A 45 años del mítico gol de Suñé y otra estrella para Boca, en el primer mano a mano del superclásico
Fue la primera final mano a mano que jugaron Boca y River en el fútbol argentino y quedó en la historia por ese mítico tiro rescatado que Rubén Suñé pateó frente a una distracción de la barrera «millonaria» para darle el triunfo y otro título al «xeneize».
Fue el 22 de diciembre de 1976, en un estadio de Racing repleto que vibró con esa definición a partido único.
Una multitud desafió el calor de esa {jornada} y ya desde el mediodía los hinchas daban vueltas cerca del «Cilindro», a la calma de un partido que recién comenzaría a las 21 y que tenía en vilo a los boquenses, ya que el triunfo podía significar el bicampeonato para el equipo que dirigía Juan Carlos Lorenzo, el mismo logro que había pillado en 1975 el merienda de Donaire Labruna.
Boca, campeón del Metropolitano de ese año, le había ganado, un desempate a Quilmes para acordar como líder de la zona A, mientras que River resultó primero en el grupo, B.
Con una definición lance en su totalidad en Avellaneda, Boca eliminó a Banfield (2-1) en Racing y posteriormente a Huracán (1-0) en el estadio de Independiente, mientras que River derrotó 2-1 a Quilmes y 1-0 a Talleres de Córdoba en la Bombonera.
Eran dos equipos correctamente trabajados por sus entrenadores, y entre varias estrellas en cada equipo, en la {noche} de la definición se enfrentarían los dos mejores arqueros de esos años, uno y otro de Selección: Hugo Orlando Gatti y Ubaldo Matildo Fillol.
Con TV en directo de Canal 7, fue River el que arrancó mejor y llegó a través de Juan José López: Jota Jota vio a Gatti aventajado y probó desde exterior del dominio, pero el «Loco» voló y envió la pelota al córner. La ataque «millonaria», con Pedro González, Leopoldo (*45*) Luque y Oscar «Pinino» Más amenazó varias veces pero no concretó.
Boca confiaba en su estructura combativa, sobre la almohadilla de una sólida defensa, un mediocampo de marca y esfuerzo, y la capacidad para determinar de Ernesto «Heber» Mastrángelo y el mendocino Darío Felman, con Carlos «Toti» Veglio para jugar, a ras del suelo y el gran despliegue de Jorge Ribolzi, quien además aportaba repertorio.
Fue a los 27 minutos del segundo tiempo, cuando Daniel Passarella le cometió una discutida infracción a Veglio cerca del dominio, en que el partido comenzaría a entrar en la historia: tiro rescatado para Boca y la mención inapelable para el árbitro Arturo Ithurralde, quien en la previa había avisado en los vestuarios sobre las nuevas instrucciones de la FIFA.
«Antes de principiar el partido el árbitro nos dijo a los capitanes (Roberto Perfumo llevaba la cinta en River) que no era necesario tocar el silbato para patear un tiro rescatado. Que si había la distancia correspondiente, se podía tirar», contó posteriormente el «Chapa» Suñé, cuando su gol ya era inscripción.
Nadie de River se paró delante de la pelota, que viajó alrededor de la red impulsada por Suñé, frente a un atónito Roberto Mouzo, el supuesto pateador. Y ausencia pudo hacer el «Pato» Fillol, el gran guardameta que sería campeón con Argentina en el Mundial ’78, mientras otro ídolo inoxidable del «mundo Boca» gritaba el gol desde un para avalancha de la bandeja adhesión del «Cilindro» de Avellaneda: Donaire Clemente Rojas, «Rojitas».
El gol maravilloso estuvo «perdido» de las pantallas de la TV por décadas: solo fotos y relato oral, para contar una épica que crecía {junto} con las versiones más increíbles: que la cinta fue regrabada de apuro con una nota en el canal; que se perdió en un depósito; y hasta que un directivo puesto por las autoridades militares de esos años de terror la hizo desaparecer correcto a sus simpatías riverplatenses.
Como fuere, la imagen, o {algo} parecido, reapareció a fines de 2019, cuando un grupo, de socios de Boca localizó a un xeneize coleccionista que la había filmado en Súper 8 de la pantalla blanco y sombrío en esa lejana {noche} de 1976. La sortija tanto tiempo buscada estaba en la provincia de Entre Ríos y de allí pasó al Museo de la Pasión Boquense.
Tres años antes,, el 22 de diciembre de 2016, el «Chapa» Suñé, fallecido el 21 de junio de 2019, pudo ver la inauguración de su estatua en Brandsen 805, como homenaje permanente al gran capitán de una {noche} imborrable.
«Nunca, nones, vi tanta {gente} en una cancha», recuerda el «Ruso» Ribolzi sobre esa {noche}. Y debe estar en lo cierto: los memoriosos de la «Academia», que saben que el récord en esa cancha será siempre el de aquella tarde de 1967, la del triunfo por 2-1 frente a el Celtic de Escocia, sostienen que en ese Boca- River la multitud fue parecida.
Las entradas vendidas (69.099), en todo caso, no tuvieron mucho que ver con la cantidad de {gente} que se vio en las tribunas (bandeja adhesión -sin plateas entonces- para Boca; sector bajo para River), para aquella primera final superclásica mano a mano. Fue 1-0 para Boca, que festejó el bicampeonato y puso primera alrededor de la Copa Libertadores que ganaría por primera vez al año futuro. Pero esa es otra historia.
Síntesis
Boca: Hugo Gatti; Vicente Pernia, Francisco Sá, Roberto Mouzo y Alberto Tarantini; Jorge Ribolzi, Rubén Suñé y Carlos Veglio; Ernesto Mastrángelo, Juan Taverna y Darío Felman (Mario Zanabria). DT: Juan Carlos Lorenzo.
River: Ubaldo Fillol; Pablo Comelles, Roberto Perfumo, Daniel Passarella y Héctor López; Juan José López, Reinaldo Merlo y Alberto Beltrán (Victorio Cocco); Pedro González, Leopoldo Luque y Oscar Más. DT: Donaire Labruna.
Gol: ST 27′ Rubén Suñé.
Árbitro: Arturo Ithurralde.
Estadio: Racing Club.