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«Moon», de Kurwin Ayub: extraña entre realidades ajenas

El film de la cineasta irani es una exploración extrema acerca de las diferencias culturales entre oriente y occidente.

Moon 7 puntos 

Mond, Austria, 2024 

Dirección y guion: Kurdwin Ayub 

Duración: 94 minutos 

Intérpretes: Florentina Holzinger, Celina Sarhan, Andria Tayeh, Nagham Abu Baker, Omar AlMajali. 

Disponible en la plataforma Mubi.

https://geo.dailymotion.com/player/xt5ee.html?video=x9n6dmu

Exploración extrema acerca de las diferencias culturales entre oriente y occidente, Moon, tercer largometraje de la cineasta iraquí Kurdwin Ayub, también puede ser pensada como una representación de la otredad, de esa extrañeza siniestra que se tiene frente aquello que resulta ajeno por completo. En este caso se trata de un otro que no puede resultar más radical, teniendo en cuenta los universos que la película decide contraponer y cuál es el punto de vista elegido para narrar el choque que se produce entre ellos.

A pesar del origen de su directora, acá la perspectiva es la de una mujer occidental y aquello que a priori ocupa el lugar de lo extraño vuelve a ser la cultura árabe. La decisión no es inesperada: aunque nacida en Iraq, Ayub creció y fue educada en Austria, característica que le confiere a su mirada un carácter fronterizo. Esa dualidad es fundamental tanto para la construcción dramática sobre la que se desarrollará la acción como para definir el modo en que todo será percibido por la protagonista.

Ella es Sarah, una joven deportista austríaca dedicada a las artes marciales mixtas que, ante la declinación de su carrera profesional y urgida por encontrar alternativas laborales, trabaja como entrenadora en un gimnasio. La sensación que la chica transmite es la de estar ante un enorme vacío, como si su vida hubiera perdido todo sentido, para convertirse en una especie de no-lugar en el que le cuesta reconocerse. La película es eficaz al transmitir esa sensación de confusión ya en la escena inicial.

Se trata de un primer plano en el que Sarah parece estar recibiendo un abrazo, aunque su expresión es de confusión. Cuando el cuadro se abre e incorpora el sonido ambiente, se revela que el abrazo es en realidad una llave de lucha, que Sarah está dentro de un ring, en medio de una pelea y que no la está pasando nada bien. Esa incomodidad violenta enseguida se traslada a la casa donde vive con su hermana, que le reclama con vehemencia reordenar su vida, y también al trabajo en el gimnasio, donde sus alumnas o la ignoran o la maltratan. Sarah es una extraña en su propio mundo.

Por eso cuando recibe la oferta de viajar a Jordania para entrenar a las tres hermanas adolescentes de una familia rica, la protagonista cree haber encontrado una solución a sus problemas. Pero aunque al principio se parece un poco a eso, la situación no tardará en volverse otra cosa. Y Sarah quedará otra vez en medio de un escenario de confusión, en el que no terminará de entender ni el nuevo contexto ni el rol que debe interpretar en él.

Con la acción ya instalada en Jordania, Moon se convierte en un relato pesadillesco y bipolar, donde la realidad se altera al ingresar en la mansión donde viven sus nuevas alumnas, sometidas a un régimen de control que se parece mucho a un cautiverio VIP. Ahí, la película alimenta una atmósfera paranoica en la que Sarah comienza a dudar de su percepción. De algún modo, para ella las tres chicas se volverán un espejo donde verá reflejadas sus propias angustias. La catártica escena en la discoteca es elocuente en la representación de ese sentimiento.

La mutación que sufre el punto de vista de Sarah, que también es el de Ayub, no es distinto de aquel que operó en Jemmy Button, un adolescente yagán que en el siglo XIX fue secuestrado por una expedición británica para llevarlo a Inglaterra y darle una educación «civilizada». Cuando el chico fue devuelto a su tierra tres años después, era su propia cultura la que le resultaba extraña. Algo de eso se percibe sobre el final, donde Moon encadena varios regresos en los que Sarah parece debatirse por saber cuál de esas realidades le resulta menos ajena.

Fuente: Pagina12

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