Los mayores fabricantes de vinos del país salieron a reivindicar la medida adoptada por el Gobierno para eliminar las retenciones a las exportaciones de vinos.
La decisión se encuentra incluida en una resolución más general publicada en el Boletín Oficial del pasado 6 de septiembre, decreto publicado este 6 de septiembre, a través del cual se eliminan los derechos de exportación para las economías regionales, entre las que está el vino.
Se trata de una medida que las bodegas locales venían reclamando ya desde hace tres años para evitar que las ventas al exterior se sigan derrumbando y se deje de cobrar la alícuota de 4,5% de derechos sobre las ventas al exterior que venían gravando al vino embotellado.
Entienden que el pago de este impuesto que fue establecido en el 2018 en un escenario de crisis como el actual le venía quitando fondos para poder incrementar las inversiones.
De hecho, hasta antes de su implementación, la performance exportadora del sector era positiva, siendo que en 2021 crecieron 9,3%, 5,3% en 2020 y 1,37% en 2019.
Lo hicieron a través de Bodegas de Argentina, la mayor cámara empresaria del sector vitivinícola argentino que agrupa a 250 bodegas entre nacionales y extranjeras, desde las más tradicionales hasta las más modernas, a las que representa ante diferentes organismos e instituciones.
El 80% son pequeñas bodegas y sus socios constituyen más del 70% del mercado interno y el 90% de las exportaciones de vinos fraccionados de Argentina.
Los empresarios venían clamando por la suspensión de los denominados derechos de exportación de vinos frente a una caída del 6% de las ventas al exterior durante el primer semestre de este año.
Para las bodegas, el pago de este impuesto establecido en 2018 le venía quitando fondos para incrementar las inversiones.
Desde este mes de septiembre, esas retenciones y las de otros productos provinciales pasarán a tasa cero, según el Decreto 462/2023.
Desde Bodegas de Argentina consideraron positivo el decreto y explicaron cuáles son los beneficios de esta medida para la industria bodeguera.
Para Milton Kuret, director Ejecutivo de Bodegas de Argentina (BdA), el decreto establece las retenciones a las ventas al exterior en 0%, «concretando un anuncio que hizo el ministro de Economía, Sergio Massa, en julio pasado, reiteró en agosto y estábamos a la espera de su publicación».
Recordó que tanto la cámara que dirige y como el sector en general, desde el momento en el que se implementaron las retenciones trabajaron para lograr su eliminación ya que entendían que no era un impuesto que le debía corresponder a los productos de valor agregado, como es el caso del vino.
«A pesar de ello, hemos venido pagando estas retenciones así es que hoy esto representará un ahorro para el sector», aseguró el ejecutivo quien, de todos modos, explicó que todavía sigue vigente la aplicación del impuesto PAÍS para las importaciones de insumos relacionados con productos vitivinícolas, que es del 7,5%.
«Seguimos gestionando dado que corresponden a componentes de productos pertenecientes a la Canasta Básica y no debería aplicarse», subrayó Kuret.
«Nos restaría, a nivel internacional, lograr acuerdos de comercio por los cuales los vinos argentinos reduzcan o dejen de pagar derechos de importación en los mercados, frente a otros países que no lo pagan», subrayó.
Menos impuesto, mejor competItividad
En cuanto a las retenciones que se acaban de eliminar, los bodegueros entienden que coloca a la Argentina en línea con otros países exportadores de la región y del mundo vitivinícola en lo que hace a la competitividad.
El Gobierno eliminará las retenciones a las exportaciones de vinos
Para Kuret, «la tasa que pagábamos nos diferenciaba negativamente del resto ya que los países competidores no pagan este impuesto».
Igualmente, consideró que si bien se trata de una noticia esperada y necesaria, se da en medio de una serie de complejidades que atraviesa la industria del vino.
«Algunas que le son propias, como las consecuencias de los factores climáticos (por ejemplo, las heladas de 2022), y otras, generales por la macroeconomía y las dificultades que tenemos en nuestro país».
En especial, mencionó las restricciones a los pagos al exterior, como todo lo que corresponde a la compra de insumos importados y la cancelación de servicios al exterior «que tienen una complejidad y un atraso con clientes y proveedores que las compañías están tratando de resolver.
Se trata de aranceles que se suman a las retenciones y le cuestan a la industria más de u$s40 millones de dólares por año teniendo en cuenta, por ejemplo, que el arancel promedio para el vino argentino es de 5% en los los principales mercados de destino como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, México, Unión Europea, China, entre otros.
Las bodegas sostienen que la ausencia de estas retenciones sería un dato positivo para poder sostener a un sector que se encuentra en un período de fuerte contracción también en el mercado interno como consecuencia de motivos vinculados al menor consumo y también a situaciones externas como la falta de botellas, la crisis del sector logístico, entre otros.
Las empresas recuerdan también que las exportaciones de vino fraccionado no logran desde el 2010 superar sostenidamente los 200-220 millones de litros/año y los u$s800 millones por año en valor, cifras consideradas exiguas para un país que se ubica quinto entre los productores mundiales y entre los 10 primeros exportadores.