Dinamarca denunció una campaña secreta de Estados Unidos en Groenlandia

El Gobierno de Dinamarca convocó este miércoles al encargado de negocios de Estados Unidos en Copenhague, Mark Stroh, a raíz de informaciones publicadas recientemente sobre la presunta presencia de ciudadanos estadounidenses en Groenlandia con el objetivo de realizar «operaciones de influencia» en la población local respecto a los planes del presidente norteamericano, Donald Trump, de incrementar su control sobre el territorio autónomo.
La medida fue adoptada tras la publicación de un informe de la televisión pública danesa, DR, que denunció «intentos de injerencia» por parte de personas vinculadas a la administración Trump. Según la cadena, al menos tres ciudadanos estadounidenses cercanos al presidente habrían viajado recientemente a Groenlandia para llevar a cabo actividades encubiertas destinadas a influir en la opinión pública local.
Trump manifestó en reiteradas ocasiones su interés por hacerse con Groenlandia, una isla rica en recursos naturales y estratégicamente ubicada en el Ártico. Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, ha argumentado que su control es necesario por «razones de seguridad nacional» y no descartó el uso de la fuerza para lograrlo.
Inaceptable
El Ministerio de Asuntos Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, calificó la reunión como «preventiva«, aunque con un tono firme. «Pedí que se convoque al encargado de negocios estadounidense porque cualquier intento de influir en los asuntos internos del reino es inaceptable«, reiteró Rasmussen a la agencia de noticias danesa Ritzau.
“La cooperación entre los gobiernos de Dinamarca y Groenlandia es estrecha y está fundamentada en la confianza mutua, al igual que existe un diálogo constante entre sus autoridades pertinentes”, concluyó el canciller Rasmussen. Por el momento, Estados Unidos no ha emitido comentarios oficiales sobre la situación.
El informe de DR, basado en testimonios de ocho fuentes policiales, que creen que el objetivo es debilitar los vínculos entre Dinamarca y Groenlandia mediante la manipulación interna de la sociedad groenlandesa. DR detalló que los tres estadounidenses vinculados a Trump viajaron a Nuuk, capital de Groenlandia, con el propósito de “fracturar las relaciones” entre la isla y Dinamarca.
Entre las tácticas utilizadas, uno de los sospechosos habría elaborado una lista de groenlandeses favorables a Estados Unidos, recopilado nombres de críticos de Trump y alentado a destacar incidentes que pudieran dañar la imagen de Dinamarca en la prensa estadounidense. Según DR, los emisarios estadounidenses también habrían buscado información sobre asuntos sensibles que han tensado la relación entre Groenlandia y Dinamarca, como la remoción forzada de niños indígenas de sus familias y casos de anticoncepción forzada. También se los acusa de intentar reclutar figuras de la política local a favor de la independencia de Copenhague, en lo que las fuentes citadas califican como actividades de “infiltración” y “operaciones de influencia”.
En una nota enviada a DR, el servicio de inteligencia danés (PET) reconoció que Groenlandia es objeto de campañas para provocar tensiones con Copenhague. Según el PET, estas campañas podrían aprovechar desacuerdos existentes, o incluso fabricados, para promover o reforzar ciertas opiniones sobre Dinamarca, Estados Unidos u otros países con intereses en la región. En respuesta, el PET indicó que ha «reforzado continuamente» su presencia y cooperación con las autoridades locales en Groenlandia y que continuará haciéndolo.
«No se espía a un aliado»
No es la primera vez que Dinamarca responde ante posibles injerencias de la administración de Trump. En mayo, el Wall Street Journal informó que la inteligencia estadounidense tenía la orden de identificar en Groenlandia y Dinamarca posibles aliados de los planes de Washington para la isla, así como recabar información sobre el movimiento independentista en Groenlandia y sobre la posible explotación de sus recursos naturales por parte de Estados Unidos. “No se espía a un aliado”, declaró en esa oportunidad la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.
En esa ocasión, Rasmussen ya había tomado una medida similar, citando al encargado de comercio tras las revelaciones para aumentar el espionaje en Groenlandia. El encargado de negocios es la máxima representación diplomática de Estados Unidos en Dinamarca, mientras se espera la aprobación del nombramiento de un nuevo embajador por parte de Washington, que Trump todavía no apuntó. “Sabemos que actores extranjeros siguen mostrando interés en Groenlandia y su posición dentro del reino. No sorprenden los intentos de influir en su futuro”, señaló entonces.
Las autoridades danesas y groenlandesas han expresado en varias ocasiones su preocupación por la actitud hostil de Estados Unidos, aunque al mismo tiempo reiteraron su intención de fortalecer la cooperación en materia de defensa y economía, incluyendo la exploración minera como posible área de interés común.
Trump reiteró su intención de que Estados Unidos ejerza soberanía sobre Groenlandia, un vasto territorio autónomo de Dinamarca, a pesar de que este sea un país miembro de la OTAN. Por su parte, las autoridades groenlandesas han rechazado tajantemente cualquier intento de compra o anexión, condenando las actividades de inteligencia en la isla.
El rechazo a la injerencia de Estados Unidos también se extiende a la población de la isla. En marzo, el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, había planeado una visita no invitada a Nuuk, pero finalmente debió limitar al acceso a la base aérea de Pituffik tras una fuerte reacción tanto en Groenlandia como en Dinamarca y otros países europeos.
Una encuesta publicada en enero por el diario groenlandés Sermitsiaq reveló que el 85 por ciento de los 57.000 habitantes de la isla se oponen a una futura soberanía estadounidense, mientras que solo el 6 por ciento se muestra a favor. A pesar de esta oposición, el interés en Groenlandia por parte de Washington no ha disminuido.