Turismo

Viajaron a Italia, consiguieron la ciudadanía y ahora recorren el país en bici

Parece no haber imposibles para Leonardo Santi y Carla Vales, que a pesar de la pandemia, recorren Italia, desde más de un año y medio, en bici con su perra y sueñan con volver a Córdoba, pedaleando. No tenían ciudadanía y la consiguieron. No tenían plata, pero consiguieron trabajo.

Los jóvenes de 32 años tienen un origen y un destino en común. Él nació en La Playosa y ella en Villa María, ambos en Córdoba. Antes de conocerse, se criaron en hogares de clase trabajadora a donde las vacaciones fuera de casa eran prácticamente un lujo.

Cuando se podía, se agarraba el auto y se manejaba hasta algún lugar en las sierras. Se disfrutaba de los picnics a orilla del río y de las mateadas cuando caía el sol.

Leonardo Santi y Carla Vales, la pareja cordobesa que hace más de un año y medio recorre Italia en dos ruedas con su perra a cuestas

Los dos decidieron estudiar Ingeniería en Alimentos en la Universidad de Villa María y ahí fue donde se conocieron. Leo se describe como un «apasionado» por las motos y fue quien tuvo la idea de hacer el primer viaje en dos ruedas: se fueron de luna de miel en dos motos a recorrer Argentina, Bolivia, Perú y Chile.

«A decir verdad, ese fue nuestro primer viaje. Ahora seguimos con las dos ruedas, pero sin motor. Es más ecológico, económico y nuestro combustible son los alimentos. Nos sentimos felices de haber elegido esta forma de viajar», cuenta Carla desde Val di Non, en la región de Trentino en Italia.

El segundo gran viaje vino a partir de la inquietud de descubrir qué había «más allá» y se decidieron por Europa. Al buscar en el mapa, y sin haber pisado nunca el continente, eligieron empezar por Italia, la tierra de sus abuelos. Antes de partir, hicieron sus valijas y la de la tercera integrante del viaje: Piri, su perra de 9 años.

«Vinimos con pocos planes y poco dinero y la prioridad era conseguir la ciudadanía. No teníamos tiempo de pensar en qué íbamos a hacer después aunque nos imaginábamos trabajando de cualquier cosa para juntar dinero y en algún momento partir en un furgón», agrega.

Con la ciudadanía en la mano y sin prácticamente nada de dinero decidieron empezar el recorrido. Gastaron lo poco que les quedaba en equiparse con bicicletas, mochilas y un carrito para que Piri pudiera disfrutar tanto del viaje como ellos.

Ya pedalearon más de 13.000 kilómetros y recorrieron más del 60 por ciento de Italia
Ya pedalearon más de 13.000 kilómetros y recorrieron más del 60 por ciento de Italia

«Casi sin dinero y llenos de miedos, salimos a pedalear. Teníamos un poco de incertidumbre de cómo resultaría, pero nuestros corazones nos decían que era el momento adecuado y que las cosas se irían acomodando. Y ya llevamos 20 meses en ruta», comentó Carla.

Al ritmo de Piri

En 20 meses, Carla y Leo pedalearon más de 13 mil kilómetros y recorrieron el 60% de Italia. En el camino atravesaron pueblitos y grandes ciudades; paisajes de mar y de montañas. También fueron reconociendo algunas huellas de sus antepasados en sus propias costumbres. Un viaje de mutuo conocimiento.

«Lo que más nos gusta son las personas. Su reacción cuando nos ven pasar con las banderas argentinas es impresionante. Nos vemos obligados a frenar a cada paso, todos te quieren saludar, saber de qué parte sos, qué hacemos acá y sobre todo contarte que tienen un abuelo, tío, primo, vecino o conocido que una vez fue a la Argentina a buscar una nueva oportunidad», cuenta Carla.

En cada pedaleada, Leo arrastra el carrito de frutas que lleva a Piri y que está fijado a su bicicleta. Cada 40 minutos frenan para que ella pueda estirar sus patas, hacer sus necesidades y jugar con su pelota de tenis.

Con un presupuesto mínimo, Leonardo Santi y Carla Vales se las ingenian para conseguir trabajos temporarios y seguir su viaje soñado
Con un presupuesto mínimo, Leonardo Santi y Carla Vales se las ingenian para conseguir trabajos temporarios y seguir su viaje soñado

«Tiene un colchón para viajar placenteramente y un techo que la protege del sol y la lluvia. Le gusta ir parada y observando, sobre todo si pasa un gato para ladrarle».

A cada lugar que van, Carla y Leo eligen parar en casas de locales o acampar en algún lugar al aire libre. Muchas veces usan la aplicación Warmshowers, que es exclusiva para viajeros en bici y en la que se ofrece hospedaje gratuito como forma de intercambio cultural.

Si bien ya los recibieron varias familias italianas, todavía no se pueden olvidar de la primera vez que probaron una pizza local.

«Cuando un italiano te invita a su casa, no sabés qué vas a comer, pero sabés que va a ser muy bueno. Para ellos la comida es sagrada, se elabora siguiendo la receta y respetando al pie de la letra sus ingredientes y pasos», recuerda Carla que siguió enumerando otros sabores inolvidables como las pastas, el aceite de oliva, el queso parmigiano y el café.

Sin embargo, hay algo que todavía no les ofrecieron en ninguna casa y que anhelan de su Córdoba natal: el Fernet con Coca.

Muchas de las noches las pasan en carpas o en casas de familia, una experiencia que consideran enriquecedora
Muchas de las noches las pasan en carpas o en casas de familia, una experiencia que consideran enriquecedora

«¡Cómo lo extrañamos! Acá ya nadie tiene en sus casas, dicen que es ‘cosa de viejos’ y nosotros por dentro pensamos que no saben lo que están diciendo. Así que nos tomamos el tiempo de explicarles que en casa sin Fernet no hay asado», detalla y admitia que en algunos casos lograron que lo probaran y tuvo «éxito».

Una pausa en el camino

Hasta antes de la pandemia, Carla y Leo financiaban su viaje vendiendo postales. Con la falta de turistas, se quedaron sin ese recurso y decidieron buscar trabajo. Consiguieron como recolectores de manzanas en Trentino, zona conocida como los «Alpes italianos».

En su cuenta de Instagram (@happyhours_biketravel), no sólo tienen postales de su recorrido, sino también de cómo es la vida en Italia. «Hoy en día nos levantamos temprano para a las 8 empezar a trabajar. Al mediodía, regresamos a casa a comer y llenar de besos a Piri. Luego volvemos al campo a trabajar hasta las 18. Tratamos de llegar lo más rápido posible a casa para salir con Piri a hacer una caminata antes de que se ponga oscuro o haga mucho frío».

Si bien el viaje continuará, no saben por qué país. Lo que sí se imaginan es cómo será el día que vuelvan a casa.

«Volver a casa pedaleando es un gran sueño y anhelo, lo deseamos, lo imaginamos y queremos hacerlo realidad. Llegar pedaleando después de tanto tiempo, tantas vivencias y que nuestras familias vean nuestras bicis y a la Piri».

Por: Carola Cinto

Fuente de la noticia (La Nacion)

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