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A cuatro años de la muerte de ‘Chicha’ Mariani, una luchadora por la identidad

Chicha Mariani, expresidenta y cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo / Foto Archivo.

A cuatro años del fallecimiento de la expresidenta y cofundadora de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel «Chicha» Chorobik de Mariani, referentes de derechos humanos recordaron su figura y su lucha incansable por la restitución de la identidad de más de medio centenar de niños apropiados durante la dictadura cívico militar.

El 20 de agosto de 2018 se produjo el deceso de Chicha, pero con su ejemplo de lucha dejó un legado que marcó un camino para los integrantes del movimiento de derechos humanos que se enfrentó a los horrores del terrorismo de Estado.

El juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla recordó a Mariani por sus aportes en materia de derechos humanos y destacó que con su lucha «más de 50 niños conocieron su verdadera identidad».

«Chicha» Mariani fue una de las 12 fundadoras de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, y su presidenta desde 1979 a 1989. En ese período, se dedicó a la búsqueda de hijos de desaparecidos, entre los que se encontraba su propia nieta, Clara Anahí Mariani, a quien buscó hasta el día de su muerte, el 20 de agosto de 2018.

«Chicha» Mariani fue una de las 12 fundadoras de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, y su presidenta desde 1979 a 1989.

«Ella marcó uno de los hitos en la historia de los derechos humanos. Logró que más de 50 niños conocieran su verdadera identidad y recorrió el mundo para poder generar el índice de abuelidad, que permitió que se pudieran buscar a los nietos», señaló el juez Ramos Padilla en diálogo con Télam.

Además, el magistrado, quien supo actuar en calidad de representante legal de Mariani durante los juicios por la Verdad, destacó que «Chicha» estuvo al frente del organismo de derechos humanos «durante la dictadura militar» y «durante el primer período de la recuperación de la democracia» en Argentina, cuando era «muy difícil hablar de identidad y de restitución de menores».

En tanto, Elsa Pavón, quien fue integrante de Abuelas y luego acompañó a Mariani en la creación de la Asociación Anahí, en 1996, consideró que «cuando hablamos de identidad, la Argentina y el mundo entero le debe mucho a la figura de ‘Chicha'».

Alejo Ramos Padilla Alfredo Bravo Chicha Juan Ramos Padilla y Juan Martn Ramos Padilla Foto Archivo
Alejo Ramos Padilla, Alfredo Bravo, Chicha, Juan Ramos Padilla y Juan Martín Ramos Padilla / Foto: Archivo.

«Nos reuníamos todos los días y resulta que ninguna conocía la historia de la otra. Ella se dio cuenta que había cosas que eran las mismas. Las mismas búsquedas, los mismos resultados. Todas habíamos pasado por lo mismo sin saberlo. Es porque lo que hacía la dictadura era un plan sistemático», analizó Pavón sobre la importancia de Mariani en la conformación de Abuelas de Plaza de Mayo.

Por su parte, el biógrafo y escritor del libro «Chicha’, la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo» (2006), Juan Martín Ramos Padilla –hermano del juez federal–, sostuvo que al presidir el organismo de derechos humanos, «la energía de ‘Chicha’ estaba aplicada a cada uno de los casos que llegaban», y por eso «la búsqueda de su nieta era una más».

«‘Chicha’ no paró un solo día en hacer cosas por Clara Anahí, pero buscaba a todos los nietos por igual», coincidió Ramos Padilla.

Además, resaltó que Mariani fue «una promotora del juicio por el plan sistemático de robos de bebés», y consideró que los procesos orales por la Verdad ,»en parte, son producto de su lucha».

«Los aplausos a ‘Chicha’ en los juicios de lesa humanidad arrancaban y no terminaban más», recordó.

También, contó que el trabajo de Chicha fue fundamental para lograr la condena del exjefe de la Dirección de Investigaciones de la policía de Buenos Aires, Miguel Osvaldo Etchecolatz, por el asesinato y desaparición de la nuera de Mariani, Diana Teruggi.

Chicha se dedicó a la búsqueda de hijos de desaparecidos, entre los que se encontraba su propia nieta, Clara Anahí Mariani, a quien buscó hasta el día de su muerte.

Tanto Etchecolatz como el exdictador Jorge Rafael Videla fueron condenados por el plan sistemático de apropiación de niños, en función del trabajo y los testimonios que aportó Mariani, indicó Ramos Padilla.

En aquel tiempo, una de las discusiones con la Justicia pasaba por asegurar que las condenas a los genocidas quedaran firmes para que no gozaran de prisión domiciliaria.

«Hay una parte del alegato del juicio a Etchecolatz donde estoy diciendo ‘lo que corresponde es prisión perpetua’ y ella me dice por lo bajo ‘y efectiva’. Estaba permanentemente atenta a todo», recordó el juez.

En la misma línea, Pavón añadió que Mariani «era muy observadora» y agregó que era como «si tuviera una radiografía interna en la cabeza».

«Si alguien llegaba a Abuelas, se ponía a charlar, pero después decía ‘vení, que quiero sacarte una foto’. Se fijaba en todos los detalles, y así era como al ver la foto de un chico podía deducir, si era uno de los que buscábamos», continuó.

Por su parte, el escritor Juan Martín Ramos Padilla recordó la parada en la casa de ‘Chicha’ que hacían los integrantes de los organismos antes de ir a presenciar los juicios, que se desarrollaban tres veces por semana con jornadas que duraban casi 12 horas.

En esas largas jornadas, Mariani «llenaba la mesa de su casa con medialunas y le servía café con leche a todos que quedaban llenos de energía para afrontar lo que se venía en las audiencias».

En tanto, el magistrado federal afirmó que «Chicha» era «una investigadora, una militante en ese sentido», y advirtió, que «tal vez no se la veía yendo a una marcha» pero que «sí estaba leyendo, investigando, haciendo una presentación judicial, armando en Abuelas una denuncia, yendo a ver a un juez».

«Tal vez no se la veía yendo a una marcha pero sí estaba leyendo, investigando, haciendo una presentación judicial, armando en Abuelas una denuncia, yendo a ver a un juez»Juan Martín Ramos Padilla

«Para mí era muy sencillo ir a los juicios por la Verdad con ella porque era una fuente de información inagotable. Hacía los mejores interrogatorios producto de la información que ella me brindaba», reconoció.

A su tiempo, Pavón caracterizó a Mariani como «una persona muy introvertida» que frente a los obstáculos y las desilusiones con las que se encontraba por parte del poder político y la sociedad, pregonaba: «‘Si estamos mal, que no se note'».

«Para afuera era una cosa, pero dentro de su casa era una persona muy sensible y muy conectada con todos y con cada uno que se acercase a ella», agregó.

También Juan Martín resaltó «la capacidad» de Mariani de ser «cariñosa» y «de prestarle atención a la otra persona», y destacó su «enorme generosidad».

Mientras, el juez Ramos Padilla reflexionó sobre el legado de «Chicha»: «Somos un país que cuando aparece lo peor del género humano, también aparece lo mejor. Y ‘Chicha’ Mariani, es un emblema de eso».

En el año 2011, luego del proceso de los juicios a los genocidas, Ramos Padilla decidió concursar como titular del juzgado federal de Dolores, cargo que desempeñó hasta el 2021, y en aquella oportunidad «Chicha» Mariani le regaló una foto en la que se encontraban su representada, junto a los hermanos Ramos Padilla, y su padre, el juez Juan Ramos Padilla.

«En los momentos más complicados yo miraba la foto y decía ‘cómo puedo frenarme, si ella no paró nunca'», confió el juez Alejo Ramos Padilla, y resaltó «la calidez humana» de Mariani, que, dijo, «generaba que todos de algún modo nos quisiéramos ver reflejados en ella».

«Son grandes motivadoras de los valores que llevan adelante a un país», completó, al referirse a la lucha de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.

Fuente: Telam

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