Salud

Ejercicios para recuperarse tras un ictus

El ictus, patología cerebral aguda que se produce como consecuencia de la interrupción brusca del flujo sanguíneo, es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en la población a nivel mundial.

Los más frecuentes (el 75% de los casos) son ictus isquémicos que, según afirma la Dra. Ana Belén Escribano Gascón del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, están producidos por el taponamiento de una arteria cerebral –por lo general a consecuencia de un trombo–, lo que provoca que la sangre no llegue al cerebro.

“Cuando el ataque es transitorio y dura menos de una hora, el daño puede ser leve o reversible. No obstante, si la falta de flujo sanguíneo se prolonga en el tiempo, se produce la muerte del tejido cerebral dejando una lesión permanente y se conoce como infarto cerebral”, explica la neuróloga. Asimismo, señala que existe el ictus hemorrágico, menos frecuente y producido por la rotura de una arteria del interior del cerebro o de su superficie.

¿Cómo saber que estamos sufriendo uno?

La experta afirma que es importante saber reconocer los síntomas para actuar a tiempo y poder acudir a un hospital lo antes posible. Una persona podría sospechar que está sufriendo uno si nota:

– Parálisis de una o varias extremidades, o de un lado de la cara.

– Dificultad para hablar o para comprender el lenguaje.

– Desorientación brusca.

– Pérdida de sensibilidad de una parte del cuerpo.

– Pérdida de visión.

– Pérdida de equilibrio.

– Dolor de cabeza muy intenso acompañado de nauseas y vómitos.

Los factores que aumentan el riesgo de sufrirlo

Escribano Gascón señala que la hipertensión arterial, la diabetes, el aumento de colesterol en sangre, el tabaquismo, el sedentarismo, al igual que enfermedades cardiológicas, como arritmias (fibrilación auricular) pueden aumentar el riesgo de padecer uno.

¿Cuál es el tratamiento?

Lo primero es actuar con la mayor rapidez posible, mantener la calma y acudir a un centro para recibir atención médica, tal y como indica la especialista: “Cuanto antes se administre un fibrinolítico, tratamiento para intentar disolver el trombo que está produciendo el taponamiento de la arteria, mejor será la recuperación. Si esta vía no funciona, se elimina mediante un cateterismo, un procedimiento invasivo desde dentro de la arteria”.

Debido a que sufrir un ictus puede dejar graves secuelas, como la parálisis de una extremidad o una dificultad para hablar, es necesario recibir rehabilitación. La neuróloga afirma que existen centros con equipos multidisciplinares de profesionales formados por neurólogos, rehabilitadores, logopedas, fisioterapeutas.. para que el paciente se pueda recuperar lo máximo posible.

Por otro lado, considera que las terapias han de ser individualizadas, puesto que cada paciente deberá ser valorado por un médico rehabilitador, quién indicará los ejercicios a seguir en cada caso particular para trabajar con la ayuda de un fisioterapeuta.

“Lo mismo ocurre con el trastorno del lenguaje, donde será un logopeda quien dé las pautas a seguir para recuperar esta función. Se ha comprobado que con estos programas se reduce la mortalidad y la morbilidad tras un ictus, así como la recuperación es de mayor calidad y en menor tiempo”, concluye.

Fuente de la noticia (La Vanguardia)

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