Raly Barrionuevo en el Patio del Konex: una soledad muy concurrida
Como ya es costumbre en cada cierre de verano, el músico y compositor santiagueño Raly Barrionuevo llegó al patio de Ciudad Cultural Konex para reencontrarse con el público porteño que lo adora y que anoche colmó otra vez ese espacio al aire libre para apreciar una versión menos íntima de “A solas y sin libreto”, el recital unipersonal que el artista ofrece desde agosto pasado.
Ya sea por la carga emotiva que conlleva ese lugar de la zona del Abasto abarrotado de personas o por la cantidad de visitantes que recibió en el escenario o por ir cerrando esta etapa más introspectiva en sus actuaciones, el trovador folclórico construyó una soledad más concurrida en relación al carácter predominante de estos recitales.
Si bien puede arriesgarse que una obra propia y notable que urdió en tres décadas de actividad y una memoria atenta y vigente a las herencias que lo conforman dan cuenta de elementos que a Raly no lo dejan huérfano jamás, la cita peñera en el Konex tuvo otros condimentos que alteraron la impronta transitada en los últimos ocho meses en escena.
Ubicado en el centro de un ecosistema sonoro semicircular integrado por diferentes tipos de guitarras, charango, bombos, un piano y una loopera, Barrionuevo abrió la noche poco antes de las 20 con “Luna cautiva”, “La niña de los andamios” y “Y seremos agua».
“Medio malo el pianista que voy a invitar pero le pone voluntad”, anunció como prólogo a sentarse frente a las teclas para «Zamba de usted», recibir el primer gran cántico de la velada (“Olé, olé, olé… Raly, Raly”) y quedarse allí para una bella re-lectura de la romántica «Cuarto menguante».
Del piano a un bombo que colocó de manera horizontal y contó brevemente la teoría de que originalmente se ejecutaba de ese modo, nombró a “mi padre artístico Carlos Saavedra” y también a Julio Paz del Dúo Coplanacu y hubo aplausos para ambos como prólogo a «La atamisqueña» a bombo y voz.
Algunos alardes sonoros como registrar el pulso del bombo o una base de guitarra para acompañarse en «Circo criollo», «Melodía viajera» (una atractiva y poco tocada chacarera de su primer disco, “El principio del final”, de 1995) y “Niña luna”.
Y aunque aún no había comenzado el desfile de invitaciones, este “A solas y sin libreto” ya evidenciaba un clima diferente al intimista que, por ejemplo, logró 40 días atrás en el Festival de Cosquín y pese a entonces haber sumado las sorprendentes visitas de Jorge Rojas y Soledad Pastorutti.
Desde entonces y casi hasta el final, el escenario se convirtió en una pasarela de encuentros y complicidades varias que comenzó con la pianista y cantante Luna Sujatovich (para «El sol parece lluvia» y la baguala «Esta noche») y con Gregorio “Goyo” Degano, de Bandalos Chinos (con «El club de la montaña» del grupo pop y «De mi madre»).
Solo por un rato pero encendido, encadenó «Vidala de la copla», «Zamba y acuarela», «Chacarera de la espada», «El activista» y hasta un fragmento a capella del tango «Soledad».
La llegada de la cantante y autora Milena Salamanca (a quien Raly le produjo su segundo disco “Milena”, de 2020) aportó una voz de raíz y su toque de bombo a «Tu memoria y tu mañana» y a una gran interpretación de «Como flor del campo» que acercó a Raúl Carnota al fogón.
También con la pianista Marina Ábalos, el llamativo terceto se reunió en torno al instrumental «De pago en pago», «Chacarera del sufrido», «Agitando pañuelos», la notable «Casas más, casas menos» y «Chacarera del exilio», una incendiaria seguidilla que potenció el baile pese a que la cantidad de espectadores dificultaba hallar rincones para la danza.
En busca de apaciguar ese segmento, Barrionuevo tocó y grabó en el bombo lo que presentó como “un llamado a rezabailes” que, comentó no sin crítica ironía “era una manera de invitarte de un modo un poco menos contaminante e invasivo que el WhatsApp” y entonó «Alma de rezabaile».
A poco más de dos horas de música propuso despedirse con “el primer trap de Argentina, aunque la industria no lo vaya a reconocer” y puso un alto broche con «Ey, paisano», una de sus creaciones imprescindibles y vigentes.