«Exterminio. La evolución», zombies que no aburren

23 años después de la secuela «28 días después», el realizador británico encuentra la manera de volver sobre el subgénero apocalíptico con variables que le dan nuevo espesor.
Exterminio. La evolución 7 puntos
28 Years Later, Reino Unido/Estados Unidos, 2025
Dirección: Danny Boyle
Guion: Alex Garland
Duración: 115 minutos
Intérpretes: Alfie Williams, Jodie Comer, Aaron Taylor-Johnson, Ralph Fiennes, Christopher Fulford, Edvind Ryding, Chi Lewis-Parry.
Estreno exclusivo en salas.
El título de la película no es literal: no son 28 los años que pasaron desde el estreno de 28 días después, la película con la que en 2002 el británico Danny Boyle releyó los relatos de zombies post 11/9, conocida en nuestro país como Exterminio. Está bien, tampoco eran 28 semanas después las que habían pasado cuando en 2007 se estrenó la primera secuela, Exterminio 2. Sin embargo, en ambos casos (pero en especial los 23 años que demoró el estreno de 28 años después) dichos lapsos son suficientemente elocuentes para dar una idea del paso del tiempo y de lo que eso implica en el marco de la tragedia que esta saga viene poniendo en escena.
El tiempo es el material esencial de esta nueva entrega, cuyo título local es Exterminio. La evolución. No solo por el lapso transcurrido entre el primero y el último de los episodios de lo que ahora es una trilogía. También es fundamental para los personajes, cuyo recorrido representa una carrera contrarreloj, aunque ellos todavía no lo sepan. El guión le pertenece al también británico Alex Garland, reconocido como uno de los cineastas más interesantes de la actualidad, pero que comenzó como novelista, autor del recordado bestseller La playa, llevado al cine por el propio Boyle en 2000. Junto a él, Garland comenzó una carrera como guionista, escribiendo los libretos de la primera Exterminio y de Alerta solar (2007).
La diferencia más grande con las dos primeras películas tiene que ver con el punto de vista elegido por Boyle, director de los tres episodios, para abordar el nuevo relato. Si en el primero el protagonista era un joven que despertaba en un hospital un mes después de que una epidemia arrasara con la ciudad de Londres y el segundo ponía el foco en una familia que 28 semanas más tarde intentaba repoblar el territorio supuestamente saneado, acá la acción se concentra en Spike, un preadolescente nacido en una Gran Bretaña definitivamente devastada por el virus. Él y su familia forman parte de una comunidad de sobrevivientes, que consiguió aislarse en una isla precariamente fortificada al norte de Escocia, la tierra del director.
A partir de eso, se puede pensar a Exterminio. La evolución como un coming of age apocalíptico. Los elementos están ahí y el guión de Garland los ordena con paciencia. La mamá de Spike está enferma, parece haber perdido la cordura en un mundo que, salvo por ciertos detalles, se parece mucho a la Edad Media. En cambio su papá es uno de los hombres fuertes de la colonia y como el chico ya cumplió los 12, decide que es tiempo de dar un paso más en su camino a la adultez: salir de la isla para aprender a matar zombies. Con inteligencia, Boyle juega con la idea de la caza como un ritual iniciático, en este mundo en el que la historia parece haber retrocedido varios siglos en solo 28 años.
La película es efectiva en el manejo rítmico del relato. Rasgo muy evidente en la secuencia en la que padre e hijo abandonan la aldea, cuya banda sonora es el poema “Boots”, de Rudyard Kipling, recitado de forma estremecedora por el actor Taylor Holmes y grabado en 1915. Un registro que fue utilizado por el ejército de Estados Unidos para alienar a sus soldados en ejercicios de entrenamiento y cuya recuperación para el terreno del arte es uno de los grandes aportes de la película.
La importancia de la mirada de Spike se vuelve evidente en una escena que representa el punto de giro, cuando el chico ve a su padre consumando lo que para él es una traición. Esa instancia marca la pérdida definitiva de su inocencia y lo impulsará a tomar decisiones sabiéndose responsable de ellas. Por ese camino, Exterminio. La evolución suma algunos aportes argumentales, poéticos y hasta humorísticos que fortalecen su propuesta. Y la puerta a la continuidad queda abierta.