Entre curiosa y expectante, Madrid observa un complejo operativo de seguridad
Entre curiosa y expectante, Madrid observa un complejo operativo de seguridad
MADRID.- Entre inquieta y expectante, esta ciudad observa el esquema de seguridad más impresionante que hayan montado sus autoridades para un partido de fútbol. Sin saber muy bien por cuál de las dos emociones decantarse -si el miedo por eventuales incidentes o la curiosidad festiva por la posibilidad de asistir a la famosa "pasión argentina por el fútbol"- el esquema ya dio sus primeras muestras con la firme seguridad que rodeó el aterrizaje de River y de Boca para la disputa de la final de la Copa Libertadores . Y en especial, se potenció todo en los alrededores de sus respectivos alojamientos.
Hasta ahora, la TV y los medios de comunicación españoles hablan de la inesperada y de todo el impacto de semejante operativo de seguridad. La prueba inicial del rigor fue la llegada del plantel de Boca, el primero en poner los pies en Madrid. Hubo hasta cinco policías por cada uno de los jugadores que arribaron en avión en el aeropuerto de Barajas.
Una proporción nunca vista para una final de una Copa en esta ciudad. La obsesión para que nada se descontrolara se reiteró en las pocas horas que el plantel xeneize lleva aquí. Hasta cinco blindados custodiaron el ómnibus que trasladó al plantel hasta su alojamiento. Eran más los policías y los periodistas que los hinchas, a los que sobraban -literalmente- los dedos de la mano para contarlos.

Tres camiones antidisturbios, con sus correspondientes efectivos con ropa de protección, los esperaba en la puerta del establecimiento. Un cordón inconmovible de uniformados impidió que los hinchas que allí llegaron pudieran acercarse siquiera a las puertas del hotel. "La consigna es garantizar la seguridad a toda costa", dijeron las autoridades madrileñas. "Madrid tiene mucha experiencia en esto y sabe cómo hacerlo", aseguró su alcaldesa, Manuela Carmena.
Del otro lado están los vecinos. "Miedo, yo tengo mucho miedo", confesó un taxista a LA NACION. ¿Las razones? Que la ciudad ya estará llena de gente por el fin de semana largo por el Día de la Constitución y "encima vienen todos estos del Boca y del River que ya hemos visto cómo se ponen", añadió.
Si bien el esquema no está cerrado, el objetivo central de las autoridades es que las hinchadas no se crucen. Para eso, se prevé que, en el día del partido, el domingo, se cierre el acceso en la avenida de La Castellana en las zonas aledañas al estadio Santiago Bernabeu y se separen dos "territorios": uno para cada club. La "fan zone", la llaman en el esquema. Así, para los hinchas de River se reserva la cara norte del paseo, hacia la zona de la Plaza de Cuzco. También desde allí harán su ingreso al estadio y a la zona de plateas que le ha sido reservada, que es también el frente norte.
Del otro costado, en la zona sur, estará la "fan zone" de Boca, con cuatro cuadras desde el estadio hacia el puente que cruza la Castellana a la altura de la avenida Raimundo Fernández Villaverde, en la zona de Nuevos Ministerios. Sólo ese dato da una medida del operativo: implicará que durante largas horas del día y para desesperación de los madrileños, sectores del paseo de la Castellana queden cerradas para beneficio de las hinchadas argentinas.
Además, se pondrá especial cuidado en la identificación de los 80.000 asistentes al encuentro. Las entradas se entregarán contra la presentación de documentos. Adicionalmente y al igual que en las discos de moda, se entregará una pulsera que el espectador deberá mantener en perfectas condiciones en todo el partido. Se le puede requerir en cualquier momento para un control de seguridad.
La cantidad de efectivos no está cerrada aún. Distintas fuentes calculan que serán unas 4000 personas que estarán vinculadas a esta inusual final de la Libertadores, lo que virtualmente duplica las 2000 o 2500 habituales para un Real Madrid- Barcelona. El costo superará los 400.000 euros y eso hace rabiar a los españoles, que no entienden por qué tienen que pagarlo ellos y no los sectores privados involucrados en el acontecimiento.

"Tribuna segura" es el nombre del operativo y la idea es que la fiesta se viva con toda normalidad. Se trata de un desafío poco común y complejo para las autoridades locales. No sólo porque tienen que lidiar con equipos e hinchadas cuyas características y comportamiento no conocen sino que, sobre todo, en España se trata de evitar la presencia en igualdad de condiciones de dos hinchadas. Al contrario, la norma suele ser que exista una hinchada local y otra, la visitante, más reducida. Esta vez, con Boca y River, serán dos adversarios naturales y con mucha concurrencia por ambos lados. "Es un desafío pero sabemos cómo hacerlo", sostuvo el delegado del gobierno nacional español en Madrid, José Manuel Rodríguez Uribes.