El ex Níquel repasará canciones de toda su trayectoria volcadas a «una intención acústica e íntima» junto a un cuarteto de guitarras e invitados.
Viene de lejos Jorge Nasser, haciendo música. De más lejos aún que 1984, cuando debutó con un disco solista producido por Jaime Roos, nada menos. Pero el mojón sirve no solo por el punto de inflexión que implica en la vida de un músico la salida de su primer disco, sino también por el nombre que el guitarrista, compositor y cantante uruguayo pensó para su opus 1: Era el mismo. ¿Será Nasser el mismo hoy, tras 40 años de músicas, discos y shows? ¿O hay un abismo entre ambas puntas temporales? “No creo que haya un abismo. Lo que hay es un camino recorrido y expresado en años, en los que pasaron mil cosas, claro, pero no hay un abismo”, responde él, y hace un racconto sobre sus quince años al frente de Níquel, su emblemática banda de rock; su posterior viraje solista hacia las músicas de raíz o criollas; y sus casi 300 canciones grabadas en más de una veintena de discos. “Lo que hay también es que me entregué de pies y manos a lo que hago, y entonces siento que más que abismo es un camino lleno de obra y de vicisitudes, de buenos y malos momentos signados siempre por la producción de cosas”.
Nasser habla con Página/12 porque está por poner en valor sus «Milongas criollas» –así se llama el espectáculo- este jueves 12 de septiembre a las 20 en el Tasso (Defensa 1575), y quiere que se sepan varias cosas. En principio, que lo suyo pasa hoy por un recorrido de milongas propias y ajenas, con especial énfasis en las letras. También que, además de su banda de tres guitarras y un guitarrón, lo acompañarán en la velada Sandra Mihanovich, el payador Emanuel Gabotto y la cantora surera Lucía Ceresani. “Vengo con un cuarteto de guitarras, cuyo formato está vinculado directamente a la música de raíz. El mismo que usaban Zitarrosa, Amalia de la Vega, en algún momento Antonio Tormo o Gardel”.
-¿Y qué hay de lo eléctrico, que también te constituye?
-Casi nada, esta vez. Si aparece algo podría ser un adorno, porque el centro es la guitarra con cuerdas de nylon. Por ahí, lo eléctrico está en la voz, aunque tampoco es exactamente acústico porque las guitarras criollas están enchufadas y hay un sistema eléctrico. Pero la intención es una acústica, intima, que te pone de cara a ese sonido tan querido para nosotros como es el sonido de las milongas zitarroseanas.
Bajo este manto estético, Nasser piensa retomar temas de Níquel, trasvasados a lenguaje de milonga. Otros, de los bien populares –“Candombe de la Aduana” o “Linda milonga”, tal vez- arropados por la misma intención, y los que van clavados por motivos diversos, caso “Luchadores en lodo”, grabado en videoclip con Mihanovich, “Corazones perdidos” y seguramente piezas que formarán parte de su próximo disco. “Tengo un disco en vista, sí, pero hay otra cosa antes: una canción nueva con Agarrate Catalina, llamada ‘La vida empieza’. Una participación de la murga, cosa que no ha sido muy común o muy frecuente para mí, porque soy más bien del candombe y la milonga. Pero la verdad que se dio muy lindo, estamos muy recopados, y además soy muy amigo de Tabaré Cardozo. Lo aprecio mucho como creador y compositor, y por ahí coincidir con la murga era algo que estaba faltando”, admite.
-La Argentina está hoy en medio de un lío tremendo con la cultura popular, en general. ¿Qué reflejos llegan a Uruguay de este desastre?
-La cultura siempre es una cuestión que está en el centro de la discusión, por sí o por no. En Uruguay la situación es un poco más estable que en la Argentina, aunque obviamente que también en estos últimos años el incentivo a la cultura ha sido menor, bastante menor. Es de destacar que cuando hubo gobiernos del Frente Amplio, el apoyo a la cultura fue un poco más, pero tampoco mucho más. Nunca en Uruguay hubo políticas culturales como las que en un momento hubo en la Argentina, donde se puso mucho énfasis en el apoyo a los artistas. En otro sentido, bueno, la cultura va fluyendo y va buscando sus recovecos para expresarse, al punto que en momentos duros aflora más, en cuanto a decir más cosas que antes. De repente, te mueve otra cosa a cantar, te mueve el desahogo, y al público también a asistir, a pesar de la situación económica, que no es fácil.