. El restante 64,8% ($12,9 billones) está distribuido en la cartera de organismos y bancos del Estado nacional.