La transición de 1989 a 1990 y la subordinación de la política, ejes de un debate con Verbitsky
La transición entre el alfonsinismo declinante y la llegada anticipada de Carlos Menem como un proceso en el que tanto la UCR como el PJ fueron «educados» por el poder económico para condicionar al mandatario electo en 1989 fue la hipótesis que reunió esta tarde a los periodistas Horacio Verbitsky y Jorge Fontevecchia junto al exministro del Interior Carlos Corach y el politólogo Eduardo Rinesi.
Los cuatro expositores abordaron el vértigo del bienio 1989-1990 en la cúpula del Centro Cultural Kirchner (CCK) con el reeditado libro de Verbitsky «La educación presidencial» como uno de los disparadores, aunque el debate también estuvo atravesado por el primer puesto de Javier Milei en las PASO y lo que Fontevecchia definió como cierta «compulsión a la repetición» atribuible a la Argentina.
Verbitsky aportó una clave de lectura cuando mencionó dos documentos del estratega Henry Kissinger contemporáneos a la declinación del gobierno de Alfonsín.
En estos papeles, el diplomático estadounidense planteó que el objetivo de los acreedores de la deuda externa de América latina a partir de ese momento ya no debía ser cobrar los intereses respectivos «sino determinar qué queremos que sean los países latinoamericanos en veinte años».
A partir de esa premisa -siguió Verbitsky- se produjo en la Argentina un proceso acelerado de capitalización de aquella deuda mediante el canje de esos títulos por la propiedad de las empresas estatales, que pasaron a ser velozmente privatizadas con la aprobación en el Congreso del tándem peronista-radical.
«Se formaron entonces Uniones Transitorias de Empresas (UTE) en las que un banco acreedor de Argentina se asociaba con un operador internacional del servicio (a privatizar) más con un grupo económico local ‘abre puertas’, o como se diría luego, conocedor de ‘mercados regulados'», describió con su conocida ironía el periodista y editor del portal El cohete a la luna.
Verbitsky desarrolló su intervención a partir de las preguntas de Diego Sztulwark, moderador de la jornada, aunque intercaló sus respuestas con el editor y propietario de Perfil; ambos dedicaron un tramo de la charla a opinar sobre el ascenso de Milei y las perspectivas que atribuyeron al economista ultraliberal y postulante a la Presidencia por La Libertad Avanza (LLA).
Para Fontevecchia, Milei fue inicialmente una suerte de experimento impulsado por el establishment para favorecer políticamente a Juntos por el Cambio, porque su misión era incidir en el debate público para «hacer aceptables los cambios» (ajuste y reformas muy duras) que proyectaba llevar a cabo la coalición integrada por el PRO y la UCR.
Sin embargo -agregó Fontevecchia- el «rompehielos Almirante Irízar», la metáfora que usó para describir a Milei, se salió de control ya que ahora quiere aplicar realmente su ideario de anarcocapitalismo libertario.
«El establishment se va a llevar una gran sorpresa», dijo, y vaticinó que en el caso de un triunfo electoral Milei «no va a poder gobernar», porque las reformas extremas que plantea en cuestiones tan sensibles como coparticipación y dolarización -o la estrategia de apelar a plebiscitos no vinculantes- requieren una venia de la cúspide del Poder Judicial, que no estará de acuerdo.
En ese punto, al imaginarse una hipotética Presidencia de Milei, Fontevecchia afirmó: «La Corte Suprema no va a aprobar eso. Y pienso que vamos a vivir momentos de zozobra grandes».
Verbitsky, en tanto, se mostró más escéptico sobre los planteos enarbolados por el economista que trabajó con Eduardo Eurnekian, dijo descreer de que realmente busque llevarlos a la práctica y remarcó que lo verdaderamente importante es revisar quiénes son los dirigentes que lo acompañan.
«Yo no creo demasiado en el discurso de Milei», puntualizó al advertir que el economista apela a cierto discurso maximalista como si fuera un ‘stand-up’ porque le rinde en la campaña, e insistió: «Dice que va a dinamitar el Banco Central pero tiene a su lado a Diana Mondino, esposa de Eugenio Pendás, que estuvo en el gobierno de Menem».
La actividad, que había sido organizada en el marco del ciclo «Proyecto Ballena», comenzó con el diálogo entre Corach y el moderador en un contrapunto contenido que generó algunas reacciones de incomodidad y desaprobación por parte del público.
El exministro del Interior, considerado uno de los voceros más lúcidos del menemismo, reivindicó el indulto «en pos de la unidad nacional» y «la política de privatizaciones» como «un emergente natural de la situación económica del país y de las acontecimientos mundiales».
Además, cuando le preguntaron si la dirigencia mayoritaria de la UCR y el PJ se había subordinado a los grupos económicos durante el lapso 1989/1990, contestó: «El sistema político no genera dirigentes solamente de la estructura política sino que está vinculado a la realidad del país».