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La Carlos Menem o cómo olvidar el pasado en clave libertaria

La Carlos Menem, la agrupación de seguidores de Javier Milei que reivindica a Carlos Menem, tuvo su lanzamiento este lunes. En un hotel del centro porteño, y con la presencia de Zulemita Menem, se presentó en sociedad la agrupación que tiene como lema «Libre, unida y próspera».

La Carlos Menem, la agrupación de seguidores de Javier Milei que reivindica a Carlos Menem, tuvo su lanzamiento este lunes. En un hotel del centro porteño, y con la presencia de Zulemita Menem, se presentó en sociedad la agrupación que tiene como lema «Libre, unida y próspera».

Entre los presentes estuvo Alberto Kohan, secretario general de la Presidencia en los años de Menem. Su nieto, Fidel Kohan, es uno de los animadores de La Carlos Menem.  «Después de años de una tendencia socialista de izquierda, venimos a reivindicar a un prócer argentino que supo introducir a la Argentina en el mundo, que condujo un país que hacía las cosas bien», dijo Kohan nieto.

«Que haya tantos chicos que toman como ejemplo a mi padre es para mí un gran orgullo», planteó a su vez la hija de quien gobernara la Argentina entre 1989 y 1999. Los militantes de la agrupación no habían nacido en los años 90 o eran niños, y crecieron con el relato de la estabilidad económica.

Los años de Menem y la convertibilidad fueron también los de escándalos de corrupción a granel, en una sucesión de hechos de magnitud sin antecedentes en la historia argentina moderna. La Carlos Menem omite en el relato de la última década del siglo pasado algunos hechos.

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Los teléfonos

Al asumir, Menem encaró la privatización de las empresas públicas. La primera en concesionarse fue ENTel, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones. A cargo de la privatización, María Julia Alsogaray ajustó la planta de empleados y determinó un tarifazo. Para la privatización se dividió el país en dos zonas. A la hora del pase a privados, el Estado se quedó con la deuda de la empresa.

La Bell Atlantic y Telefónica de España ganaron la  licitación, pero no se concretó la operación por el lado de la Bell, y en su lugar entró Telecom. La negociación con Bell se había trabado y, según una denuncia, Alsogaray y el ministro de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi, habrían pedido una coima. El caso quedó archivado hasta que se reabrió en 2003, sin novedades desde entonces.

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Carne y valijas

A fines de 1990, el embajador de Estados Unidos, Terence Todman, envió una carta reservada al ministro de Economía, Antonio Erman González. PáginaI12 reveló el contenido de la misiva en enero de 1991. Todman se quejaba de que empresarios del frigorífico Swift se habían quejado ante él por un pedido de coimas para poder concretar una inversión. Fue lo que se conoció como Swiftgate.

Las aguas apenas se calmaban por ese caso cuando en marzo de 1991 estalló el Yomagate. Un traficante de drogas detenido en España denunció la existencia de una red que enviaba dinero sucio de la droga en valijas para lavarlo en la Argentina. Apuntó a Amira Yoma, excuñada y de Menem, y responsable del área de Audiencias de la Casa Rosada, y a su esposo, un oficial sirio llamado Ibrahim al Ibrahim, que a duras penas hablaba castellano pero había sido colocado al frente de la Aduana.

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El escándalo fue mayúsculo. La causa en la justicia argentina quedó a cargo de la jueza María Servini de Cubría. La sombra del narcotráfico se proyectó sobre el gobierno de Menem, pero nadie fue condenado.

De Al Kassar a la AMIA

En abril de 1992 entró en escena Monzer Al Kassar, un traficante sirio de armas. Acusado de terrorismo, aprovechó una de las bondades del alineamiento del gobierno de Menem con Estados Unidos y consiguió en tiempo récord un pasaporte argentino, cuando con ese documento no se precisaba visa para ingresar en la primera potencia mundial. Nunca se confirmó, pero se dijo que la foto para el pasaporte fue tomada en el despacho presidencial y que Al Kassar se habría puesto un saco de Menem.

Mientras las denuncias por corrupción se sumaban en organismos como el Pami, con críticas a las gestiones de Matilde Menéndez y Víctor Alderete, el gobierno de Menem afrontó el atentado a la AMIA y la denuncia de encubrir el ataque terrorista del 18 de julio de 1994, que causó 85 muertes. Menem sería absuelto en 2019, dos años antes de morir, en un juicio que consideró que la cima del encubrimiento pasaba por Hugo Anzorreguy, el jefe de la SIDE.

Las armas y Río Tercero

Menem también resultó absuelto por el tráfico de armas a Ecuador y Croacia, denunciado en marzo de 1995, si bien primero fue condenado a siete años e instancias superiores en la apelación lo dejaron libre de culpa y cargo. Por ese caso había sido detenido en junio de 2001 y estuvo privado de su libertad hasta noviembre de ese mismo año, cuando la Corte Suprema dictaminó que no se podía aplicar la figura de asociación ilícita a los actos de gobierno.

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La Corte Suprema revisaba la absolución de Menem al momento de su muerte, en febrero de 2021. Mucho antes, en 2008, la Justicia había desistido de avanzar contra él por la voladura de Río Tercero. El 3 de noviembre de 1995 explotó la fábrica militar instalada en esa ciudad cordobesa. Hubo siete muertos y numerosos heridos y se comprobó que el siniestro había sido intencional para ocultar el faltante de armas que se habían contrabandeado.

Otras causas

Menem debió afrontar a la Justicia por el caso de la venta del predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina. Sucedió en 1991. Después de una tasación a precio vil, en la participaron funcionarios del Ministerio de Economía y de los bancos Ciudad e Hipotecario, el terreno se vendió en treinta millones de dólares. El peritaje posterior demostró que el precio real superaba los 130 millones de dólares. En 2019 lo condenaron a tres años y nueve meses de cárcel, pero antes de morir le llegó la absolución. 

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El expresidente no tuvo que rendir cuentas por el pago de sobornos de Siemens en 1996 para poder imprimir los documentos de identidad. Los directivos de la empresa alemana admitieron en Estados Unidos que habían pagado coimas, pero la causa quedó archivada. La muerte de Menem lo dejó sin responder en la investigación del pago de coimas para la concesión del espectro radioeléctrico a la empresa Thales Spectrum, en la cual habría habido coimas de hasta 320 millones de dólares. Su nombre quedó indemne en el caso de las coimas de IBM para la informatización del Banco Nación, un escándalo que salpicó a todo el directorio de esa entidad y que dejó, en el medio, en 1998, la misteriosa muerte de Marcelo Cattáneo, hermano de uno de los funcionarios condenados. 

La única condena firme para Menem, fue la recibida en 2015 por la causa de los sobresueldos. Tras ser condenada en 2003, María Julia Alsogaray declaró que se pagaba dinero en negro en el gabinete nacional. Los fondos venían de la SIDE. Menen recibió una condena a cuatro años y medio. 

Los problemas judiciales de Menem no fueron impedimento para volver a ser candidato a senador por La Rioja en 2017, pese a la inhabilitación para ocupar cargos públicos. El beneficio de inventario llegó a la agrupación que lo honra con su nombre

Fuente: Pagina12

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