Festival Quilmes Rock: un buen resumen de la escena rockera

Babasónicos, Los Pericos, Los Decadentes, La Portuaria y Richard Coleman fueron algunos de los que se lucieron en Tecnópolis.
Cuando el senador Bernie Sanders sorprendió al público al aparecer por el segundo escenario más grande del festival musical Coachella, para pedirle a los jóvenes estadounidenses que no apoyen las políticas de Donald Trump, la tercera jornada del Quilmes Rock había bajado el telón. A diferencia del fin de semana anterior, esta vez en Tecnópolis no hubo consignas políticas explícitas, evidenciando las incongruencias del actual gobierno nacional, que hicieran explotar las redes sociales. Sin embargo, lo que sí sucedió una vez más fue que el rock argentino rindió examen, y no sólo lo aprobó, sino que también demostró que ostenta un estupendo estado de salud. Para eso sirvió a grandes rasgos esta edición del evento, a pesar de que el domingo restaba por consumarse su última fecha, “El día extra”, con Los Piojos a la cabeza.
Quizá por eso fue tan simbólico el cierre del show de La Beriso, en el escenario PopArt, tributando y hermanando a las antípodas del rock patrio. Y es que después de versionar “De música ligera”, de Soda Stereo, la banda hizo “Jijiji”, de Los Redonditos de Ricota, poniendo a cantar al mismo público sendos clásicos. Pero no fue el único guiño que hubo el sábado. De hecho, un rato antes Richard Coleman había despedido su actuación con “Toma la ruta”, de Soda, y “El Kuelgue” desenvainó su apropiación de “Mil horas”, de Los Abuelos de la Nada. Miguel Abuelo y Cía también fueron invocados en la tarde, pero por Los Auténticos Decadentes, quienes revisitaron frente a buena parte de los 60 mil asistentes “Costumbres argentinas”; luego de tocar un híbrido de “Los Viejos vinagres” y “La rubia tarada”, de Sumo.
Los Decadentes encendieron la fiesta, en el escenario Rock, al caer la tarde. Si bien expresiones como “experiencia” y “celebración” ya suenan trilladas en el argot musical, los liderados por Cucho Parisi son la viva encarnación de eso y de todo lo demás que está bien. La lista de himnos inoxidables de la cara más bailantera del rock arrancó con “Somos”, “Cómo me voy a olvidar” y “Los piratas”, uno detrás de otro. Sólo pararon para introducir a Jorge Serrano, quien tomó el mando en “Corazón” y “Amor», y a Diego Demarco, que hizo lo mismo en “El gran señor”. A esa altura, la multitud exhalaba euforia, bailando en grupo, pareja o como se pudiera. El alud sólo pudo ser contenido en el cierre, con “La guitarra”, que tuvo de invitados a Dancing Mood (cerca de la medianoche, brindó un gran show con su arsenal instrumental jamaiquino).
Pese a que la banda se comportó como headliner, ese papel le correspondía a Babasónicos, quienes estuvieron a la altura de la responsabilidad, y a los que les encargaron el cierre de la jornada. Para los de Lanús estar en el Quilmes Rock tiene un condimento especial, lo que demostraron en las ediciones de las que fueron parte. No fue la excepción en este caso, donde prepararon una lista de temas que contrastó con la que venían repasando, por más que tuvo puntos en común. En esta oportunidad, inauguraron su intervención con “Bye Bye”, de su último álbum, Trinchera, que alternaron con los hits de Jessico, Infame, Mucho y Anoche, a poco de cumplir 20 años. Vale la pena destacar la actuación del violero y músico multitasking Diego Uma, más allá de que no fue de la partida “Microdancing”, al que adorna con su baile “botting”.
Casi dos horas antes del bis de Babasónicos, que capitanearon “Soy rock” e “Irresponsables”, apareció en las pantallas de ese tablado, video mediante, Pity Álvarez advirtiendo al público que tienen que esperar un ratito más para su vuelta a los escenarios (hay que recordar que tiene en suspenso un juicio por el homicidio del que fue autor en 2018). Algo similar a lo que pasó previo al show de Andrés Calamaro, en la primera fecha, que tuvo como antesala el recital de Las Pelotas. Sebastián Schachtel es el tecladista de esa banda, de la misma forma que de La Portuaria, partícipe de la programación del sábado, lo que lo convierte en uno de los pocos músicos que actuó en el festival con dos proyectos diferentes. “Este festival es como un resumen del rock argentino”, dijo el músico apenas terminó su intervención.
Minutos antes en el escenario Engima, La Portuaria había coronado uno de los mejores recitales del día, toda una fiesta. El grupo, que hacía rato que no tocaba, retornó al ruedo con una alineación renovada, con María Eva Albistur en bajo, Yamile Burich en saxo y Fernando Samalea en batería, potenciando así hitos del calibre de “El bar de la calle Rodney” y “Selva”, que la gente cantó hasta emocionarse.
El otro batacazo fue por cortesía de Juliana Gattas, quien también actuó el sábado anterior, aunque con Miranda! Esta vez la cantante estuvo en plan solista, en el Geiser, superando el fabuloso show que dio en Niceto Club el año pasado. Y es que consiguió resolver para el formato festivalero la estética nocturna de su peformance, al tiempo que potenció el italo disco que acicala a los temas de su álbum Maquillada en la cama. Además, Gattas homenajeó a Sandra Mihanovich (estuvo entre los invitados de Serú Girán el domingo pasado), a través de su reinvención del hit “Puerto Pollensa”, con la complicidad de Javier Mena. La icono del pop chileno post 2000 secundó en el mismo escenario a su colega argentina. Llegó al evento en calidad de “artista internacional” de la grilla, al igual que el músico mexicano Meme del Real (miembro de Café Tacvba), quien estuvo en la tarde en el escenario Quilmes. No obstante, pese a la chapa, ambos juegan de local, lo mismo que No Te Va Gustar, que cerró ese mismo tablado con una actuación emocionante. Al inicio de todo, mientras se preparaban para desenfundar “No te quiero acá”, “Cero a la izquierda” o “Al vacío”, el frontman, Emiliano Brancciari, espetó: “Es la vez que tocamos más cerca de mi Munro natal”.
A pocos días de su show, Mosca Velásquez, cantante de 2 Minutos, anunció que se bajaba del festival por motivos de salud. En el escenario que les tocaba, el PopArt, Boom Boom Kid surfeó con tabla posta sobre el público; Eruca Sativa afiló su contundencia; Los Brujos aportaron la cuota delirante; Los Pericos disparó su artillería reggae y Richard Coleman (con Flopa Lestani como parte de su banda, El Trans-Siberian Express) le puso borbotones de texturas al cruce de estilos musicales. Por ahí estuvieron asimismo Horcas y A.N.I.M.A.L., protagonista del tridente metalero junto a Rata Blanca, quienes la rompieron en el Quilmes. En tanto Benito Cerati y Los Látigos arengaron el baile en el Enigma, antes del ocaso Indios y Los Tipitos mostraron dos maneras de afrontar la canción. Ambas de un cuño bien argentino.