El papa Francisco visitó Vánimo, una localidad a unos mil kilómetros de Port Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, enclavada entre el mar y la selva, para animar a los misioneros que trabajan allí y les llevó casi una tonelada de material entre medicamentos, ropa y juguetes para los niños. «Es increíble que esté aquí», destacó un pequeño grupo de misioneros argentinos presentes en Vánimo, lugar al que el Papa les prometió que iba a llegar para «visitar a los últimos» en el marco de una extensa gira por Asia y Oceanía.
«Esto no tiene palabras»
Ante la explanada de la catedral de la Santa Cruz, el padre Tomás Ravaioli, que pertenece como sus hermanos argentinos del Instituto del Verbo Encarnado a la diócesis de Vánimo, declaró emocionado a la agencia EFE: «Lo estamos viviendo de un modo increíble, el Papa nos viene a visitar. Y esta no es la capital. El Papa ha venido hasta aquí: increíble que haya querido visitar a los últimos, al lugar más aislado de todo Papúa Nueva Guinea«.
«La gente siempre ha escuchado hablar del Papa, del vicario de Cristo y del sucesor de San Pedro, pero verlo con sus propios hijos y saberse querido por él, que les haya venido a visitar a ellos, esto no tiene palabras», expresó Ravaioli, quien espera que esta visita de Francisco, argentino como ellos, «les dé aliento».
Por su parte el padre Martín Prado, artífice de esta visita cuando acudió a Roma con un grupo de fieles de Vánimo y le robó a Francisco la promesa de que vendría, explicó: «Estamos muy contentos, muy entusiasmados. Hemos trabajado mucho, los jóvenes estuvieron ayer hasta la medianoche arreglándolo todo. Todo lo que hemos hecho es muy sencillo, pero con el corazón«.
Hace unos años, al padre Miguel de la Calle se le ocurrió que la música ayudaría a los niños de este lugar y fundó la que aseguran es la única orquesta de niños de Papúa Nueva Guinea. «La orquesta se fundó hace cinco años y hoy ha llegado nuestro ápice. Queremos bendiciones que nos ayuden a seguir adelante», dijo este padre argentino. La Orquesta Reina del Paraíso recibió la llegada de Francisco a la parroquia con un breve concierto.
Francisco escuchó a los niños en la Escuela Humanística de la Santísima Trinidad en Baro, un colegio gestionado por la parroquia de la Santísima Trinidad y el Instituto del Verbo Encarnado. El Papa financió la construcción de ese lugar, donde trabajan cinco argentinos. Jorge Bergoglio bendijo 25 esculturas de la Virgen de Luján para que puedan ser llevadas a las diferentes iglesias de este país, donde la mayoría son cristianos, y el 30 por ciento de fe católica.
«Ustedes aquí son expertos en belleza»
El Papa llegó a esta misión en la selva con un avión militar de las Fuerzas Aéreas australianas tras un viaje de cerca de dos horas y fue recibido con canciones, bailes y cerca de 20 mil personas frente a la explanada de la catedral de la Santa Cruz. «Estoy contento de encontrarme en esta tierra maravillosa, joven y misionera», dijo Francisco ataviado con el tradicional tocado de plumas de ave del paraíso, pese al intenso calor tropical.
«Ustedes aquí son expertos en belleza porque están rodeados de ella. Viven en una tierra magnífica, rica en una gran variedad de plantas y aves, donde uno se queda con la boca abierta ante los colores, sonidos y olores, y el grandioso espectáculo de una naturaleza rebosante de vida, que evoca la imagen del Edén», agregó Francisco, quien elogió la labor de los catequistas «que afrontan largos viajes, para llegar incluso a las comunidades más lejanas, a veces dejando sus casas».
Francisco invitó a los fieles «a terminar con las rivalidades, a vencer las divisiones personales, familiares y tribales, a expulsar del corazón de las personas el miedo, la superstición y la magia; a terminar con los comportamientos destructivos como la violencia, la infidelidad, la explotación, el consumo de alcohol y drogas, males que aprisionan y hacen infelices a tantos hermanos y hermanas».
La brujería es un grave problema en el país. Papúa Nueva Guinea derogó en 2013 la Ley de Brujería, vigente desde 1971, que prohibía practicar «magia negra o hechizos para causar daño» y permitía ajusticiar a las personas acusadas de brujería. El ajusticiamiento por brujería se cobró la vida de unas tres mil personas entre 2000 y 2020, pese a que estas acusaciones, muchas veces vinculadas a muertes súbitas o enfermedades desconocidas en una tribu, son difíciles de probar.
Visita a Timor Oriental
El Papa, de 87 años, está inmerso en una gira de 12 días por el sudeste asiático y Oceanía, la más larga y remota de su pontificado, para promover el diálogo interreligioso y llevar su mensaje a las «periferias». Francisco terminará su visita a Papúa Nueva Guinea el lunes con un discurso en un estadio, antes de volar a Timor Oriental, que se independizó en 2002 tras más de cuatro siglos de colonización portuguesa y 25 años de ocupación indonesia.
En este país del sudeste asiático deberá enfrentarse a los escándalos de pederastia dentro de la Iglesia, en gran parte ignorados por los artífices de la independencia. En el centro de ese doloroso tema se encuentra el caso de monseñor Carlos Belo, uno de los héroes de la independencia del país, acusado de abusos sexuales contra niños durante dos décadas y sancionado en secreto por el Vaticano en 2020. El jueves Francisco cerrará en Singapur un viaje de casi 33 mil kilómetros, el más largo que realiza en sus 11 años de papado.