Espectáculos

Carlos Ianni dirige a Teresita Galimany en «Leonora»

El unipersonal recorre buena parte de la extensa vida de Leonora Carrington, artista plástica nacida en Inglaterra en 1917 y fallecida en México en 2011.

Considerado un poema dramático o un monólogo poético, Leonora recorre buena parte de la extensa vida de Leonora Carrington, artista plástica nacida en Inglaterra en 1917 y fallecida en México en 2011. Escrita por el dramaturgo español Alberto Conejero, con la actuación de Teresita Galimany y dirección de Carlos Ianni, el unipersonal hasta el momento no estrenado, sube a escena este sábado 20 en el Celcit. El montaje pone el acento en el descubrimiento de la vocación artística y en la superación de la adversidad a través de la imaginación en el arte. Es por esto que, en un momento clave de la obra, mirando una pintura de Paolo Ucello, al personaje se le revela su vocación de artista. “Otro estimulo importante en ese sentido es el libro que le da su madre, a través del cual conoce la obra de los surrealistas, un descubrimiento que la deja conmocionada”, coinciden el director y la actriz en conversación con Página/12.

Conejero se basó en el diario que Carrington escribió y a esas memorias se remite el racconto de su vida que abarca los años de infancia y juventud hasta el momento en que decide viajar de Europa hacia México. Así, habla de la estancia de Leonora en Francia, de su relación afectiva con Max Ernst, la desestabilización psíquica que sufrió cuando a él lo arrestan los nazis, los cruentos tratamientos durante sus internaciones. Por su parte, Ianni y Galimany abrevaron en todas las fuentes documentales posibles antes de abocarse a los ensayos, incluso decidieron viajar a México para observar en vivo lo que ya conocían en la bibliografía consultada y en lo visto en Internet.

No obstante haber estado en contacto directo con los cuadros, esculturas y textiles de Carrington en el museo de Tequisquiapan, en San Luis Potosí y en los jardines de la Hacienda El Centenario de Jalisco, el director decidió realizar una puesta despojada sin recurrir al celebrado lenguaje surreal de la artista. Pintado sobre una valija, solamente se muestra su conocido «Autorretrato (la posada del caballo del alba)», obra de 1937. Tampoco el vestuario remite a una época determinada o intenta sugerir un parecido de la actriz con la artista. La utilería es de Solange Krasinsky, el diseño de iluminación, de Soledad Ianni.

Luego de tener bien avanzado el montaje surgió la idea de sumarle música ejecutada en vivo. Así entraron Diana Griot y su cello a formar parte de la puesta, ”para dar volumen intensificando ciertos momentos y acompañar con estímulos sonoros”, según considera la intérprete. “Acordamos avanzar a tientas sin tener en claro por dónde ir: finalmente la misma obra me dio la respuesta en función de cómo resonaba en el cuerpo de la actriz”, completa Ianni.

-¿Por qué no participa la obra de Carrington en el montaje?

Carlos Ianni: -Después de ver tanta obra suya, después de alimentar mi imaginario, tuve en claro que el despojamiento era lo que quería. Casi no hay objetos pero sí hay música en vivo, que no es narrativa sino que cumple la función de introducir ciertos momentos de cambio y jerarquizar otros, valorizándolos.

-¿Cuáles son esos momentos?

Teresita Galimany: -Leonora Carrington logró salvarse a través del arte. La pintura la ayudó a superar momentos críticos y logra atravesarlos gracias a su vocación. Veo su vida como un permanente hacerse y rehacerse, una vida que se va reseteando. Es un ejemplo de resiliencia.

C.I.: -Hay muchas familias como la de Leonora, que piensan que es una vergüenza tener a una artista entre sus integrantes. Creo que la obra no habla de la vida de una pintora determinada sino que habla de una mujer que logra concretar su vida artística a pesar de todo lo que le ponen en el camino.

-¿Cuáles nombrarías de todos esos obstáculos?

C.I.: -Ella había nacido en una familia aristocrática y tenía el destino de casarse con alguien de su misma clase, pero desafió todos los mandatos familiares. Se enamoró de Max Ernst, tantos años mayor que ella, fue internada en un manicomio, escapó de los alemanes, volvió la familia a querer domesticarla pero no pudo.…

T.G.: -Para mí, ella logra sumar todas las voces y presencias que la habitaron. Porque es el vivo retrato de un yo que no es único sino que está constituido por muchos otros yo. Y ella pudo integrarlos a todos en su obra.

Leonora, en el Celcit (Moreno 431), los sábados a las 19.

Fuente: Pagina12

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