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cuando lo previsible no cancela lo excitante

 

Son las 20:51 del sábado 15 de julio y el árbitro Andrés Merlos decreta lo esperado hace tiempo, lo que se negó el fin de semana pasado en el Nuevo Gasómetro, lo que se postergó el viernes por el triunfo de Talleres de Córdoba: River Plate es el nuevo campeón del fútbol argentino.

Muy previsible, pero no por eso menos excitante para los 86.000 fanáticos que colmaron esta noche el Monumental y para los miles que no estuvieron presentes pero saldrán a las calles a festejar esta consagración especial.

Las razones que transforman a este título en especial son diferentes. La primera, y acaso más importante, es que significa una ratificación después del inolvidable ciclo de Marcelo Gallardo.

Al finalizar la victoria de esta noche frente a Estudiantes, los celulares se alzaron de inmediato para guardar el instante eterno de consumar un campeonato. Miles de lucecitas en las tribunas del Monumental como estrellas en el firmamento.

El vacío de una gran pérdida, como supone el alejamiento del DT más ganador de la historia del club, pudo haber sido desolador; sin embargo, Martín Demichelis lo convirtió en una transición agradable, en una continuidad de todo lo bueno que le pasó a River desde la llegada del «Muñeco» en 2014.

 

Telam SE

La segunda razón es que se trata del primer campeonato en este renovado Monumental, de estilo «europeo», donde los hinchas aportan un ambiente más intenso por la cercanía con el campo de juego.

Ya no existe ese aliento distante y muchas veces removido por el viento del Río de la Plata cuando atravesaba la vieja pista olímpica. El Más Monumental favorece el espectáculo de las tribunas y el público se siente protagonista.

El equipo de River también se sintió protagonista durante toda la Liga y honró esa condición con un fútbol de etiqueta, como la vestimenta de Demichelis. Allí la tercera razón por la que este logro no es uno más en el cuadro de honor del «Millonario».

River es un merecido campeón, nadie puede apelar esa sentencia. Se hizo de la punta en el primer tercio de la competencia y no la soltó más; sus perseguidores (San Lorenzo y Talleres), por momentos más cerca y por otros más lejos, nunca fueron una amenaza real para robarle la corona.

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A diferencia de ellos, el flamante campeón dispuso de un plantel abundante en jerarquía, con hasta tres jugadores por puesto en algunos casos. La campaña estuvo en sintonía con esa riqueza: 57 puntos, 18 victorias, 3 empates, 4 derrotas, 45 goles a favor y 16 en contra.

Esos números estuvieron comprendidos en una propuesta fiel a la historia de River, lo que representa otro motivo especial de la consagración. El hincha se identificó desde el comienzo con el fútbol de este River ambicioso, agresivo y voraz.

Demichelis conservó el perfil del equipo de Gallardo y le sumó rasgos propios para configurar un equipo que colmó las expectativas de su exigente hinchada.

Ya no existe ese aliento distante y muchas veces removido por el viento del Río de la Plata cuando atravesaba la vieja pista olímpica. El Más Monumental favorece el espectáculo de las tribunas y el público se siente protagonista.

Al finalizar la victoria de esta noche frente a Estudiantes, los celulares se alzaron de inmediato para guardar el instante eterno de consumar un campeonato. Miles de lucecitas en las tribunas del Monumental como estrellas en el firmamento.

Los reflectores se apagaron para un show de fuegos artificiales, pelotas gigantes circularon por el campo y las tribunas; mientras los jugadores, como una murga de carnaval, con galeras, sombrillas, banderas y bombos, ensayaron la vuelta olímpica para recibir el baño de gloria.

Hombres y mujeres emocionados, familias enteras felices y muchos niños alzados por sus padres para contemplar el momento con sus rostros de fascinación. Los más chiquitos no alcanzan a dimensionar todavía a Angelito Labruna, al «Beto» Alonso, al «Pelado» Díaz, a Enzo Francescoli, al «Burrito» Ortega, ni siquiera al «Muñeco» Gallardo.

Los héroes de hoy son Franco Armani, Enzo Pérez, Rodrigo Aliendro, Nico De la Cruz, Nacho Fernández, Esequiel Barco, Lucas Beltrán y por supuesto Demichelis, el diseñador de este River elegante.

Son ellos, en definitiva, los responsables de un campeón brillante en una Liga cada vez más desigual.

Fuente: Telam

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