qué debe considerar un inversor antes de poner plata
Si no fuera por los inversores, probablemente muchas de las empresas más exitosas no hubieran existido ya que, además de una buena idea, para emprender se necesita plata que no siempre se tiene o alcanza. Por ello, coinciden los especialistas, los inversores son un eslabón clave del ecosistema emprendedor y en los últimos años en Argentina van ganando lugar fundamentalmente en sectores relacionados a la tecnología.
Más conocidos como inversores ángeles, estas personas aportan capital en emprendimientos de alto impacto a cambio de una participación en el negocio, fundamentalmente cuando están en su etapa inicial.
«Los éxitos tienen que ser colectivos y cuando uno ronda los 50 te das cuenta que el desafío no es ganar dinero sino cómo lo ganás. A nadie le sirve ser el tuerto en el país de los ciegos, entonces si uno tiene capacidad para promover el crecimiento económico del entorno tiene que hacerlo y mi manera es aportando a la actividad emprendedora», opina Fabián Barros Requeijo quien tiene capital invertido en 16 startups y en los fondos de inversión Incutex, Alaya y Nextp.
Dónde está la clave del éxito en una inversión
Sin embargo, para Barros Requeijo el rol de un inversor no es solamente aportar dinero sino también ideas, experiencia y gestión. «Los que invierten solo dinero corren un riesgo mayor a lo que corremos el resto de los inversores. Cuando se invierte solo dinero pueden ocurrir dos escenarios: o le va mal al emprendimiento y entonces el inversor pierde la plata o le va bien al emprendimiento, pero el emprendedor siente que tiene un socio que no se merece lo que tiene por poner solo dinero mientras que él, además le puso el cuerpo, horas de sueño y hasta de la familia y amigos y, por lo tanto el emprendedor se lo quiere sacar de encima», explica a iProfesional Barros Requeijo, autor del libro «Poder desde el no poder. Tácticas y estrategias»
Cuando además de plata se invierte tiempo y el inversor contribuye tanto desde lo emocional como desde lo profesional, se convierte en co-artífice, pero como tampoco se trata de un socio en el sentido estricto de la palabra, Barros Requeijo, por ejemplo, organiza con cada emprendedor al menos una reunión mensual para charlar acerca de los problemas que tengan y así asesorarlos y pensar un plan de acción juntos.
Por eso, dice Barros Requeijo, nunca hay que invertir en negocios que se desconocen y lo dice con conocimiento de causa porque él mismo cometió el error de invertir en un proyecto de nanotecnología que le resultó muy interesante, pero del que desconocía su mercado y los desafíos propios del sector; lo suyo son las fintech más desde que fundó Pago TIC. «De ese emprendimiento me tuve que retirar porque no podía agregar valor. Es decir, no todo es de rosa, entonces tenés que tener conocimientos y cuanto más sepas del sector donde estás invirtiendo, más probabilidad de éxito vas a tener», remarca.
Fabián Barros Requeijo invierte en startups que están en el Valle de la muerte, pero siempre de rubros que conoce bien
¿Cómo medir el riesgo de la inversión?
Cuando se invierte siempre hay un riesgo de pérdida, puede suceder que el emprendimiento al que se le puso la plata no rinda lo esperado o peor aún que el emprendimiento no prospere y la pérdida entonces sea total. Por eso, para un inversor, según Barros Requeijo, el dinero tiene que ser importante, pero no lo más importante. De lo contrario, aconseja volcarse a inversiones de menor riesgo como en acciones de empresas ya consolidadas o, lo más habitual, en inmuebles ya que este tipo de inversiones tienen un retorno más rápido y más certero teniendo en cuenta que también pueden venderse en cualquier momento. «Un inversor ángel invierte quizás a 10 años o más en un emprendimiento y se llaman inversiones ángeles porque compran un nivel de riesgo cercano a la incertidumbre«, grafica.
Sin embargo, cuando se hace una inversión de alto riesgo la rentabilidad suele ser mayor. De hecho, salvo algunas pocas excepciones, el titular de Pago Tic asegura que las operaciones que realizó siempre le resultaron rentables y eso, que él invierte en empresas que están en lo que en la jerga se conoce como el Valle de la Muerte, es decir, que están en la etapa que transcurre desde el inicio de la actividad de la startup hasta lograr su punto de equilibrio (o no y desaparecer).
En otras palabras, Barros Requeijo invierte en ese oscuro momento en el que el emprendimiento se quedó sin recursos y se pone en juego su continuidad; pero advierte, «Hay veces que las podés pivotear un poquito y las sacas adelante y otras veces tienen un activo de plataforma, un activo de recursos humanos o de management. Yo invertí en 16 empresas, lo que no quiere decir que sean todas exitosas; algunas las compré para absorber el management o para absorber la tecnología», explica.
Cristián Tala un emprendedor chileno que se ha dedicado a invertir en otras startups llegando a crear su propio fondo de inversión llamado Hero Capital señala en su libro «Inversión en startups» que existe una regla no escrita en el mundo de los emprendimientos: «Si los fundadores no son capaces de levantar dinero con su familia, amigos o personas cercanas/interesadas en la solución que están creando, es probable que no sean una opción muy atractiva para invertir en general».
Entonces si padres y amigos confiaron en el emprendimiento hay una luz verde para considerar invertir, eso sí, remarca Barros Requeijo, nunca hay que invertir el dinero que se necesita para comer «Es el dinero que apostarías en la ruleta. Una vez que tenés tu subsistencia garantizada, cierta viabilidad y excedentes podes empezar a jugar».
La cuenta que hay que hacer para animarse a invertir es sencilla dice Barros Requeijo: 1 de cada 5 emprendimientos tiene resultados, es decir un 20%. Entonces lo aconsejable es invertir en 20 emprendimientos esperando que salga uno, pero ese uno finalmente suele cubrir ganancia de inversión en las 20 restantes.
El ex Puma Mario Ledesma encontró que gracias al Rugby tenía mucho para aportar a Simplestate, además de dinero
Una manera de iniciarse en el mundo de las inversiones y que a Barros Requeijo le sirvió para aprender acerca de sus vericuetos fue invertir en un fondo de inversión. Allí, cuenta, aprendió cómo es el proceso, la terminología, los problemas a superar y las expectativas a moderar. Aunque suene desalentador, el empresario recomienda invertir sabiendo que ese dinero es para perderlo, pero que el conocimiento lo vale. «En vez de pagar una maestría, invertí en un fondo», concluye entre risas, pero no en broma.
De Puma a invertir en una startup
A lo largo de su carrera deportiva, el ex jugador y entrenador de los Pumas, Mario Ledesma invirtió en ladrillos, compró departamentos en pozo o usados a refaccionar y ese camino le demostró que las inversiones en real estate a través de la tecnología tienen cada vez más un rol clave en el mundo de las finanzas. Por ello este año, no compró un inmueble, sino que decidió convertirse en un Inversor Ángel de Simplestate, una proptech de inversiones en real estate fundada en 2019 por Gonzalo Abalsamo y Joaquín Sepulveda Lemos que actualmente tiene presencia en Argentina, Uruguay y Estados Unidos.
Ledesma encontró en el deporte de alto rendimiento puntos de conexión con la realidad de las startups: los cambios constantes, la velocidad con lo que suceden las cosas, el vértigo, la incomodidad. Su paso por empresas y en áreas de marketing, mientras jugaba en el seleccionado, le permitió entender el mundo corporativo y aportar una visión más «competitiva».
«Lo primero que hice fue conocer a los dueños y como dice en la película Jerry Maguire «You had me at hello». Lo cierto es que invertir en Simplestate de alguna manera es invertir en ladrillos. Igual antes fui a conocer la empresa y me reuní con los fundadores para conocer su historia. Un par de charlas fueron suficientes para saber de qué tipo de madera estaban hechos y conectamos muy bien; para mí eso era muy importante, sino no creo que hubiera invertido.», cuenta Ledesma a iProfesional.
Respecto a su participación en la empresa, el ex Puma, agradece el lugar que los socios le han dado para trabajar en la cultura y transmitir sus conocimientos de liderazgo, resolución de problemas y trabajo en equipo, skills que el rugby potenció en Ledesma. «Un directorio es un equipo de alto rendimiento y siento que ahí tengo mucho para aportar», dice el ex Puma quien además está dedicado a Chúcaro, un stud de caballos de carrera con su hermano Pedro y Rodrigo Roncero.