Salud

¿Son menos dañinos los cigarros electrónicos para nuestra salud?

El cáncer de pulmón ocasiona 1,69 millones de defunciones y el tabaquismo es su principal causa, tal y como indican los datos de la OMS. Si eres de los que se ha pasado al cigarrillo electrónico u otro dispositivo similar porque has escuchado que es la alternativa definitiva para dejar de fumar, tal vez te preguntes si realmente es lo mismo que darle una calada a uno normal.

Según explica el Dr. Santiago Méndez, miembro de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el cigarrillo electrónico o sistema electrónico de dispensación de nicotina (SEDN) es un dispositivo con forma de cigarro que dispensa nicotina u otras sustancias cuando son inhalados: “utilizan una resistencia para calentar un líquido que se convierte en vapor y emitir humo, así como suelen tener una luz roja en el extremo que pretende simular la brasa. Las mezclas para producir el aerosol contienen glicerina vegetal, propilenglicol, nicotina (en ocasiones) y aditivos aromatizantes”.

img asanchezm 20180911 175825 imagenes lv terceros istock 636009252 kMBH 656x438@LaVanguardia Web

Los vapeadores son dispositivos similares a los anteriores, pero se considerará que estamos ‘vapeando’ cuando el dispositivo no contiene nicotina ni tabaco, es decir, no se producen reacciones químicas ni sustancias nocivas típicas de la combustión del cigarrillo tradicional.

Por otro lado, el experto asegura que los dispositivos de tabaco sin combustión –heat-not-burn (HNB)–, los cuales poseen un calentador y un cartucho que contiene tabaco, calientan por debajo de la temperatura de combustión y su contenido en nicotina es similar a los cigarrillos convencionales.

No obstante, al no producirse combustión –al darle una calada a un cigarrillo aspiramos de 4.000 a 7.000 sustancias tóxicas, de las que 100 son carcinogénicas– , otros productos del humo del tabaco pueden estar en menor concentración”, sentencia Méndez. El producto HnB suministra nicotina al aerosol a niveles más altos que el cigarrillo electrónico, pero más bajo que un cigarrillo convencional.

img asanchezm 20180911 175824 imagenes lv terceros istock 624619692 kMBH 656x438@LaVanguardia Web

“De esta manera al fumar un cigarrillo normal, uno electrónico, o cualquier otro dispositivo que administre la sustancia que nos genera la adicción (nicotina), se obtienen concentraciones altas de ésta en el cerebro unos segundos después de la inhalación, por lo que desaparece la dependencia (el mono)”, continúa el especialista.

Si tiene nicotina, según el experto, también provoca efectos negativos a nivel cardiovascular (infarto, angina de pecho…), así como las mismas consecuencias sobre el sistema respiratorio (aumento de la frecuencia respiratoria y disminución de la inmunidad pulmonar) y alteraciones hormonales. En embarazadas y en lactantes, la nicotina atraviesa la barrera placentaria y se secreta por la leche, por lo que tanto el feto como el bebé sufrirán los efectos de dicha sustancia.

Estudios preliminares indican que los cigarrillos electrónicos son menos tóxicos que los convencionales, pero aún no hay evidencia de su utilidad como posible estrategia de reducción de daños. De hecho, el Ministerio de Sanidad británico asegura que vapear es un 95% menos perjudicial que fumar, opinión que también comparte el Real Colegio de Médicos del Reino Unido.

img asanchezm 20180911 175825 imagenes lv terceros istock 842392590 kMBH 656x436@LaVanguardia Web

Sin embargo, el doctor advierte que cuando contiene otros líquidos distintos a la nicotina, se desconoce el riesgo de su uso: “estos líquidos no están regulados, por lo que no se puede garantizar a los consumidores que puedan contener tóxicos no identificados en el etiquetado”.

Además, asegura que existen una gran variedad entre líquidos de diferentes marcas e incluso, dentro de una misma marca. “No es sólo vapor de agua y como refiere el informe del Surgeon General, el aerosol producido por los cigarrillos electrónicos no es inofensivo”, señala.

No hay evidencias concluyentes sobre la seguridad de su utilización por parte del fumador, en especial a largo plazo. Al igual que tampoco se sabe con certeza los efectos de la exposición pasiva a estos cigarrillos. Por otro lado, el experto afirma que desde el punto de vista psicológico la adicción o dependencia sigue siendo la misma que con el tabaco normal.

Por estas razones, Méndez concluye que como método para dejar de fumar aún no dispone de suficientes evidencias científicas para su uso terapéutico. El experto desaconseja su uso porque podría conllevar un consumo dual de tabaco y dispositivos electrónicos.

Fuente de la noticia (La Vanguardia)

Comentarios de Facebook

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba