“No se preocupe, el algoritmo ya negocia por usted”

Una reciente nota de Adam Satariano y Paul Mozur en The New York Times advierte sobre los riesgos sociales y económicos globales que involucran inequidad, despersonalización del empleo y la necesidad de políticas colectivas para proteger los derechos laborales. Desde una mirada gremial, es imprescindible poner el foco en las nuevas tensiones y oportunidades que este escenario abre para el colectivo de los trabajadores.
Una reciente nota de Adam Satariano y Paul Mozur en The New York Times advierte sobre los riesgos sociales y económicos globales que involucran inequidad, despersonalización del empleo y la necesidad de políticas colectivas para proteger los derechos laborales. Desde una mirada gremial, es imprescindible poner el foco en las nuevas tensiones y oportunidades que este escenario abre para el colectivo de los trabajadores.
La defensa de la negociación colectiva frente al avance tecnológico
La utilización de algoritmos y sistemas inteligentes para “reformar” convenios colectivos constituye un peligro concreto para los derechos conquistados. En los últimos tiempos, ya hubo intentos de desplazar la negociación tradicional entre sindicatos y empleadores por procesos automatizados, lo que amenaza con erosionar la capacidad de los gremios de incidir en las condiciones laborales y representa una amenaza directa a la existencia misma de la organización sindical. El diálogo social tripartito que ha sido base del derecho laboral moderno corre el riesgo de convertirse en un proceso opaco y despersonalizado dominado por la lógica tecnocrática.
Capacitación y adaptabilidad: claves para los sindicatos
La mejor herramienta frente a los desafíos de la IA es la capacitación. Iniciativas como la del Sindicato del Seguro —que promueve la formación gratuita en herramientas de IA para trabajadores— muestran el camino: la alfabetización tecnológica debe estar al alcance de todos los trabajadores, para que sea posible anticipar, acompañar y orientar los procesos de cambio en vez de quedar a merced de ellos. El sindicato que apueste estratégicamente por la formación y la actualización estará adelantado, no solo en la protección de los derechos, sino también en la creación de nuevas oportunidades y en el acompañamiento de quienes enfrentan la reconversión laboral.
El rol irremplazable de la representación gremial
El impacto de la Inteligencia Artificial es relativo y depende de la capacidad de respuesta del movimiento sindical y del Estado. Es fundamental que sindicatos, trabajadores y gobierno avancen en una agenda articulada para que la incorporación de la Inteligencia Artificial no se traduzca en exclusión ni en precarización. Los gremios tienen un papel clave en la investigación de los sectores más vulnerables a la automatización, en el acompañamiento de la reconversión productiva y en la construcción de redes de contención social y laboral.
Legislar y regular en defensa del trabajo
La ausencia de un marco normativo específico sobre el impacto de la IA en el ámbito laboral plantea la urgencia de un debate profundo. La experiencia argentina demuestra que cuando trabajadores organizados, gobierno y expertos se sientan a la mesa para diseñar políticas públicas, es posible avanzar sobre los desafíos del trabajo digitalizado y garantizar que la tecnología se incorpore sin sacrificar los derechos laborales.
Un futuro justo e inclusivo
La acción colectiva y la organización sindical resultan hoy más necesarias que nunca. El objetivo no es rechazar la tecnología, sino ponerla al servicio de la inclusión, del trabajo digno y del bienestar social. La mención del peronismo remite históricamente al valor del trabajo y a la solidaridad; por eso, una vez más, desde el sindicalismo argentino debemos renovar nuestro compromiso con la defensa de quienes están en las fábricas, los comercios, las oficinas y cada rincón donde la inteligencia artificial está llegando. La batalla por el trabajo del futuro será colectiva, y el rol de los gremios, imprescindible. Citando la advertencia de Satariano y Mozur, el desafío global es democratizar oportunidades y evitar un futuro dominado por la desigualdad tecnológica.





