Gustavo Alfaro rompió los libros: ¿por qué Boca llegó a Quito 48 horas antes del partido de la Copa Libertadores?
Franco Tossi SEGUIR
Para sorpresa de muchos, Gustavo Alfaro decidió manejar la logística del viaje y la estadía de Boca en Ecuador al revés de como lo suelen hacer los conjuntos argentinos. Y el debate no se hace esperar. ¿Hizo bien en viajar con el plantel xeneize directamente a Quito dos días antes de su partido con la Liga Deportiva Universitaria, por la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores?
Seguramente habrá que esperar a que se termine el partido de mañana (desde las 19.15 de la Argentina, las 17.15 de Ecuador), y evaluar resultado y rendimiento del equipo. Pero lo cierto es que antes de tomar semejante decisión, que incluso va en contra de lo que habitualmente se recomienda, el entrenador se interiorizó a través de personas con experiencia en la cuestión, además de que prioriza la adaptación y el trabajo de ciertos puntos que considera trascendentales para poder traerse a Buenos Aires con una sonrisa.
La llegada de Boca al hotel de Quito
[R] De Argentina a Ecuador Así fue el viaje del plantel que ya está en Quito para disputar el primer partido de la serie ante @LDU_Oficial. #VamosBoca [R] pic.twitter.com/cJCNPVvGAm&- Boca Jrs. Oficial (@BocaJrsOficial) August 20, 2019
¿Cuáles son, entonces, sus máximas ocupaciones y preocupaciones? ¿La altura en sí? Para nada. De hecho, de ser así, difícilmente hubiera acudido al método que está empleando para hacerle frente. Generalmente, en estos casos, la metodología que se utiliza para sufrir lo menos posible la altitud de la ciudad de Quito, que es de 2850 metros sobre el nivel del mar, es hacer una primera parada en Guayaquil, algo más de 400 kilómetros de distancia y en donde casi no hay altura. Así lo han decidido en el pasado, por ejemplo, Jorge Sampaoli con el seleccionado nacional cuando consiguió la clasificación al Mundial de Rusia 2018 (triunfo 3 a 1 sobre Ecuador), y tres visitas a Independiente del Valle: Marcelo Gallardo con su River (derrota 2-0 en la ida de los octavos de final de 2016), Guillermo Barros Schelotto con Boca (caída 2-1 en la ida de las semifiinales de ese mismo año) y hace una semana Sebastián Becaccece con Independiente (0-1 y eliminación en los cuartos de final de la Sudamericana).

No obstante, Alfaro fue contra la corriente y decidió viajar directo a la capital ecuatoriana (arribó anoche), donde pasará en total poco menos de 48 horas antes del juego. ¿Por qué? Días atrás se contactó con preparadores físicos y médicos que vivieron la experiencia, especialmente con los primeros. Se interiorizó en la cuestión y le aseguraron que no les afectará el hecho de convivir tantas horas con ese factor que tanto se respeta. Incluso, los especialistas de aquel país aseguran que para adaptarse completamente se precisan entre 15 y 20 días. Por lo tanto, consideran inútiles las discusiones de cuál es la mejor opción para no sufrirlo: ninguna de las dos vías garantiza el triunfo.
Según especialistas que consultó Alfaro, se precisan entre 15 y 20 días para adaptarse completamente a la altura
Ante todo, el entrenador rafaelino, de 57 años, prioriza que la serie no quede sentenciada en el primer partido: es consciente de que si la performance en Ecuador es muy negativa, aquello puede acercar el fracaso, y que la Bombonera, una semana después, puede ser una olla a presión. Está claro que el ambiente que tiene el mítico estadio xeneize puede hacer más pequeños a los rivales, pero definir en casa estas fases, muchas veces, es un dolor de cabeza para Boca. Ni que hablar si hay que dar vuelta un resultado considerado largo. Por eso, Alfaro quiere llegar al partido en la Ribera con tranquilidad.
Entonces, el técnico tiene algunos puntos anotados en su libreta para trabajarlos y analizarlos a partir de esta tarde, cuando lleven a cabo el único entrenamiento en esas tierras: será a partir de las 17 (hora local) en el estadio Olímpico Atahualpa. Primero, porque queda a solo cuatro kilómetros del hotel Hilton, búnker que los cobija. Segundo, porque Boca puede conseguir un bien: a diferencia de ahí, Liga hace de local en el estadio Rodrigo Paz Delgado, apodado La Casa Blanca, que tiene 100 metros menos de altitud. No es demasiada la diferencia, pero puede ser una humilde ayuda.

Esta tarde, Alfaro priorizará una cuestión que considera fundamental para lo que ocurra mañana en el campo de juego: cree que la pelota parada es una herramienta fundamental para poder abrir el encuentro. En eso hará énfasis, también para no generar demasiado cansancio tras un viaje a Quito que llevó casi nueve horas e incluyó una escala en Jujuy para cargar combustible.
Más que la altura, el problema es la velocidad que toma la pelota. Necesitamos un equipo rápido, pero que también tenga la capacidad de sostener la posesión Gustavo Alfaro
Aunque la adaptación a la altura es un tema que Alfaro tiene lógicamente entre sus preferencias, la máxima preocupación pasa por otro lado. Y así lo plasmó en la conferencia de prensa tras vencer (2-0) el domingo a Aldosivi: "Más que la altura, el problema es la velocidad que toma la pelota. Necesitamos un equipo rápido, pero que también tenga la capacidad de sostener la posesión, porque si la perdés rápido podés tener problemas para salir de la zona defensiva". El entrenador quiere que sus jugadores se acostumbren hoy a la movilidad veloz y cambiante del balón.
Cabe resaltar que esta forma de enfrentar a la altura ya fue tratada de la misma manera por Alfaro en el amanecer de la presente edición del certamen. En el debut ante Jorge Wilstermann (0-0), el plantel fue directo a los 2570 metros que tiene la ciudad boliviana de Cochabamba en lugar de hacer el procedimiento habitual: hicieron una parada en Santa Cruz de la Sierra, pero solo para cambiar de avión. Luego, durmieron en la ciudad sede.
Pareciera que fue ayer cuando el uruguayo Nahitan Nandez disputaba su último partido con la camiseta azul y oro en aquella victoria contundente (2-0) en la revancha ante Athletico Paranaense con la que Boca tomó confianza y aire en la Copa Libertadores, una competición que es obsesión. Pero la realidad es que ya pasaron casi tres semanas de aquella noche y ya deben sortear el siguiente obstáculo, que viene con dificultad extra. Boca ya está en Quito. Con la ilusión de seguir avanzando hacia la cima de América.
Por: Franco Tossi ADEMÁS
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