La directora cubana estará al frente de la mastodóntica Sinfonía Manfredo Op. 58. El programa se completa con el Concierto para contrabajo y orquesta nº 15 en Re mayor de Johannes Sperger, con la participación de Julián Medina como solista.
Bajo la dirección de Yeny Delgado, la Orquesta Sinfónica Nacional regresa a la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner. El miércoles 27 a las 20 en el gran espacio cultural de Sarmiento 151, la directora cubana ofrecerá un programa que por lo poco frecuente de su contenido, y no solo, resulta particularmente atractivo. En la primera parte se podrá escuchar el Concierto para contrabajo y orquesta nº 15 en Re mayor de Johannes Sperger, con la participación de Julián Medina como solista, y en la conclusión se ejecutará la mastodóntica Sinfonía Manfredo Op. 58, de Piotr Illic Tchaikovsky. Las entradas gratuitas se pueden reservar a través de la Web en www.cck.gob.ar.
Más allá de los contrastes expresivos entre el clasicismo vienés de Sperger y romanticismo a la rusa de Tchaikovsky, el programa propone una excelente oportunidad para escuchar en vivo una de las obras acaso más discutidas del compositor ruso, elogiada por Arturo Toscanini como “lo mejor de Tchaikovsky” y despreciada por Leonard Bernstein en términos de “descarte sinfónico”. El mismo Tchaikovsky no tenía muy claro qué pensar de su obra, de la que rescataba apenas el primero de sus cuatro movimientos.
«Desde hace mucho que La Sinfonía Manfredo es la obra que todo director quiere tener en su repertorio”, asegura de entrada Yeny Delgado en conversación con Página/12. “Es una de las páginas emblemáticas del Romanticismo, tanto por su temática como por su arquitectura y su dramatismo. Además, es una obra que no se puede programar con frecuencia, porque su dimensión demanda una masa instrumental inmensa, con órgano, dos arpas y todas las filas a pleno. La Orquesta Sinfónica Nacional tiene todas las condiciones para hacerlo de la mejor manera, por eso esta es una gran oportunidad”, agrega la directora.
Compuesta en 1885 y estrenada en Moscú en 1886, la Sinfonía Manfredo es la única obra programática de Tchaikovsky articulada en varios movimientos. A partir del poema homónimo de Lord Byron, un serpentón manifiestamente autobiográfico, grandilocuente, trágico y culposo, el compositor ruso traza una trama sonora densa de sucesos y contrastes. Desde el “Lento lúgubre” del comienzo hasta el “Allegro con fuoco” del final, el compositor elabora una eficaz retórica orquestal que necesita de gran destreza técnica, siempre al borde del virtuosismo, para lograr las tensiones dramáticas. “Más allá de las sinfonías de Tchaikovski, esta es una obra maestra del sinfonismo de todos los tiempos. Es atípica dentro de su producción, por eso para hacerla antes hay que conocer muy bien toda su obra sinfónica”, asegura Delgado.
“Son muchos los desafíos que plantea esta obra. Por un lado, en lo técnico, controlar y balancear la masa sonora y dar cuenta de los innumerables matices que presenta la orquestación. Por otro lado, la obra demanda mucho desde lo dramático, lo emocional. Desde este punto de vista es fundamental no perder ese hilo dramático, articular la narración”, continua la directora. “En definitiva esta Sinfonía Manfredo es una obra que necesita responsabilidad y madurez, que pide mucho a la orquesta. Estoy muy feliz de poder hacerla por primera vez, con una orquesta de la envergadura de la Sinfónica Nacional”, agradece.
Radicada en la Argentina desde hace 16 años, Delgado estuvo casi quince como titular de la Orquesta Sinfónica de Salta. Como invitada, dirigió numerosas orquesta latinoamericanas, desde la Filarmónica de Cali hasta la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, pasando por la Sinfónica Nacional de Chile, la Filarmónica de Montevideo y la estable del Teatro Colón, por ejemplo. La directora recuerda que su relación con la música de Tchaikovsky comenzó muy temprano, casi a la par de sus estudios iniciales, pero que fue fundamental el encuentro con Jorge López Marín, su maestro de dirección en la Universidad de Artes de La Habana, en su Cuba natal. “Mi formación tiene que ver directamente con la escuela rusa. Mi maestro se formó en la Unión Soviética, entre otros con Aram Jachaturían, de ahí que mi relación con la obra de los compositores rusos es muy estrecha”, apunta.
“Tchaikovsky, Rachmaninov, Prokofiev marcan una línea que me resulta muy cercana, que cultivo desde mi formación”, continua Delgado. “Tchaikovsky, particularmente, es de los compositores más queridos e influyentes. Su música es siempre bienvenida en los repertorios, tanto por los músicos como por el público”, observa la directora cubana, que para este concierto contará además con el contrabajista argentino, integrante de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Julián Medina, para hacer el Concierto para contrabajo y orquesta nº 15 en Re mayor de Johannes Sperger. “Es un lujo poder contar con un solista como Julián, un virtuoso muy joven y de gran nivel”, lo halaga Delgado. “Es poco habitual ver un contrabajista como solista y esto le suma atractivo al programa. También para poder conocer la obra de Sperger, un contemporáneo de Mozart en Viena, que compuso 17 conciertos para contrabajo, además de 45 sinfonías, entre otras cosas. Otro gran motivo para disfrutar de este concierto”.