El Tren a las Nubes suma trayectos carreteros en su recorrido
El Tren a las Nubes ofrece una innovadora propuesta que suma trayectos carreteros a su icónico viaje hasta San Antonio de los Cobres, donde los turistas que disfrutaron de los paisajes de los valles, las yungas y la Puna, lo abordan para llegar al viaducto La Polvorilla, a 4200 metros sobre el nivel del mar, donde finaliza esta experiencia única.
Nuestro recorrido contando por nuestros viajeros 👏🏼👏🏼👏🏼😊 #trenalasnubes #Salta @SaltaTurismo @diegovaldecanto pic.twitter.com/PGy8yumu36
— Tren a las Nubes (@trenalasnubesok) April 25, 2017
El recorrido vial del trayecto, que se realiza los martes y sábados, comienza en la estación Salta, donde los pasajeros abordan los vehículos en los que recorrerán Campo Quijano, Gobernador Solá, El Alfarcito, las quebradas de las Cuevas y del Toro y la llanura de Muñano, hasta San Antonio de los Cobres, donde se aborda el tren para recorrer el tramo final hasta La Polvorilla.
El presidente del Tren a las Nubes, Diego Valdecantos, señaló que «la idea de este nuevo recorrido es lograr que más comunidades puedan ser visitadas por turistas y recibir parte del flujo económico que esto genera».
Valdecantos subrayó que además de disfrutar de los paisajes de los valles, la quebrada y la Puna salteña «los visitantes pueden tomar contacto con nuestra gente y conocer sus actividades culturales y artesanales».
La primera parada es en Campo Quijano, el portal de los Andes, donde se exhiben una de las antiguas locomotoras a vapor del tren y una escultura del ingeniero norteamericano Richard Maury, constructor del ramal, cuyos restos descansan en este pueblo.
El recorrido sigue a la Quebrada del Toro, donde comienza el camino de ripio que bordea el río del mismo nombre y que luego de pasar bajo el primer viaducto, de unos 250 metros de largo y que une Campo Quijano con Aguas Blancas, sigue en subida junto a la vía.
La quebrada forma parte del sistema de cañones de los Andes del noroeste que descienden de la cara oriental de la Puna de Atacama, desde alturas que superan los 5000 metros, hasta alcanzar los valles inferiores, donde se forma el Cañón del Toro.
El cañón, que tiene una extensión de 90 kilómetros, está rodeado por sierras que se elevan por encima de los 4000 metros y que llegan, como en el caso del Nevado de Chañi, a los 4500 metros.
El tramo inferior, por una falla geológica, permite tomar contacto con las lajas duras y grises de la formación Puncoviscana, con rocas terciarias más blandas y de color rojizo que al reflejarse en el sol ofrecen una variedad de colores interminable.
El trayecto terrestre del Tren a las Nubes continúa en la quebrada de Yacoraite, un poblado de imponente belleza paisajística dominado por el río del mismo nombre y por el conocido cerro De la Pollera, que atrae a miles de turistas.
El cerro tiene una visión privilegiada de la zona y es un afloramiento de la Cadena de los Amarillos, tal como se denomina a esa formación rocosa de colores que emerge también en Purmamarca.
El lugar es conocido por los estudios arqueológicos realizados en el sitio del mismo nombre, ubicado en la falda del cerro, donde existen vestigios de lo que fue una ciudad antigua de gran influencia incaica.
Además, tiene terrenos de cultivo, petroglifos y pinturas rupestres que brindan una visión imponente y majestuosa que lo hace único en la región.
El Alfarcito, un paraje a 2800 metros de altura donde se puede apreciar la tradición en la elaboración de artesanías folclóricas y la importancia de los valores ancestrales, es la próxima parada del recorrido terrestre.
Una iglesia de paredes blancas que contrasta con los profundos verdes de los álamos y el azul del cielo que se abre sin conocer límites, son las imágenes que dominan este pequeño lugar donde funcionan una escuela primaria y otra secundaria para los chicos de toda la quebrada, además de una fundación que se encarga, junto con el gobierno provincial, del mantenimiento de ambos establecimientos.
«El trabajo conjunto de la fundación creada por el padre Chifri y el gobierno salteño logró mantener la tradición en la elaboración de artesanías locales, y sobre todo hizo posible que los habitantes de estas zonas puedan tener futuro junto a sus familias», remarcó el presidente del Tren a las Nubes.
El final del recorrido terrestre es en Santa Rosa de Tastil, un poblado donde funciona el Museo de Sitio en el que se exhiben piezas y objetos pertenecientes al sitio arqueológico en la parte alta del cerro.
El sitio arqueológico de Tastil, que junto a su museo forman parte del Sistema Vial Andino o Camino del Inca, es uno de los más grandes de Argentina y se calcula que llegó a albergar a más de 3000 personas.
La parte final del recorrido del Tren a las Nubes, que se realiza en ferrocarril, arranca en San Antonio de los Cobres, a 3700 metros de altura, y finaliza en el viaducto La Polvorilla, una imponente obra construida entre 1930 y 1932, de 224 metros de largo y 64 de alto, que corona un paisaje lleno de colores y texturas típicas de la Puna.