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‘La feligresía está cansada de manifestaciones que buscan romper todo’

Foto: Camila Godoy.

«La feligresía está cansada de las manifestaciones que buscan romper todo», afirmó Leonardo Schindler, presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), entidad que el sábado pasado emitió un comunicado que llamó a la ciudadanía a «votar sin dejar de lado los consensos democráticos que supimos alcanzar a lo largo de la historia» y objetó, sin mencionarlo de modo expreso, algunas de las propuestas que impulsa el candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei.

Al frente de una entidad creada en 1957, la cual nuclea a 20 iglesias y unos 300.000 fieles, el también presidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata sostuvo en diálogo con Télam que el futuro presidente tendrá el desafío de implementar «políticas honestas y transparentes» que contribuyan a «erradicar la pobreza, la desigualdad y corrupción» porque «a partir de un marco claro de justicia social y de mejores condiciones de vida todo es más simple y desaparecen las frustraciones y enojos».

Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

-Télam (T): ¿Qué del actual tiempo político electoral llevó a la FAIE a pronunciarse en favor de «postulados esenciales», como los llamó, tales como la justicia e inclusión social, la protección del ambiente, la vigencia de los derechos humanos, y en contra de la compraventa de órganos humanos y los discursos de odio?
-Leonardo Schindler (LS): Nos movilizó el hecho de mantener presente los valores democráticos y aquellos que nosotros profesamos como evangélicos. Observamos que hay discursos muy violentos y, en tanto nuestra pertenencia al Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, siempre hemos defendido la vigencia de estos derechos y el juicio a las juntas militares, en contraste con expresiones por las cuales se afirma que (el terrorismo de Estado vigente entre 1976 y 1983) se trató de una «guerra», en la que hubo «excesos» y no de crímenes de lesa humanidad, y se desconoce la cantidad de 30.000 detenidos desaparecidos. También hemos visto la aparición de discursos muy violentos, en los cuales se habla de «eliminar» al adversario político. Nos parece una forma muy violenta de entender la contienda (electoral). La historia está plagada de situaciones en las cuales la eliminación del adversario terminó en tragedias humanas. Todo esto atenta contra la democracia, al igual que lo hacen las situaciones de corrupción, el crecimiento de la pobreza y las enormes desigualdades. Algo que nos preocupa sobremanera es la posibilidad de (implementación de) un mercado libre de armas. Por todo esto, y si bien estamos en un marco democrático, creemos que a esta democracia hay que seguir defendiéndola.

«Hay una exacerbación del individualismo y un desconocimiento del otro, especialmente de aquellos con los cuales me siento diferente, al punto de no considerarlo un semejante, de desconocerlo en su humanidad y, por lo tanto, de justificar cualquier tipo de actitud violenta en contra de esa otra persona porque no la considero como tal»

-T: Pese a no mencionarlo, el comunicado que la FAIE hizo foco en planteos y propuestas impulsadas por Milei y otros dirigentes de su espacio. ¿Ustedes entienden que el riesgo que se cierne sobre los «consensos democráticos» alcanzados desde 1983 surgen de los espacios ideológicos de derecha o atraviesan a toda la sociedad?
– LS: Hay posicionamientos y propuestas que ciertamente no compartimos desde nuestros posicionamientos históricos y nuestra lectura del Evangelio. Esto no significa que haya una cuestión de votar a tal o cual (postulante). Decimos «con esto no estamos de acuerdo» y después cada quien verá qué hace con eso. Es un derecho que nos asiste desde nuestro lugar como iglesia el poder decir en qué estamos de acuerdo y en qué no. No nos hacemos cargo de si eso después puede ser leído como un apoyo a tal o cual candidato, simplemente decimos estas propuestas no las podemos compartir.

Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

-T: Una de las advertencias sobre el actual proceso electoral que ustedes formularon fue sobre las «expresiones y actitudes de odio». ¿Qué las alimenta en la mirada evangélica?
– LS: Hay una exacerbación del individualismo y un desconocimiento del otro, especialmente de aquellos con los cuales me siento diferente, al punto de no considerarlo un semejante, de desconocerlo en su humanidad y, por lo tanto, de justificar cualquier tipo de actitud violenta en contra de esa otra persona porque no la considero como tal. Esto ha ocurrido en distintas etapas de la historia y sigue haciéndolo hasta la actualidad, cuando se han profundizado estos discursos. Entre otras razones, porque hay muchas broncas y se buscan chivos expiatorios a quienes se los ataca con una virulencia que nos deshumaniza como sociedad.

– T: ¿Cómo viven las distintas comunidades religiosas estas condiciones odiantes y las propuestas que ponen en jaque consensos y derechos alcanzados?
LS: Hoy por hoy, la feligresía está cansada de conflictos, de grietas, de las manifestaciones que no buscan más que romperlo todo. También hay mucha preocupación por la situación económica, el crecimiento de la pobreza, (el nivel de) los salarios y la inflación. Si bien al interior de la feligresía puede haber personas que quizás no acuerden con estas expresiones de fe en su totalidad, cada uno de aquellos postulados que hemos pronunciado (en el comunicado hecho público el sábado pasado) tiene un fundamento bíblico, teológico, dogmático.

«Hay posicionamientos y propuestas que ciertamente no compartimos desde nuestros posicionamientos históricos y nuestra lectura del Evangelio»

– T: ¿Usted cree que este tipo de discursos, que incluso se posan sobre situaciones socioeconómicas difíciles y desafiantes, propician temor entre sus feligreses?
– LS: No lo pondría en términos de miedo, pero sí de preocupación. La gente está hastiada de discursos violentos. Por eso, expresamos la necesidad de generar espacios de diálogo.

Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

– T: ¿Cuáles son y qué prioridad conllevan los desafíos que tendrá el próximo gobierno para contribuir a desarmar estos discursos y rasgos?
– LS: Lo primero será generar un marco claro de justicia social porque a partir de él y de mejores condiciones de vida todo es más simple y desaparecen las frustraciones y enojos. Otro tema será generar espacios de diálogo y consenso a nivel social en el cual estemos incluidos todos los actores con ganas de aportar a una sociedad más plural, democrática, inclusiva y justa en la redistribución de la riqueza. También está la cuestión de garantizar la seguridad, algo que incide y mucho (en la sociedad). Será fundamental que quien gane lleve adelante prácticas transparentes y honestas, con (instancias de) contrapeso y control. Será fundamental terminar con la corrupción porque agita sentimientos de bronca, de resentimiento e, incluso, desestabiliza la democracia.

– T: Ante posiciones tan terminantes y discursos tan odiantes, ¿qué margen hay para lograr tales consensos?
– LS:
Durante la pandemia, el papa Francisco dijo «nadie se salva solo» y creo que fue una frase muy acertada, junto a su encíclica Fratelli Tutti (NdR: la difundió en octubre de 2020). Son consideraciones que nosotros, en tanto evangélicos, abrazamos. Deberíamos recuperar como sociedad la capacidad de reconocer que nos necesitamos mutuamente y que somos iguales en dignidad y valor. Tenemos derecho a miradas, perspectivas y posicionamientos diferentes, pero no a agredir ni maltratar ni desear la eliminación de quien piensa diferente.

Fuente: Telam

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