Espectáculos

Hernán Márquez: «El teatro ofrece un universo expandido»

Se trata de una traslación multimedia en la que actuación, imagen, música y canto se asocian con sensibilidad y eficacia poética. Participan, entre otros, Flor Bobadilla Oliva y La Ferni.

Novela escrita por Gabriela Cabezón Cámara, Las aventuras de la China Iron encontró una traslación multimedia en la que actuación, imagen, música y canto se asocian con sensibilidad y eficacia poética. Estrenada en Dumont4040 (Santos Dumont 4040), tiene como director a Hernán Márquez, quien desde antes de la pandemia tenía en la mira la traducción teatral de esta singular historia. Primero consiguió el visto bueno de la autora, luego encaró la versión escénica junto a la poeta y dramaturga Susana Villalba. Y finalmente encontró en la actriz y cantante misionera Flor Bobadilla Oliva a la protagonista ideal y en La Ferni, cantora trans no binaria, la voz y la presencia exacta, necesaria para completar esta ópera queer.

Con el guitarrista César Nigro en la dirección musical y Nicolás Arroyo en percusión, ambos en escena, la iluminación de Soledad Ianni se asocia al mundo visual que configuran las imágenes del artista multimedia y fotógrafo Pablo A. Varela que van proyectadas sobre amplios telones en color crudo que en gran tamaño muestran puntillas, alforzas y lazos de corsetería, –obra de Micaela Sleigh– en sintonía con el vestuario de Pheonia Veloz.

La historia que planteó Cabezón Cámara está completa. Una vez que al gaucho Martín Fierro lo llevan a la frontera, su china abandona hijos y rancho y a sus 14 años emprende un delirante viaje de iniciación a bordo de una carreta. Junto a Liz, la inglesa que va en busca del marido que la leva llevó al desierto, la China Iron aprende palabras nuevas y con ellas, comienza a disfrutar de vestimentas, sabores y placeres hasta el momento desconocidos. Y al llegar a las tolderías las dos hacen suya la utopía de la libertad fundada en el respeto de todos los seres que habitan esa terra incognita.

“No podía parar de leer la novela”, recuerda el director en conversación con Página/12, “y cada imagen me iba generando una hipótesis de puesta por encima de la trama y de los temas donde se ancla el relato: el amor, la diversidad, el respeto, la ternura”, enumera en tanto recuerda con entusiasmo y sorpresa “el desenlace lisérgico que tiene la novela”. Ya puesto a pensar en cómo resolver la puesta, Márquez cuenta que fue dividiendo la estructura, primero en el monólogo de la protagonista que cuenta su historia, luego en una instalación sonora y finalmente en un extenso poema.

La idea fue respetar las partes constitutivas del relato. Así entonces, el espectáculo retrata lo que Cabezón Cámara cuenta en cada una de las tres secciones (El desierto, El fortín y Tierra adentro) siguiendo a la protagonista en su escape y ruptura con sus condiciones de encierro patriarcal, su llegada al lugar donde transita una suerte de reeducación para una nueva vida –allí quien le pone la voz a José Hernández es Ariel Pérez de María– y su ingreso al espacio de la liberación y la diversidad.

-¿Cómo fuiste contando la historia?

-Cuando la China se sube a la carreta de Liz, cuando las dos se van por la pampa, se arma como una road movie, un poderoso western criollo. Pensé en que si el cine todavía no lo había hecho tenía el deseo de encontrar una forma teatral para apropiarnos de nuestro paisaje, de nuestra historia. Yo quería mostrar un devenir más que un conflicto que estructura una trama. Pasar de la narrativa al teatro es interesante porque ofrece un universo expandido, por eso quise que interviniesen otros lenguajes.

-¿Cómo elegiste a tus colaboradores?

-Susana Villalba y Pablo Varela ya habían trabajado conmigo en una instalación que hicimos en el museo Sívori para un FIBA. No quería un sinfín pampeano, ni cardos ni horizonte, sino que quería armar un clima onírico desde las visuales, diseños que dieran cuenta de una ensoñación. Con César Nigro que es quien crea escenas desde el universo de lo sonoro también había trabajado. A La Ferni la conocí en la presentación de un libro de poemas de Fernando Noy y pensé que no podía perderme ni su voz ni la imagen del gaucho queer, del Fierro que transiciona que ella podía hacer. Y luego, cuando la escuché, me enamoré de la voz extraordinaria de Flor Bobadilla.

-Así, con dos cantoras, la versión de la novela va mucho más allá del texto hablado…

-La música comenzaba a narrar y empecé a ver que el texto podía descansar porque una canción o un espacio visual generaban una elipsis poética en relación a la novela. Fui viendo qué convenía destacar o quitar, encontrar ritmos y pausas. Finalmente todos los lenguajes fueron nutriendo al espectáculo y me sentí un director de orquesta, ecualizando los aportes de todos.

*Las aventuras de la China Iron, Teatro Dumont4040 (Santos Dumont 4040), lunes 20 hs.

Fuente: Pagina12

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