Irina Alonso: «El culebrón es un género vital»

La actriz, directora y dramaturga presenta un espectáculo en el que «las emociones se presentan en estado puro». Antonio Grimau encabeza un elenco de doce actores.
Actriz, directora y maestra de actuación, Irina Alonso está presentando bajo su dirección Déjame amarte, obra de su autoría escrita e interpretada en formato de “culebrón musical”. Con un elenco encabezado por Antonio Grimau, el espectáculo se ofrece los sábados y domingos en el Centro Cultural 25 de mayo (Triunvirato 4444), con entrada gratuita. Hija de los actores Ernesto Bianco e Iris Alonso y hermana de la actriz Ingrid Pelicori -con quien escribió e interpretó el biodrama Papá Bianco y los Alonso– Irina se formó en dirección teatral con Rubén Szuchmacher. “Viendo como él dirigía aprendí muchísimo”, asegura en conversación con este diario y cuenta que comenzó pronto a dar clases: “es que cuando aprendo algo enseguida quiero enseñarlo”, afirma sonriendo.
“Un culebrón con canciones, abrigos de piel y pasiones que desafían la cordura”, además de “disparos, besos, desmayos y más vueltas que una calesita”, es lo que anticipa el material de prensa. Junto a Grimau, otros 11 actores hacen realidad lo prometido en un decir neutro que unifica la propuesta. Alonso escribió la obra en base a muchas de las escenas que fue probando en sus talleres y enseguida pensó en convocarlo a Grimau para su lucimiento. “Él está de vuelta de todo”, dice la autora y directora, “lo dirigió Ure, hizo telenovelas, teatro clásico, hizo de todo”. Por su parte, Mónica Santibañez se destaca en su rol de villana y Francisco Pesqueira se luce a cargo del energético cantante y presentador que luego va mutando en desopilante performance. Completan los demás roles los muy efectivos Martín Kahan, Patricia Kraly, Ángeles Alonso, Alejandra Flores, Carla Pantanali, Rosario Albornoz, Marta Pomponio, Anahí Gadda y Julia Nardozza.
Desde hace tres años, Irina Alonso se interesa en descubrir las reglas que hacen del culebrón un género interesante para actuar y para disfrutar viendo. “Todo el tiempo estoy buscando algo nuevo para las clases y comencé tomando al culebrón como una gimnasia expresiva”, detalla, haciendo referencia a una interpretación carente de justificación psicológica, erizada de gestos y voces que en otro contexto serían descartados por inverosímiles. A la directora le entusiasma que el actor o la actriz asuma desde el comportamiento físico “la incorrección de los villanos, la desgracia de la chica pobre que sufre las maldades más extremas y el sufrimiento de los personajes que quedan ciegos o lisiados”, enumera.
-¿A qué llamamos culebrón?
-La palabra culebrón tiene que ver con aquello que se estira, lo que tiene que durar. Por eso en los culebrones siempre hay una vuelta más en cada situación que nunca termina de cerrarse porque no se puede ser sintético. Nunca se busca solucionar algo sino multiplicar los problemas. Y lo arbitrario aparece descaradamente para hacer que el interés se mantenga.
-¿Cómo describís la forma de actuar un culebrón?
–Es un género vital que no demanda ningún movimiento introspectivo. Me gusta lo desopilante de las caras de los actores, los tonos de sus voces, la exacerbación de la expresividad. El culebrón evita todo moralismo y hasta puede ser liberador porque invita al juego sin ningún pudor. Yo padecí el “tener que hacer las cosas bien”, el ideal de la actuación que, en caso de transgredirlo, sobrevenía el pecado.
-Podría decirse que es una forma de actuar sin corset…
–En el culebrón, las emociones se presentan en estado puro: odios, celos, envidias, amores, todo exacerbado, condensado. Aquí, con tanto psicoanálisis, hay una cierta moderación emocional en lo que vemos. En cambio en México, eso no pasa y además siempre hay algo de clase muy marcado que juega con la fantasía popular de ascenso en la escala social.
-Es un modo de actuar que no es muy común en el teatro nuestro….
-El teatro a veces copia al cine y muestra emociones sobrias, moderadas, naturales. A mí me gusta pasarme al otro lado y mostrar que se está actuando, que se llora de mentira. No importa si algo es verosímil porque lo que interesa es la intensidad y el desborde. Cuando se pasa ese umbral, lo falso toma una verdad que le es propia.
*Déjame amarte –un culebrón musical-, Centro Cultural 25 de mayo (Triunvirato 4444) sábado y domingos a las 18 hs. Reservas: https://cc25.org/eventos/dejame-amarte.