Espectáculos

Aparece una edición especial de «20 Años – ¡Ni un paso atrás!»

Por primera vez desde la edición realizada por Página/12, los conciertos de octubre de 1997 en Ferro ven la luz en un lanzamiento remasterizado y con el plus de un poema del Indio Solari.

Otro momento. Otro país. Pero no tanto. Había que fumarse al menemismo y toda su rastra neoliberal en un año tan hostil como 1997. Rebosaba aún la sociedad de esa clase de liberales refractarios al amor por la patria que -como hoy- dos por tres renacen con la misma cantinela. Que lo mejor está siempre –o viene de- afuera. Que cárcel o bala. Que yo la hice solo y nadie me regaló nada. Que viven de la nuestra. Que algo habrán hecho. Que la gente de bien. Y que la mar en coche. Otro momento. Otro país. Pero no tanto, tampoco, porque sobre ese estado de cosas había montada una resistencia popular (que eclosionaría cuatro años después) horadando ya cuerpos y conciencias. Porque, se sabe, nunca nada ocurre de manera espontánea cuando de pueblos se trata. Las cosas van macerando antes de estallar. Y tienen actores que juegan, como entonces las Madres de la Plaza.

El recuento viene al caso porque fueron ellas quienes provocaron el hecho cultural más importante de aquel año: el festival que el rock les ofrendó en cancha de Ferro al cumplirse 20 años entonces de la primera ronda de las Madres en Plaza de Mayo. Bandas y solistas se congregaron el sábado 11 y el domingo 12 de octubre de 1997 en la cancha de Ferrocarril Oeste no solo para vivir dos jornadas inolvidables, de lleno total, sino también para producir un disco clave, parteaguas, que acaba de retornar por obra y gracia de la Unión de Músicos Independientes. Bajo el nombre de 20 Años – ¡Ni un paso atrás! – Edición especial XXVIII Aniversario y en el marco de un convenio de cooperación firmado entre la UMI y la Asociación Madres de Plaza de Mayo, la edición contiene las 17 pistas originales –todas debidamente remasterizadas– más un plus de luxe: un poema del “Indio” Solari cedido por él a las Madres, a partir de un homenaje especial producido por el cineasta Emilio Cartoy Díaz.

La edición -distribuida a través de la Agregadora de Música Argentina– se suma a la que había publicado Página/12, y vuelve sobre buena parte de todo lo ocurrido durante aquel festival de música y resistencia. Noches ambas en que Hebe de Bonafini misma evocó tiempo después como algo “muy fuerte”. “Para nosotras fue algo muy fuerte, porque nos fuimos del circuito habitual de lucha por los derechos humanos a otro que no conocíamos tanto. Ahí terminé de conocer a los rockeros, que me parecieron chicos maravillosos, que dejaron de lado todo y desinteresadamente estuvieron con las Madres. Cuando pronuncié el discurso, sabía que a esos miles de pibes les estaba llegando lo que les decía”.

Esa “juventud maravillosa” a la que hacía referencia Hebe fue pues la que colmó los dos Ferros -el primero con lluvia- para ver, sentir y escuchar una síntesis de lo grueso y vital que pasaba con el rock criollo entonces. Una versión rabiosa y necesaria de “El rito de los corazones sangrando”, tema de batalla que La Renga venía curtiendo en vivo desde los días del disco A donde me lleva la vida…, y que la UMI eligió como primer simple de adelanto de la nueva edición. La participación inevitable de León Gieco, que se sumó al festival con un clásico de siempre: “El fantasma de Canterville”. La muy sentida participación de Los Piojos –se nota en la voz de Ciro- a través de “Muy despacito”, de Ay Ay Ay. Divididos y la contundencia de un tema que hacía estragos en la era (“Ala Delta”). La más que apropiada “El Chupadero”, de Todos Tus Muertos, con Fidel Nadal diciendo “Este es un tema que habla de la historia argentina, de nuestra historia, de tu historia”. Otro momento alto fue sin dudas el de Las Pelotas -con un Sokol en la cresta de la ola- haciendo una versión de “Sin hilo”, de esas que quedan en la historia. Y la rabiosa –pura energía y doble bombo- “Malón Mestizo”, de Malón, entre otras.

Todas ellas, coronadas por la pata universal dada por un tal Bono –irlandés del sur tenía que ser- que mandó el poema a cappella de William Butler Yeats (“The mother of God”) para incluir en el disco, junto a un recitado de “Mother of the Disappeared”, canción homenaje que U2 había grabado diez años atrás en The Joshua Tree. “En los árboles nuestros hijos cuelgan desnudos / A través de las paredes nuestras hijas gritan / Vean sus lágrimas en la tormenta”, recita el cantante en castellano.

“Las Madres no creemos en los partidos políticos. Los partidos políticos nos traicionan. Las Madres creemos en los pueblos, que con su fuerza y sus convicciones llenan las plazas y las calles para exigir lo que queremos: trabajo, dignidad, salud, educación”, dirá a su turno Hebe de Bonafini en un discurso que –felizmente- entraría en contradicción con los años felices que llegarían con la década ganada. No resultó así con otros fragmentos encendidos en los que la presidente de la Asociación instó a los pibes y las pibas presentes a luchar “para que alguna vez la justicia en este país sea de verdad”, a la vez que agradecía a viva verba que la música había unido a músicos y militantes. “La rebeldía nos tiene que seguir uniendo. Ustedes tienen que ser rebeldes, pibes.”

Hebe de Bonafini dio un discurso inolvidable.

Fuente: Pagina12

Comentarios de Facebook

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba