‘Hay un prejuicio de que el humor hecho por mujeres es solo para mujeres’
La comediante Malena Guinzburg, que se presenta los jueves en el Paseo La Plaza con su espectáculo unipersonal «Querido diario», se manifestó contra el «prejuicio de que el humor hecho por mujeres es solo para mujeres» y, aunque reconoció que la mayoría de su público es femenino, señaló que muchos hombres disfrutan de su show «si vienen desde un lugar de pasarla bien».
La humorista, que también forma parte de «Las chicas de la culpa» junto a Fernanda Metilli, Connie Ballarini y Natalia Carulias en el Teatro Metropolitan, debutó este mes en el formato unipersonal con una obra basada en los diarios íntimos de su adolescencia.
El espectáculo, que se extiende por 70 minutos y se puede ver los jueves a las 22 en la sala Pablo Picasso de La Plaza, repasa tópicos como el desamor, las redes sociales, las dietas y el sexo, con foco en la infancia y adolescencia de la hija del recordado Jorge Guinzburg hasta su presente.
«Creo que hay un prejuicio de que el humor hecho por mujeres es solo para mujeres, entonces no se dan cuenta de que no es así. Un show de hombres no pensás que es solo para hombres. Y uno de mujeres es lo mismo: cuando vienen varones a vernos, que son muchos, se cagan de risa; no es que solo vamos a hablar de menstruación. Entonces, es sacar el prejuicio nada más. Si vienen desde un lugar de pasarla bien, seguro la van a pasar bien», dijo Guinzburg en diálogo con Télam.
«La radio me encanta, genera algo hermoso que te sentís en el living de tu casa. Después el teatro también. La tele creo que es el medio más careta de todos. Y las redes me gusta porque soy yo y no la careteo, lo que ves es lo que soy.»Malena Guinzburg
No obstante, admitió que, «obviamente, hay una mayoría de mujeres» en su público y, respecto de la menor proporción de mujeres que de hombres en el ámbito de la comedia, sostuvo que conoce «un montón de chicas comediantes que son espectaculares», a las que «tal vez se les da menos lugar en los medios».
-¿Cuál es el eje temático del nuevo espectáculo?
-Mis diarios íntimos de la adolescencia, que los encontré hace un tiempo hurgando entre mis cosas y me di cuenta de que era oro, porque tenían un nivel de patetismo tan hermoso que sentí que no podían quedar ahí, que algo había que hacer con eso. Entonces, arranqué a hacer algunas cosas en Instagram y fue muy loco lo que pasó con la gente: mucha empatía. Dije «acá hay algo que se genera en todas las mujeres que hemos escrito en diarios»: te enamorabas una semana de uno y a la semana siguiente del otro con la misma intensidad. El plus es que yo era un poco más melodramática y sufridita, pero ahí hay una identificación que me encanta y que la gente disfruta mucho.
-¿Además del amor, qué otros tópicos tocás y por qué decidiste explorar ahí?
-Tengo un momento en que leo mis registros de comidas de cuando tenía 15 años, que me obligaba la nutricionista a anotar todo lo que comía, y es muy gracioso: yo intentando hacer dieta, que no lo lograba, y el tipo de cosas que comía es espectacular. Obviamente, mezclo con temas más actuales y voy haciendo stand-up más convencional.
-¿Tenías muchos nervios y expectativas por tu primer show unipersonal? ¿Cómo resultó el debut?
-Pánico, en realidad. Hubo un estreno hace un par de meses, de prueba, y después hice una función en Mar del Plata antes del estreno formal de inicio de temporada (hace dos semanas), así que, por lo menos, ya lo había probado un par de veces. Entonces, ese pánico y esa angustia ya las había pasado. Uno siempre tiene la duda de si va a gustar o no y la verdad es que anduvo espectacular, genial, mejor de lo que esperaba, así que muy feliz con el show.
-¿Qué fuiste aprendiendo y cómo fuiste evolucionando como standupera desde tus primeras cosas?
-Si veo un monólogo mío de los inicios, me doy un poco de vergüenza, pero nos debe pasar un poco a todos. En este show fui muy consciente de que cuando arranqué me hostigaba mucho a mí misma, no planeado pero era lo que me salía escribir. Y me di cuenta de que hoy no quiero hacer eso. Me río mucho de mí porque es lindo reírse de uno, pero con mucho más amor. A diferencia de lo que pude ser en otras épocas, hoy siento que soy mucho más saludable con esta Malena que fui y que soy, porque también hablo de la actualidad. Aprendí a verme con más amor; se puede hacer humor también desde un lado de más cariño.
-Siendo partícipe desde niña y como parte de una dinastía artística del humor en televisión, ¿qué reflexión podés hacer de la ausencia del humor en la TV actual y dónde está ahora el espacio para el vodevil y la comedia de sketch?
-Obviamente que está faltando un montón. Porque no hay plata para invertir y porque tampoco se la juegan mucho, no apuestan y les cuesta un montón salir de lo conocido en la tele, se la podrían jugar un poquito más. Me parece que eso cuesta un montón.
-¿En qué medio te sentís más cómoda haciendo humor: teatro, radio, televisión o redes?
-La radio me encanta, genera algo hermoso que te sentís en el living de tu casa. Después el teatro también. La tele creo que es el medio más careta de todos. Y las redes me gusta porque soy yo y no la careteo, lo que ves es lo que soy. No te hago una cosa prolija, me sale más espontáneo.
-¿Qué balance hacés de «Las chicas de la culpa»?
-Es una maravilla, amo hacerlo y nos va bien. A la gente le gusta. Todo funciona. Encontramos un formato nuevo, que es difícil de definir porque cada función es distinta. Lo disfrutamos mucho. Hay generosidad entre nosotras de no querer competir, todas nos potenciamos.