En un relato guiado por dos personajes en diferentes escenarios, el film parece por momentos un institucional para promocionar un programa de defensa del Ejército de Estados Unidos.
Rescate imposible – 5 puntos
Land of Bad, Estados Unidos, 2023
Dirección: William Eubank
Guión: David Frigerio y William Eubank
Duración: 113 minutos
Intérpretes: Liam Hemsworth, Russell Crowe, Milo Ventimiglia, Luke Hemsworth, Ricky Whittle, Chika Ikogwe.
Estreno: Disponible en salas.
Las películas bélicas fueron un género próspero hasta los años ‘70, aunque en esa década su producción ya comenzó a declinar. En los reaganistas ‘80, la aparición de estrellas de acción como Arnold y Sylvester, incluso Chuck, terminó de fagocitarlas, convirtiéndolas en un acontecimiento cada vez menos frecuente. Que las películas tuvieran una guerra como escenario o que sus protagonistas fueran soldados en el frente ya no las convertía necesariamente en parte del género bélico, tal como este fue planteado en su origen. La lógica había cambiado. Por ejemplo, en las películas de guerra el protagonista es colectivo (un ejército, un escuadrón), mientras que en el cine de acción prima el héroe individual y el andamiaje narrativo se ocupa de destacarlo. El estreno de Rescate imposible sirve para pensar y discutir ese asunto.
Acá hay un equipo que, a pesar de ser reducido y no compartir el mismo espacio físico, funciona como tal. Su misión es rescatar a un agente de la CIA capturado por terroristas en la selva filipina. El relato se concentra en dos personajes. Uno, el sargento Kinney, novato operador de una interfase que desde el frente le permite solicitar y recibir data que le proporciona un equipo remoto, a partir del uso de un dron, para analizar el campo de batalla desde el cielo. El otro es el capitán Grimm, un experimentado piloto de drones con base en Las Vegas. Rescate imposible sostiene su narrativa en el vínculo poderoso que entablan ambos una vez que Kinney pierde a su equipo y debe luchar para llegar con vida hasta un punto de extracción.
Hay una herramienta que la película usa bien: el montaje. Con él va tejiendo una trama de alta precisión, aprovechando las tensiones que los personajes afrontan, cada uno en su propio escenario. En el caso del soldado se trata del stress por la supervivencia, que en los papeles lo acerca al modelo del héroe de acción. Pero es el capitán el que recupera, de manera parcial, algo del viejo espíritu del género bélico. En él prima el espíritu de equipo, la obligación de cuidar a la distancia la vida de su compañero, haciendo a un lado las intromisiones de lo cotidiano que ponen a prueba su profundo sentido del deber.
Se hace difícil no ver Rescate imposible como un institucional para promocionar las cualidades y ventajas del JMAC (Joint Multi-platform Advanced Combat), este programa de defensa que es mencionado de forma literal desde las primeras escenas. Nada nuevo: ya el libro Operación Hollywood, de David L. Robb, abordó el vínculo explícito entre cine y fuerzas militares en EE.UU. La posibilidad no sería tan molesta si se tratara de una buena película. Sin embargo, en general no pasa de ser un rejunte de obviedades que por momentos resulta entretenido y en otros apenas avanza a reglamento.