Ser programador ya no asegura un súper sueldo ni garantiza empleo en Argentina por «culpa» de la IA

Hasta hace no mucho tiempo, estudiar programación era la llave a una salida laboral rápida, a percibir sueldos altos, en dólares y tantos otros beneficios que muy pocas carreras brindaban. Pero ¿qué sucede ahora con esta profesión en tiempos donde la inteligencia artificial parece arrasar con los trabajos, las plataformas low-code están en auge y hay una mayor competencia en el sector? ¿Siguen siendo los programadores las estrellas del mercado o es una actividad que tiende a desaparecer? ¿Será el momento de barajar y dar de nuevo?
El estallido de la pandemia fue el gran punto de inflexión para el mercado tecnológico. Empresas de todos los sectores se vieron obligadas a acelerar procesos de transformación digital, abrir canales online y sostener operaciones a distancia. «Durante la pandemia se disparó la demanda de programadores de manera notable. Los procesos eran rápidos y los candidatos recibían varias ofertas al mismo tiempo», recordó a iProfesional Diego Kirschenbaum, director de la consultora Capital Humano.
Ese contexto generó un boom de contrataciones y salarios, con programadores argentinos que incluso lograron insertarse en compañías extranjeras sin salir del país. Pero la euforia no duró demasiado: entre 2022 y 2023, el sector atravesó un ajuste marcado por la caída de inversión en startups, la necesidad de priorizar la rentabilidad y una mayor disponibilidad de perfiles senior.
Hoy, en 2025, el escenario es diferente: «La demanda se estabilizó, pero se volvió más estratégica y selectiva. Las empresas ya no buscan llenar vacantes por volumen, sino por impacto», explicó Kirschenbaum. El foco está puesto en perfiles capaces de combinar conocimiento técnico con visión de negocio y adaptación tecnológica.
Si bien la demanda para perfiles especializados se mantiene fuerte, un informe de Experis, consultora de talento tecnológico de ManpowerGroup, revela que solo el 27% de las empresas planea contratar programadores en el tercer trimestre de 2025, mientras que un 33% prevé despidos y un 37% mantendrá su plantilla. Esto refleja que, aunque el mercado general se vuelve más selectivo, los profesionales que logran destacarse con conocimientos técnicos avanzados y habilidades blandas siguen encontrando oportunidades claras.
La inteligencia artificial, ¿amenaza o copiloto?
Uno de los grandes interrogantes es el impacto de la inteligencia artificial en el trabajo de los desarrolladores. Lejos de un reemplazo masivo, los especialistas consultados por este medio, coinciden en que se trata de un cambio de rol. «La inteligencia artificial es una herramienta que potencia el trabajo del programador, automatizando tareas repetitivas y permitiendo ganar tiempo. El verdadero valor sigue estando en la creatividad, el criterio y el entendimiento del negocio«, señaló Ariel Hitner, Delivery Manager Microsoft 365 de Softtek.
‘El verdadero impacto de la IA será la transformación del rol del programador, no su desaparición.’
En la misma línea, Hernán Landriscina, head of marketing & alliances de SMS Sudamérica, subrayó: «La IA debe verse como un copiloto, que le permite al programador enfocarse en las tareas más estratégicas mientras automatiza las de bajo valor. El verdadero desafío hoy es saber cómo utilizarla para sacar el máximo provecho en un contexto de cambio acelerado y confusión».
Aquellos que logren incorporar estas tecnologías podrán incrementar su productividad y enfocarse en tareas de mayor valor, mientras que quienes no se adapten quedarán desplazados. «No están amenazados por la tecnología en sí, sino por los profesionales que sí saben cómo utilizarla», advirtió Landriscina.
Las plataformas low-code y no-code también avanzan, pero según Hitner no sustituyen la programación tradicional: «Agilizan desarrollos y ayudan a reducir tiempos, pero tienen limitaciones. La programación tradicional sigue siendo indispensable en proyectos que requieren soluciones personalizadas».
Eso no significa que el impacto sea neutro. Según Landriscina, «los perfiles enfocados en tareas repetitivas o que requieren mucha eficiencia, como los programadores de control de calidad y testing de software, son los más afectados. Sin embargo, la demanda sigue creciendo para quienes cuentan con un alto nivel de especialización en áreas como ciencia de datos, ciberseguridad, IA o desarrollo de sistemas complejos».
Cuánto ganan los programadores hoy
El atractivo económico de la profesión se mantiene, aunque con matices frente a los años de esplendor. Según Kirschenbaum, los sueldos tuvieron un fuerte pico en 2021-2022, cuando un programador junior podía duplicar o triplicar sus ingresos en relación con 2019. Ese boom se moderó: «Hoy los salarios son más altos que hace cinco años, pero ya no alcanzan los picos desproporcionados de 2021-2022. Lo que sí cambió es el enfoque: ahora se paga más por valor y resultados que por cubrir un puesto», destacó.
En 2025, los números muestran una amplia dispersión. Un junior puede ganar entre u$s1.000 y u$s1.500 al mes; un semi senior, entre u$s1.800 y u$s2.500; y un senior supera los u$s3.000 si trabaja para proyectos internacionales. En paralelo, los contratos locales suelen estar más ajustados al contexto inflacionario, aunque con beneficios como capacitación y flexibilidad laboral.
«La época dorada de los salarios de programadores quedó atrás, como la pandemia. En ese momento los sueldos se dispararon. Pero hoy ya no es así. En la Argentina, además, por el valor del dólar, resultamos caros para la región. Eso llevó a que empresas miren hacia otros países para contratar talento más competitivo«, agregó Hitner.
Por otro lado, el mercado ya no ofrece múltiples ofertas simultáneas para cada candidato, pero sí oportunidades claras para quienes logren diferenciarse. Los perfiles más demandados incluyen especialistas en ciencia de datos, ciberseguridad, inteligencia artificial, desarrollo cloud, DevOps y full stack. Lenguajes como Python, Java y JavaScript siguen siendo los más valorados.
El día después de mañana
Los especialistas coinciden en que el futuro del programador dependerá de su capacidad de adaptación. «Hoy la clave es reinventarse: aprender nuevas tecnologías, comprender el negocio y fortalecer habilidades blandas como liderazgo, empatía y pensamiento crítico«, resumió Hitner.
Para Landriscina, el mensaje a los jóvenes es claro: «Deben alejarse de la mentalidad de ‘yo solo codifico’ y enfocarse en convertirse en solucionadores de problemas. Para ello, deben dominar los fundamentos, prestar atención a las habilidades blandas, incorporar la IA a su día a día y buscar un nicho de especialización como horizonte profesional».

«La tecnología no amenaza, quienes no sepan usarla sí; la IA es oportunidad para los expertos.»
Los programadores ya no son ídolos inalcanzables, pero sí pueden seguir siendo protagonistas. La clave es adaptarse, especializarse y convertirse en los verdaderos copilotos de la inteligencia artificial.
En definitiva, la figura de los programadores como rockstar mutó. Hoy, aunque la posibilidad de acceder a sueldos altos y una salida laboral rápida sigue existiendo, la inteligencia artificial, las plataformas low-code y la mayor competencia transformaron por completo el escenario, obligando a los profesionales a adaptarse y reinventarse para seguir siendo protagonistas.