Todos los mundos de Hebe Uhart

Uno de los volúmenes reúne textos diversos de la escritora, muchos de ellos inéditos, desde redomendaciones de lecturas hasta breves reflexiones filosóficas. «Mudanzas…» incluye tres novelas cortas.
Aquellos que conocieron a Hebe Uhart y aquellos que «solo» la leyeron y la siguen leyendo tienen algo en común: unos y otros la consideran una persona/escritora «cercana». Ese efecto de cercanía tiene que ver con el modo de ser de la autora de Guiando la hiedra y se refleja en el estilo literario de todos sus libros, tanto los de ficción como las crónicas y los textos de variada índole que se fueron conociendo en los últimos años.
El sello Adriana Hidalgo es responsable de que hoy sean muchos más los lectores que conocen de cerca el universo creativo y el mundo interior de la escritora fallecida en 2018. En estos últimos meses publicó dos libros que permiten abordar «el mundo según Uhart» desde diferentes perspectivas: Una pequeña parte del universo y Mudanzas y otras novelas breves.
El primero de ellos reúne diferentes textos, muchos de ellos inéditos hasta ahora. La mayoría fueron escritos desde mediados de los años ochenta en adelante. La compilación estuvo a cargo de Pía Bouzas y Eduardo Muslip, quienes estructuraron el trabajo dividiendo el libro en cinco secciones: «El placer por lo que se leyó» (textos sobre literatura), «Una historia personal de la filosofía», «Siempre quise a Prometeo» (Lecturas sobre cultura griega clásica), «La mirada de una escritora: apuntes para una poética» y «Rescates del archivo. Misceláneas de una voz».
Allí Hebe vuelca su mirada sobre algunos de sus filósofos favoritos (brillantes sus apuntes sobre Hume y sobre Spinoza), rescata a «autores injustamente olvidados» como Knut Hamsun (quien «describía las infidelidades con la misma imparcialidad que los barcos y el pescado») y Erskine Caldwell («dialoguista de primera») y recomienda lecturas de escritores más cercanos a su generación, como Daniel Moyano, Liliana Heker, Ana María Shua, Fogwill, Carlos Correas y Eduardo Belgrano Rawson, entre otros.
Algunos textos fueron encontrados en su computadora, otros en libretas donde escribía notas para sus crónicas; hay discursos (sin la solemnidad de los discursos) rescatados de viejas ferias literarias, breves ensayos para la cátedra de filosofía de Tomás Abraham en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Lomas de Zamora, e inclusive apuntes de alumnos del taller de literatura que Hebe brindó durante años.
En uno de los textos, lo que Hebe dice de Felisberto Hernández también valdría para ella: «Evita las muestras de erudición; sus personajes no son modelos ni contramodelos de nada ni para nadie, ni siquiera son importantes sus decisiones e intenciones. Todas estas cosas corresponden a generalizaciones previsibles. El quiere rescatar del olvido la individualidad de los seres humanos, pero a través de sus gestos, sus posturas y su relación con los objetos que los rodean».
Leer a Hebe Uhart provoca algo parecido a lo que ocurre con Juan Forn. Dan ganas de salir a conseguir los libros de los autores que recomienda. Pero también alienta a leer las ficciones escritas por ella, que a su vez hablan mucho de su vida real. Entonces, Mudanzas y otras novelas breves es un convite difícil de esquivar.
El volumen reúne Algunos recuerdos (1983), Camilo asciende (1987) y Mudanzas (1996). Aunque ya habían sido incluídos en sus Novelas reunidas, (libro también publicado por Adriana Hidalgo) esta selección tiene lógica porque las tres historias están atravesadas por un mismo paisaje (exterior e interior): el de la crianza de Hebe en el oeste del Gran Buenos Aires, más precisamente en Moreno y Paso del Rey.