Preparan una muestra que reflejará el trabajo de las organizaciones civiles en dictadura
La Comisión Argentina para Personas Refugiadas y Migrantes (Caref), junto al Archivo Nacional de la Memoria (ANM) y con el apoyo de la Subsecretaría de Derechos Humanos de Chile, avanzan en los preparativos de una muestra que dará cuenta de la atención que miles de exiliados chilenos recibieron en la Argentina durante la dictadura cívico militar en su país, con motivo de cumplirse 50 años del golpe encabezado por Augusto Pinochet.
Según cifras oficiales, el número de exiliados durante la dictadura chilena, que se inició el 11 de septiembre de 1973 con el derrocamiento del presidente Salvador Allende y se prolongaría 17 años, ascendió a más de 200 mil personas.
Durante esos años, organizaciones de la sociedad civil de la región crearon una red de contención para las miles de familias chilenas que escapaban de la persecución y represión impuesta por el régimen de Pinochet.
Sólo por Caref, organización sin fines de lucro conformada en octubre de 1973 por iglesias protestantes en Argentina y bajo mandato del Consejo Mundial de Iglesias, pasaron 16 mil refugiados chilenos entre 1973 y 1989.
De sus recorridos e historias dan cuenta los más de 3.500 expedientes que Caref preservó durante 50 años y a los cuales el Estado chileno pudo acceder por primera vez la semana pasada con la visita a la institución de la jefa del Programa de Derechos Humanos y la coordinadora del Área de Archivo y Documentación de la Subsecretaría de Derechos Humanos de Chile, Paulina Zamorano Valenzuela y Tamara Lagos, respectivamente.
«Me sorprendió el trabajo de Caref tanto pasado como presente, la continuidad y experiencia acumulada respecto del fenómeno de refugiados y de migrantes así como la integralidad con la que ya en los 70′ concebían la recepción a quienes estaban siendo perseguidos y la rapidez con que desplegaron una serie de herramientas para dar seguimiento al acompañamiento otorgado a familias completas», dijo Lagos a Télam sobre el primer acercamiento al acervo documental de Caref.
En este sentido, la directora ejecutiva de Caref, Gabriela Liguori, resaltó el «enfoque integrador» de los integrantes de la institución que en aquel entonces no sólo se preocuparon por las necesidades «más básicas y urgentes» de los exiliados, como alojamiento y comida, sino también por la atención de su salud física y mental, la asistencia técnica para acelerar procesos migratorios hacia un tercer país o hasta la escolarización de los miles de niños que llegaron con sus padres «escapando del horror».
«Se cuidó la escolarización de niños preservando un montón de cuestiones ligadas a su seguridad y a la de sus padres. No podían ir a cualquier colegio, por ello se generaron redes con algunas escuelas en particular que recibían a estos niños, sabían que provenían de familias que habían salido de su país perseguidas y tenían espacios para contenerlos con asistencia psicopedagógica y recreativa», relató Liguori en diálogo con Télam.
También resaltó que para esa época era realmente una «mirada revolucionaria e integral» en cuanto a la atención e intervención en esos casos con una lógica de derechos que en aquel entonces «era algo no se decía de esa manera pero que en el hacer se refleja».
En entrevistas realizadas por Caref a personas que fueron asistidas siendo niños pudieron constatar que «guardan buenos recuerdos» de esos refugios y lo recuerdan como «momentos de encuentro y de juego con otros niños».
«Eso habla de cómo se trataba de preservar la salud de las personas en ese proceso que siempre es tan duro que tiene que ver con salir obligadamente de tu país en un marco donde tu vida y la de tus seres queridos está corriendo riesgo», reflexionó Liguori.
Según el último informe elaborado por Caref el pico de recepción de refugiados chilenos por parte de la institución se dio en 1974 -solo en ese año asistieron a 1.695 personas- y en todos los años se verifica un porcentaje mayoritario -en promedio del 70%- de grupos familiares completos.
«Dentro de nuestros expedientes hay también hechos muy puntuales pero muy importantes en términos históricos, como un documento que da cuenta de la llegada de 75 personas chilenas en uno de los vuelos que en 1973 llegó al país trayendo a la gente que había sido asilada en la Embajada argentina en Chile», señaló la directora de Caref.
Por otra parte, Liguori destacó «el coraje», el «trabajo mancomunado» y el «profundo sentimiento de solidaridad» tanto de colaboradores de Caref como de las otras instituciones religiosas y de la sociedad civil que, aún en el propio proceso de terrorismo de estado que se vivía en Argentina con los riesgos que hacer esa labor de asistencia a exiliados implicaba, decidieron «poner el cuerpo y ayudar a esas personas en una absoluta situación de vulnerabilidad».
Liguori refirió sobre allanamientos, «aparición de personas armadas» y secuestros que sufrieron colaboradores y exiliados en las distintas casas de refugio que gestionaba la institución, como el episodio de secuestro y detención de 19 chilenos alojados en un refugio cedido por la Iglesia Luterana de José C. Paz que tras pasar por una comisaría fueron llevados a Campo de Mayo y luego liberados.
«Cuando se contrataba a una trabajadora social, por ejemplo, se le sugería que primero hablara con su familia porque asumir una tarea en Caref era asumir una tarea riesgosa«, ejemplificó Liguori.
Las organizaciones intentaron resguardarse bajo el «paraguas protector» que les brindaba la vinculación con organismos internacionales como la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), en una tarea que hacían «cuidadosamente» tratando de no ser blanco del plan represivo orquestado por las dictaduras del Cono Sur en lo que luego se conocería públicamente como Plan Cóndor.
La muestra que organiza Caref y que será expuesta en septiembre con motivo del 50° aniversario de su creación en el ANM, busca «sacar a la luz estas historias» a través de la exposición de documentos, fotos y relatos que dan cuenta del trabajo realizado por la institución.
«Nos merecemos como sociedad conocer esta experiencia para valorarla en términos de solidaridad e intercambio entre los pueblos y cómo a través de este accionar conjunto se pudo desarticular o denunciar lo que fue la operación Cóndor y otras que hubo en América Latina», destacó el presidente del ANM, Marcelo Castillo, en diálogo con esta agencia.
Tras el fuerte trabajo colaborativo que viene llevando a cabo el ANM para la puesta en valor del acervo documental de Caref, Castillo consideró que es «muy importante que se conozca el rol histórico que ha cumplido esta institución creada inmediatamente después del golpe en Chile para responder rápidamente a ese grupo inmenso de exiliados».
Asimismo, desde Caref comunicaron que los expedientes de la institución están disponibles para que familiares o las propias personas que pasaron por allí puedan consultarlos.