Snarky Puppy: «Nuestra responsabilidad es entregar un poco de luz a la gente»

La banda icono del nü jazz de este siglo vuelve a Buenos Aires para adelantar temas de Somni y repasar sus clásicos.
“Cada artista tiene que buscar el equilibrio para no abandonar a su público. Es algo similar a regar una planta: si pones demasiada agua, se muere”, metaforiza Michael League, bajista y líder de Snarky Puppy, con ese español neutro que no perdió ni siquiera al mudarse a Cataluña. “Me parece que el tiempo prudente para reencontrarte con una ciudad y su gente es cada dos o tres años, así tienes chance de presentar algo nuevo”. A dos años de su último paso por Buenos Aires, la banda icónica del nü jazz del siglo XXI vuelve estos viernes 5 y sábado 6, esta vez a la sala C Art Media (Av. Corrientes 6271), para tantear los temas de su inminente disco. Y por supuesto, no faltarán los clásicos. “Tenemos 75 minutos de música nueva, pero sólo haremos algo de ahí”, adelanta el frontman. “Nos entregaremos al factor sorpresa porque yo armo la lista de temas 30 minutos antes de salir a tocar. No me gusta repetir”.
-Se volvió tendencia salir de gira por Sudamérica previo a sacar nuevo material. Más que por cábala, lo hacen por el filtro que puede significar el temperamento del público. ¿Es así?
-Sí, totalmente. El público sudamericano es durísimo. Grabamos el disco con una orquesta de 54 personas y tenemos que adaptar muchísimo las canciones. Si bien es un experimento, tengo confianza en que todo saldrá bien. Cuando me puse a componer, sabía que había que tocar esas canciones sí o sí en directo. No podíamos pasar cinco años tocando los temas del último (se refiere a Empire Central, de 2022).
-¿Podés adelantar en qué se diferenciará lo nuevo de la banda con respecto a lo que ya se conoce?
-El disco se llama Somni, que significa “sueño” en catalán y sale el 21 de noviembre, pero el primer single aparecerá este viernes. Musicalmente, diría que es muy diferente. En principio, compuse todo yo. Es algo que no hacía desde Sylva, disco que hicimos junto a la misma orquesta, Metropole Orkest, en 2015. Eso cambió mucho el sonido de la banda porque todos pasaron 10 años compartiendo la responsabilidad de ser compositores. Hicimos el mismo formato, grabando con público en directo, alrededor de nosotros. Además, lo grabamos con 12 cámaras de muy alta calidad. Fue algo al máximo. Imagínate que somos muchos en la banda, por lo que siempre estamos creciendo y evolucionando. Es lo más interesante que hicimos en nuestra carrera como banda.
-Ese tipo de afirmaciones se volvieron una especie lugar común entre los artistas. Lo que tiene, de paso, una doble lectura: mientras el músico piensa que es lo mejor que hicieron, el fan se aferra al pasado. ¿Cómo choca esa evolución propia con el aburguesamiento ajeno?
-Creo que cualquier grupo que tiene 20 años tocando enfrenta los mismos retos. Siempre aparece un grupo de fans que opina que el disco “X” es el mejor y nunca superará lo que vendrá. Muchos de estos grupos escuchan a su fandom y ponen su energía en complacerlo, mientras que hay otros como David Bowie, los Beatles, Radiohead o Björk, a los que no les importa lo que piense su público. ¿Y por qué cambiarías? Yo soy muy de esa mentalidad: lo único que me importa es que el grupo haga lo que quiere hacer.
-La pregunta surgió en parte porque el domingo pasado tocó Kamasi Washington en Buenos Aires, para presentar su nuevo disco, Fearless Movement, y eso se notó en la convocatoria. Sus fans parecen ser de su disco The Epic, que poco tiene que ver con lo que presentó en vivo. ¿Qué te pasa cuando enfrentás esa resistencia?
-Sigues creando, sigues para adelante. Yo soy mega fan del tenis y ahí ocurren errores, objetivamente. Y en el arte no puede haber error. No puedes pasar ni un minuto pensando en algún error que cometiste hace dos minutos, tienes que seguir adelante con la misma mentalidad siempre. Jugar bien y ganar el punto. Yo soy muy así con los discos, hay muchos artistas con los que he trabajado que tienen miedo de lanzarse al vacío y llegan al punto de la parálisis. Piensan que el disco tiene que representar la totalidad de quiénes son como artistas. Si piensas así, nunca vas a progresar. Tienes que lanzar discos como si fueran fotos. Con más fotos, lo anterior pierde importancia, lo que además me parece sano. Cuando estrenas material nuevo, el público quiere algo más familiar. Si llegas a ceder, dejas de ser artista y te conviertes en entretenedor. Yo quiero seguir teniendo la mentalidad de artista.
-Si algo destaca de sus shows en vivo es que se comportan como entretenedores, porque es un espectáculo en sí mismo verlos en vivo: los solos, el diálogo con la gente, los invitados…
-De alguna forma, los artistas somos entretenedores. Cuidamos mucho de nuestro público. Pero al igual que sucede con las parejas, la mejor forma de cuidarla es queriéndote a ti mismo. De esa forma, cuidamos de nuestro público porque lo respetamos. Tenemos la fe y la confianza en el público de que van a escucharnos con oídos abiertos, y como son inteligentes quieren cosas nuevas. Por respeto a ellos, seguimos con ese rumbo artístico. A la vez, pongo mucha energía en conectar con el público en cada concierto para que conozcan mejor lo nuevo.
-El año pasado pusieron a circular una nueva edición de su disco We Like It Here, a propósito de su décimo aniversario, en cuyo título hicieron hincapié en la remezcla, la remasterización y la reinventiva. Si creés que cada disco es una foto, ¿por qué revisitaron a este disco de esta manera?
-Alguien de nuestro sello me dijo que era el que más se vendía de nosotros y es el favorito de nuestro público. Entonces nos dijo que había que aprovecharse de la gran demanda que tenía, porque nosotros hemos ignorado ese disco. No hemos hecho nada especial del disco desde que lo lanzamos, a diferencia de otros. Le dije al sello que si íbamos a hacer un relanzamiento teníamos que hacer algo muy fresco y nuevo. Les conté que tenía seis tomas alternativas de cada canción e hicimos un disco así: en el mismo orden, pero con tomas alternativas, con formas y tempos diferentes.
-Al igual que We Like It Here, Somni lo grabaron en Países Bajos. ¿Cómo se dio el vínculo con la Metropole Orkest?
-Cuando hicimos We Like It Here, una amiga invitó a los directores y managers de la Metropole Orkest a la sesión de grabación. Nos preguntaron si podía haber interés en hacer algo con ellos y les dije que sí. Entonces grabamos Sylva, al año siguiente, y desde ese momento creamos una conexión muy fuerte. Snarky Puppy tocó ocho o nueve veces con ellos, y también lo hicimos con Bokanté, mi otro proyecto.
-¿Te parece que el groove está en auge?
-Me parece que sí, porque la mayoría del consumo de la música hoy pasa por las plataformas digitales y los oyentes de la música en 2025 tienen una perspectiva de la música más global. Escuchan más música de afuera que música local o regional. No me gustaría ir a Uruguay o a Indonesia y escuchar a todo el mundo cantando funk.
-¿Cómo vivís la globalización de la ultraderecha? Vivís en España, donde está siendo cercada por la del resto de Europa, mientras que en tu país se posicionó. Y además venís a tocar a la Argentina, donde también gobierna.
-Lo veo como un ciclo y espero que no termine como el último ciclo, que derivó en una guerra mundial. Es deprimente ver a gente como mi padre votando por alguien que es lo opuesto a lo que me inculcó. Pero, como artistas, nuestra responsabilidad es entregar un poco de luz a la gente.