Espectáculos

El Dúo Coplanacu celebra sus 40 años con una peña en el Konex

«La participación de la gente nos es imprescindible porque entre todos armamos esta fiesta», dicen Julio Paz y Roberto Cantos.

La primera vez fue lo de siempre en las primeras veces, cuando de debuts musicales se trata. La primera Peña de los Copla –que aún no se llamaba así, incluso- convocó poca gente. Algunos parientes, algunos amigos fueron a un lugar del barrio Alberdi cordobés que ya no existe más: “El Carrillón”. Era mayo de 1985. Julio Paz y Roberto Cantos recién habían armado el dúo -aún sin nombre- y estaban lejos del primer disco, que llegaría recién seis años después. “Habíamos preparado pocos temas, así que cantamos cada uno un par de canciones, y habremos repetido alguna que otra canción”, recuerda Cantos, que tenía entonces 27 años. “No sabíamos que ese era el germen de lo que después fue un hermoso camino que se iría expandiendo por todo el país, por tantas ciudades, por tantos pueblos y por tantas fiestas populares”.

Así fue durante cuarenta años y bien hace el Dúo Coplanacu en conmemorarlo mediante una peña que, hoy sí pasa, invirtió la cosa: pocos amigos, pocos parientes, pero mucha gente que se fue arrimando al fogón durante años. El festejo será este sábado 8 de noviembre en el Konex (Sarmiento 3131) y se prevé lo que siempre pasa, según el guitarrista, cantor y compositor santiagueño. “Esta peña la hacemos entre todos… El público que canta con nosotros, el público que baila con nosotros, el público que escucha, y los músicos con quienes compartimos. La participación de la gente nos es imprescindible porque entre todos armamos esta fiesta donde además del aspecto recreativo se celebra la identidad, el territorio, nuestra historia y nuestro futuro también”.

Pasaron cosas durante cuatro décadas para lograr semejante vínculo, claro. Pasó esta peña que ha circulado fuerte en espacios y universidades de ese centro neurálgico del folklore argentino que conforman Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba. Pasó que el dúo y la peña se transformaron durante años en una de las principales atracciones del Festival de Cosquín. Pasaron 12 discos y entre ellos varios de excelente factura, casos Taquetuyoj, que terminó ganando el Gardel en el rubro “Álbum Grupo de Folklore”, en 2009 o Mayu Maman, de 2015.

“Hacer un balance de 40 años en pocas palabras es muy difícil. Habría que ser medio historiador y nosotros, en ese sentido, no podemos más que acordarnos de las tantísimas anécdotas con la mayor ternura y el mayor humor posibles”, sostiene Cantos. “De todas maneras, lo que puedo decir es que nuestro camino desde aquel 5 de mayo del ’85 ha sido muy significativo en la vida de cada uno. Atravesamos diferentes espíritus de época y en cada una tuvimos que ingeniárnosla para poder seguir proponiendo lo que queríamos proponer sin traicionarnos, sin cambiar nuestro norte y sin transar con lo meramente comercial. Fuimos aprendiendo mucho en el camino, y esos aprendizajes nos permiten hoy cantar de cerquita a la gente. Nos fuimos convenciendo de que lo que hacíamos tenía un sentido y un significado más hondo que cantar en un escenario. Hablo de la identidad, del disfrute de esa identidad y de la pertenencia, porque la música que nosotros hacemos viene viajando en el tiempo para ser compartida”.

-¿Cómo era el país cuando debutó la peña?

-Era un país que estaba prácticamente estrenando la democracia, después de tiempos muy duros. El entusiasmo general era impresionante. Se respiraba un clima de mucha energía desde lo político, desde lo social, y la universidad era una fiesta. La cultura brotaba por todos lados. Todas las expresiones artísticas y culturales tenían cabida en la gente. Nos cobijaba un hermoso calor de bienvenida a formar parte de algo gigantesco y común. En ese contexto lanzábamos nosotros orgullosos nuestras zambas y chacareras.

-¿Y cómo es este país, cuarenta años después?

-En lo que concierne a nosotros, bueno, seguimos lanzando orgullosos nuestras zambas y chacareras. Pero es cierto que los cambios han sido muy vertiginosos. La difusión y la promoción de la música y de las artes en general tienen hoy herramientas que años atrás eran impensadas. A nosotros nos cuesta por supuesto asimilar este fenómeno de las redes, pero no nos achicamos ni nos dejamos estar. Los fenómenos y cambios socioculturales tienen hoy una velocidad que muchas veces nos sobrepasa. Los mercados, por otra parte, han invadido el quehacer cultural, la comunicación arrasó con la palabra y la palabra perdió su vocación de puente, de nexo para pasar a invadir y aturdir. La verdad como valor supremo también ha perdido su vigor. No importa si es cierto, importa que pegue, que llegue. Vivimos hoy en un mundo lleno de efectos. Lo artificial ha dejado atrás a lo natural.

-Cuando la historia del Dúo ha hecho de lo natural un culto, casi. Pueblan sus discos canciones con esa tendencia.

-Es que a nosotros, cuando las expresiones dejan un poco de lado la especulación y se acercan a lo humano, nos conmueve y lo disfrutamos un montón. La cultura es una rueda imparable, una fuente inagotable y es imposible ningunearla… Tarde o temprano, la creatividad y la conciencia en todos los saberes y los haceres culturales nos va a devolver las razones para vivir dignamente.

-El último disco (Los Copla) data de seis años atrás. ¿A qué se debe el tiempo sin grabar?

-A que no tenemos ningún apuro al respecto y no sentimos presión. La forma de hacer los discos también ha cambiado, así que nos tomamos nuestro tiempo para ver qué queremos producir y cómo lo queremos compartir. Para cumplir los próximos 40 falta un montón todavía.

Fuente: Pagina12

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