«Maldita suerte»: desventuras de un fantasma extranjero en Macao

Maldita suerte 4 puntos
Ballad of a Small Player, Reino Unido/Alemania, 2025
Dirección: Edward Berger
Guion: Rowan Joffe, basado en la novela homónima de Lawrence Osborne
Duración: 101 minutos
Intérpretes: Colin Farrell, Fala Chen, Alex Jennings, Tilda Swinton.
Disponible exclusivamente en Netflix.
Maldita suerte es el nombre de la nueva película del director alemán Edward Berger, cuyo protagonista es un adicto a las apuestas atrapado en el peor lugar posible para alguien con su problema: la ciudad china de Macao, el casino a cielo abierto más grande del mundo. Pero el título también podría hacer referencia a la carrera de Colin Farrell, el actor que interpreta al personaje y no la viene pegando para nada con los proyectos que eligió para 2025. El primero fue la fallida comedia romántica El gran viaje de tu vida, del cineasta Kogonada, proyectada en salas locales hace apenas unos meses. El segundo es este, cuyas deficiencias conceptuales y estructurales tampoco son pocas.
Pero mejor empezar por lo positivo: Berger logra trasladar a la pantalla con fidelidad la escencia de Macao. Ese efecto de noche perpetua que generan sus gigantescas estructuras, iluminadas las 24 horas por hipnóticas luces multicolores que producen la sensación de estar preso dentro de un árbol de navidad colosal. Y también la fuerte impronta espiritual que le confieren a la ciudad los templos y, sobre todo, los ubicuos altarcitos que custodian las entradas de todas las casas y comercios de la ciudad. El contraste entre esas diminutas muestras de devoción y los hiperbólicos casinos -también templos a su modo, donde a la fe se la llama suerte y el dios es el dinero- da lugar a una paradójica dicotomía que Maldita suerte intenta utilizar narrativamente sin éxito.
De hecho, el protagonista, Lord Doyle, cuyas deudas se acumulan al ritmo de su mala fortuna, se identifica con la forma en que los habitantes de Macao se refieren a las personas como él: un “guai lo”, un fantasma extranjero. Una idea que se ajusta a la dualidad citada y muy apropiada, si se piensa que un fantasma es una presencia que vaga entre dos realidades sin terminar de pertenecer a ninguna. En ese limbo Lord Doyle conoce a Dao Ming, una mujer que trabaja de ofrecer crédito a perdedores seriales como él, pero que solo es otra alma en pena igual de rota. Dos criaturas signadas por esa duplicidad paradójica que define a la ciudad.
A pesar de todo lo dicho, Berger no consigue ir más allá de las buenas intenciones y termina siendo víctima de una búsqueda que también parte a la película en dos mitades que nunca se amalgaman. Por un lado, una historia en la que la metáfora se encuentra muy pegada a la imagen que busca representar, limitando su sentido. Por otro, un preciosismo que convierte a Macao en un escenario pesadillezco, cargado de espejos, reflejos y dobleces que subrayan lo obvio, haciendo que Maldita suerte sea, apenas, un ejercicio de estilo de baja densidad.




