por qué creció la automedicación con ansiolíticos
La Argentina es uno de los países con más automedicación del mundo, incluso de fármacos que sono de venta bajo receta. Por qué sucede esto
Por Gabriela Navarra
10/07/2023 – 15,32hs
Ansiedad y depresión. El combo que acompaña cada día de muchos argentinos, en especial a los sectores medios, que vienen enfrentando el achicamiento de sus posibilidades económicas, sociales, culturales y sus esperanzas de una vida mejor debido al impacto de la crisis, que conspira contra los sueños. Eso lleva a que muchos apelen al consumo de medicación con el objetivo de mejorar su estado de ánimo. ¿Es una buena decisión? ¿Se hace correctamente?
«La prevalencia postpandemia de la ansiedad y la depresión claramente aumentó -dice Elsa Costanzo, jefa de Psiquiatría de Fleni-. Y hay que tener mucho cuidado porque también aumentó la automedicación con tranquilizantes o ansiolíticos, las llamadas benzodiazepinas, las que terminan en ‘lam’ como el alprazolam o el clonazepam (N. de la R.: el «rivotril»). Pero estos fármacos son el terror de nosotros, los psiquiatras, porque generan mucha dependencia, tolerancia y pérdida de la memoria. La Argentina es uno de los países con más automedicación del mundo, pero esto no debería pasar porque hablamos de fármacos que son de venta bajo receta archivada«.
Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) afirma que la crisis actual genera cuadros de ansiedad generalizada y de depresión que hacen que a menudo las personas consulten acerca de cómo afrontarlo,s. «Pero hay otro problema -dice el psicoanalista-, que es que a menudo mucha gente quiere soluciones rápidas y piensa que el psicofármaco se las dará. Este pedido de algún modo ‘decapita’ el síntoma y le quita la responsabilidad de asumir en nombre propio sus dificultades. En mi experiencia individual noto una mayor demanda de psicofármacos, pero ésto evita hacerse una interrogación más profunda sobre qué generó esos síntomas, aunque está claro que también influye la situación social y económica actual».
Diego Sarasola, médico especialista en neuropsiquiatría y director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria de La Plata, afirma que la pandemia ya había generado altos niveles de estrés, ansiedad e insomnio y que eso causó el aumento del consumo de benzodiazepinas. «El alprazolam y el clonazepam superaron al ibuprofeno en ventas durante la pandemia -ilustra el psiquiatra-. Ahora esa tendencia se mantiene porque estamos enfrentando lo que algunos llaman ‘la cuarta ola’, la etapa post pandemia que tiene todas las secuelas de lo que ocurrió y lo que se sigue viviendo. Y la indicación del tranquilizante es un monstruo de dos cabezas: algunas veces lo pide el paciente; otras veces, lo indica el médico».
Consultada por iProfesional, ICVIA Argentina -líder en datos sobre la industria de la salud humana- informó que en el último año no hubo cambios notables en el volumen de la comercialización de ansiolíticos y antidepresivos, aunque los ansiolíticos duplican (y aún más) el número a los antidepresivos comercializados por vías formales. Las dos principales moléculas consumidas son el clonazepam y alprazolam, que lideran el mercado local de ansiolíticos.
Según los expertos, la Argentina es uno de los países con más automedicación del mundo
Automedicación y uso equivocado
Elsa Costanzo explica que consumir benzodiazepinas (los ansiolíticos o tranquilizantes) para tratar la ansiedad es un error. «Tanto los trastornos de ansiedad como los del ánimo por depresión se tratan con antidepresivos -afirma-. Hoy hay muchas modalidades de antidepresivos accesibles, con pocos efectos adversos y que rápidamente mejoran la cuestión anímica. Lo importante es no automedicarse, hay que respetar la indicación profesional de estos psicofármacos. Me preocupa que en nuestro país exista una ‘zona liberada’ que permite que esta medicación se entregue sin receta correspondiente. Tenemos pacientes que comienzan tomando un comprimido de clonazepam y a los pocos meses están tomando 10 comprimidos automedicados y hay que internarlos para desintoxicarlos».
Sarasola coincide: «Las benzodiazepinas no son el tratamiento de elección para los trastornos de ansiedad, sino los antidepresivos. En realidad, existe un problema semático: llamamos ‘ansiolíticos’ o ‘antidepresivos’ a estas drogas cuando se trata de moléculas capaces de cumplir con diferentes acciones. Por ejemplo, cuando en el consultorio quiero indicarle un antidepresivo a un paciente con un cuadro agudo de estrés lo primero que me dice es que no está deprimido, y sin embargo ese antidepresivo que le quiero recetar, según cierta prescripción, le ayudará a manejar su estado de ánimo. O también puedo recetar un antipsicótico, que a pesar de llamarse así en determinadas dosis y en ciertos pacientes pueden ayudar a controlar un cuadro de impulsividad asociado al estrés«.
La automedicación es también un problema que preocupa a Sarasola. «Me encuentro con pacientes que hace 15 o 20 años toman una benzodiazepina para dormir, cuando esos fármacos son de indicación durante breves períodos. Se los receta el clínico, porque le piden la receta, o mucha gente lo consigue porque lo conocen en la farmacia y se lo venden… Otro problema es que se lo acerque un familiar, un amigo o conocido. ‘A mí me hace bien, tomalo’. Eso genera un riesgo importante porque no hay una consulta, la guía de un profesional, no hay nada…»
El médico psiquiatra de La Plata puntualiza que la indicación de psicofármacos también puede incluir a niños y adolescentes que, en ciertos casos de mucha angustia, ansiedad o depresión pueden requerir el uso de medicación, situaciones que se están presentando cada vez con más frecuencia en los consultorios. «Existen cuadros en los que la indicación farmacológica es clara. Pero la decisión debe meditarse mucho y quedar en manos de un psiquiatra que se especialice en niños y adolescentes; ese es un aspecto crucial y a tener muy en cuenta», advierte.