Más allá del hype: Los riesgos estratégicos de la inteligencia artificial generativa

La inteligencia artificial (IA) generativa avanza a un ritmo tan acelerado que incluso sus desarrolladores difícilmente podrían haberlo anticipado. Desde la automatización en la creación de contenidos hasta la optimización de procesos internos y la expansión de flujos de trabajo creativos, el argumento empresarial en favor de la IA generativa parece, a primera vista, indiscutible.
Sin embargo, detrás de este entusiasmo se oculta una red compleja de riesgos y tensiones aún no resueltas. A medida que las empresas incorporan estas herramientas se benefician de su potencial, pero también deben afrontar consecuencias no deseadas; especialmente en áreas como la disrupción laboral, la estandarización sistemática, la integridad de los datos y la erosión de los límites éticos vinculados a la propiedad intelectual.
Este artículo ofrece una mirada crítica sobre esos puntos de tensión, con el objetivo de aportar perspectiva a tomadores de decisiones, reguladores y líderes empresariales que navegan este nuevo escenario donde tecnología e industria convergen de manera acelerada.
Desplazamiento laboral y nuevas formas de trabajo
Uno de los riesgos más comentados sobre la IA generativa es la posible pérdida masiva de empleos. No obstante, el impacto real no se da necesariamente por la eliminación de profesiones enteras, sino por la automatización de tareas específicas dentro de roles más amplios. Este fenómeno reconfigura los puestos de trabajo, exige nuevas habilidades y cambia la forma en que se genera valor dentro de las organizaciones.
En áreas como el marketing, los servicios legales, la programación o el periodismo, la IA ya puede producir textos, contratos, líneas de código y piezas editoriales que antes eran responsabilidad exclusiva de profesionales humanos. Esto plantea un desafío para quienes trabajan en tareas fácilmente replicables por algoritmos y que corren el riesgo de quedar desplazados en un entorno que prioriza velocidad, volumen y eficiencia de costos.
No se trata solo de una polarización entre trabajos «altamente calificados» y «rutinarios», sino de una sustitución de tareas repetitivas que pueden ser absorbidas por la tecnología. A la vez, los roles que requieren criterio, pensamiento estratégico o habilidades humanas complejas tienden a ganar valor.
En este contexto, será esencial invertir no solo en formación técnica sino también en pensamiento crítico, ética y diseño centrado en las personas, fomentando competencias que permanezcan profundamente humanas y difíciles de replicar por la IA.
Estandarización y pérdida de originalidad
Uno de los efectos menos visibles, pero estratégicamente más peligrosos de la IA generativa, es su tendencia a generar resultados homogéneos. Los modelos están diseñados para predecir la opción más probable a partir de grandes volúmenes de datos, lo que hace que tiendan a replicar lo ya conocido. Esto limita principios como la creatividad, la especificidad cultural o la sorpresa.
En marketing, por ejemplo, el uso generalizado de IA para redactar textos publicitarios, descripciones de productos o slogans, puede llevar a que muchas marcas empiecen a sonar idénticas. A medida que se produce contenido a gran escala utilizando las mismas estructuras y fuentes de datos, la originalidad y la diferenciación se debilitan. La voz de marca se vuelve plana y la visión creativa se estandariza. El riesgo no es menor, ya que en un mercado competitivo perder singularidad implica perder relevancia.
La IA puede impulsar eficiencia, pero no sustituye el juicio humano ni la identidad de marca. Como advierten los especialistas, el verdadero valor no yace en producir más mensajes, sino en generar contenido con significado, autenticidad y conexión emocional. Por lo que las marcas deberían usar la IA no solo para generar contenido, sino para curarlo estratégicamente y construir significado.
Datos contaminados y modelos poco confiables
La efectividad de la IA generativa depende directamente de la calidad de los datos con los que se entrena. Una gran vulnerabilidad se presenta cuando dichos datos están sesgados, desactualizados o han sido manipulados, ya que pueden afectar el rendimiento de los modelos y generar errores que pueden luego reflejarse en decisiones empresariales.
Uno de los riesgos más complejos es el de la contaminación sintética, que ocurre cuando el contenido creado por IA se vuelve a incluir en los conjuntos de entrenamiento. Este reciclaje perpetúa errores, da lugar al llamado colapso del modelo y disminuye progresivamente la precisión, creatividad y variedad de los resultados. Esto se convierte en un círculo vicioso: los modelos se entrenan con datos contaminados, generan contenido basado en esos datos, y ese contenido contaminado es usado nuevamente para entrenar otros modelos.
Por estas razones, la gestión de datos debe abordarse como una función estratégica. Esto implica validar la procedencia de los datos, asegurar su trazabilidad, auditar los conjuntos de entrenamiento y establecer protocolos rigurosos para evitar que el contenido generado por IA contamine futuros datasets de entrenamiento.
María Laura Ruiz
Autoría, ética y propiedad intelectual
Uno de los debates más polémicos sobre la IA generativa se centra en la autoría de los contenidos. La mayoría de los modelos actuales han sido entrenados con grandes volúmenes de texto, imágenes y código creados por humanos, muchas veces sin su consentimiento. Esto plantea no solo dilemas legales, sino también éticos y filosóficos: ¿A quién pertenece una obra generada por una máquina entrenada con material colectivo y posiblemente protegido por derechos de autor?
Mientras artistas, escritores y desarrolladores presentan demandas que empiezan a sentar jurisprudencia, se hace urgente establecer marcos regulatorios claros. Las leyes actuales de propiedad intelectual no contemplan escenarios donde la autoría es compartida o directamente indefinida.
Desde el punto de vista de marca, este tema también es sensible. Usar contenido generado por IA sin verificar su origen puede derivar en acusaciones de plagio, explotación o apropiación cultural. En tiempos donde los consumidores exigen transparencia, construir confianza implica adoptar criterios éticos en el uso de estas tecnologías.
Opacidad algorítmica y falsa autonomía de la inteligencia artificial
Aunque la IA generativa puede aumentar la eficiencia, también introduce un alto nivel de opacidad. Muchos modelos funcionan como cajas negras, generando resultados sin explicar cómo se llegaron a ellos. Esto es especialmente problemático cuando se aplican en decisiones sensibles como contrataciones, créditos o moderación de contenidos, donde los sesgos ocultos pueden tener consecuencias graves.
Además, confiar ciegamente en la inteligencia artificial puede llevar a una ilusión de autonomía. Estos sistemas no comprenden contexto ni matices culturales. Tampoco pueden evaluar implicancias éticas o reputacionales. Por estas razones, no deben reemplazar funciones estratégicas sino apoyar decisiones humanas bajo supervisión constante.
Para abordar estos desafíos, las organizaciones deben avanzar hacia una adopción más consciente y controlada de la IA generativa. A continuación, se proponen algunas acciones que ayudarían a una correcta implementación:
- Crear comités de ética con representantes de áreas legales, técnicas, recursos humanos y marketing para evaluar proyectos de IA, desarrollar directrices y monitorear su cumplimiento en toda la organización. Además, deberían capacitar al personal para anticipar dilemas éticos durante el proceso de adopción y uso de IA.
- Auditar y validar los datos de entrenamiento con el fin de revisar la calidad, integridad y representatividad de los conjuntos de entrenamiento, identificando sesgos, datos faltantes o anomalías. Es fundamental asegurar que los datos reflejen la diversidad de los públicos y valores organizacionales, reduciendo riesgos de discriminación o resultados sesgado. Adicionalmente, este proceso puede complementar auditorías éticas internas o externas, para verificar cumplimiento regulatorio y trazabilidad de decisiones.
- Diseñar procesos con supervisión humana, donde la IA complemente y no reemplace el criterio profesional. El enfoque Human-in-the-Loop (HITL) combina la fuerza del modelo de IA con el juicio humano. Los humanos revisan, corrigen y validan las salidas, especialmente en escenarios complejos o de alto impacto. Así se preserva la responsabilidad profesional, se reducen errores críticos y se mantiene la adaptabilidad frente a situaciones no esperadas por el modelo.
La inteligencia artificial generativa no es una solución mágica y como toda herramienta su impacto depende del uso que se le dé. Para los líderes, el reto consiste en aprovechar sus beneficios sin ignorar los dilemas que plantea en torno al empleo, la ética, la propiedad intelectual, la calidad de los datos y la pérdida de originalidad.
Al situarnos frente a un cambio de paradigma como el actual, es crucial recordar que innovar no debería ser solo avanzar más rápido sino avanzar con responsabilidad y propósito, buscando alinear los valores humanos con la sostenibilidad a largo plazo de las industrias que aspiramos a transformar.
(*) Especialista en marketing y gestión de proyectos dentro de la industria digital, y cofundadora de la agencia Creamos UK.





