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Milei en divague total y una oposición expectante 

La goleada sufrida por el oficialismo en Diputados, la marcha de San Cayetano y la foto de Javier Milei banalizando el Nunca Más son tres episodios confluyentes para, en buena medida, ratificar preguntas que continúan sin respuestas certeras.

La goleada sufrida por el oficialismo en Diputados, la marcha de San Cayetano y la foto de Javier Milei banalizando el Nunca Más son tres episodios confluyentes para, en buena medida, ratificar preguntas que continúan sin respuestas certeras.

Los une un clima políticamente agitado que, en parte, es lógico porque se corresponde con el tiempo pre-electoral; pero también se trata de que van acercándose definiciones, capaces de reperfilar el mapa de las fuerzas en pugna. Hacia dónde es lo que no se sabe.

Las doce derrotas libertaristas en la Cámara Baja, consecutivas, fueron el golpe parlamentario más duro en lo que va del Gobierno. Resultó múltiple y no es ocioso recordarlo porque, además de la media sanción para el financiamiento a las universidades y al Garrahan, se voltearon cinco decretos desregulatorios; se resolvió debatir los proyectos de reparto de fondos, que impulsan los gobernadores, y se aprobó emplazar a las comisiones para que no cajoneen la investigación del caso $Libra.

Esto último es lo que más inquieta en Casa Rosada porque reaviva la potencia de un tema, la cripto-estafa, que en la Justicia local se mueve a paso de tortuga. Pero en los tribunales estadounidenses, donde estas cuestiones no son joda, avanza con firmeza.

Por si fuera poco, se dio en simultáneo con la sorpresiva reaparición de Diana Mondino. “O no es muy inteligente o es una especie de corrupto”, dijo la ex canciller en torno a Jamoncito y sus andanzas con las monedas virtuales para, encima, aceptar que puede no ser “mentalmente estable” y que, en efecto, consultaría a sus perros para tomar decisiones.

El hecho corroboró dos aspectos. Uno, lo que suele suceder cuando alguien -sobre todo funcionario, presente o pasado- se enfrenta a un entrevistador dispuesto a no hacerle concesiones. El otro, igual de pedagógico, lo que casi siempre acontece cuando se es tratado y despedido como si se fuese una bazofia: a la corta o larga, el basureado presentará la factura. Y si es alguien poderoso, junto con eso envía un mensaje (salvo, claro, que algún habitante de Narnia suponga que Mondino concedió esa entrevista sin saber quién la interpelaría).

Las votaciones en Diputados pusieron de manifiesto una certeza y un interrogante.

La primera es que, incluso entre legisladores envioletados y modositos, ya se expone el hartazgo por los modos presidenciales. Y algo más que ese factor.

Una cosa es compartir los grandes lineamientos ideológicos de este experimento sociopático. Y otra, siquiera por vergüenza propia básica, es aceptar mansamente que se recorten fondos elementales para un hospital pediátrico de excelencia mundial. Que se reprima a jubilados y gente con discapacidades. Que se deje pasar el dicho sobre los cadáveres en las calles si fuera cierto que no se llega a fin de mes. Y, quizás en primer término o a la par, que nada de todo eso sea a cambio de ver una economía en despegue.

Los datos conocidos esta semana dan cuenta de que el sector de la construcción va en picada. Acumula una caída del 29 por ciento contra noviembre de 2023. Y la actividad industrial descendió un 8,4 por ciento, respecto del mismo período. Son cifras del Indec y de la UIA, no de una consultora de mandriles.

Se suman al recalentamiento inflacionario y a las reservas internacionales, que retrocedieron en 1282 millones de dólares, en tres ruedas consecutivas, de acuerdo con el balance del Banco Central. Compáreselo con el festejo por los U$A 2 mil millones que volvió a proveer el Fondo Monetario. De yapa, la subida a mansalva de las importaciones acrecentó el déficit comercial nada menos que con Brasil.

El interrogante es si números como éstos son llamados a acentuar la dispersión de apoyos fundamentales que, hasta acá, tuvieron los libertaristas. O si reaparecerán los Kueider de todo distrito, que tienen estos principios pero también estos otros.

Por el momento, son síntomas. Empalman con la rendición incondicional del PRO, rechazada por algunas figuras como María Eugenia Vidal, Silvia Lospennato y… Waldo Wolff.

Pocas veces, o ninguna, se ha visto tamaño sometimiento. Incluye las horas inescrutables entre que Mauricio Macri ingresó a una reunión decisoria, afirmando destemplado que La Libertad Avanza pretendía “un exceso de posición dominante”, y una salida patética que consistió en quedar afuera de los candidatos al Senado, aceptar lejanas figuraciones en Diputados y disponerse a que Karina tenga poder de veto.

Nadie acaba de explicarse por qué Macri toleró semejante humillación. Circula la frase “no voy a ir a una competencia para morir”, como si no fuese que, según admiten en sus filas, el PRO ya está muerto.

Se previene, desde ámbitos variados, que Macri espera con ansiedad el momento de la venganza personal. Puede ser. Maneja Comodoro Py, nada menos. Ahora se va al Campeonato Mundial de Bridge, en Dinamarca. Será un buen momento para que reflexione o afile los dientes de despechado.

En el terreno de enfrente, a más de un cierre de alianzas que en el peronismo deja -entre tantas- la incógnita por las ínfulas de Juan Grabois y el papel de Máximo Kirchner, la marcha de San Cayetano fue otra radiografía del estado de situación generalizado.

La crónica de Laura Vales en Página/12, anteayer, tiene una precisión distinguida. Un San Cayetano que unió luchas, muchas, sin lograr todavía superar su dispersión. 

El comunicado de la CGT, para variar, fue no confrontativo. Llamó al “diálogo” y a “la paz social”, en su recurrente apelación para estar a favor de la felicidad.

“Las organizaciones sociales están raleadas. Después de un año y medio de gobierno de Milei, en el que han sido reprimidas con saña (la Policía inauguró con los trabajadores de la economía popular el disparar con balas de goma a los ojos de los manifestantes, luego extendido a otros sectores), desfinanciados sus emprendimientos, criminalizados muchos de sus dirigentes, los movimientos han perdido parte de su poder de movilización. Es lógico”.

Pero, en cambio y como destaca la colega, las columnas gremiales fueron muy nutridas. La novedad no es que hubo participantes del sector informal, sino que se sumaron muchísimos trabajadores formales. Agregado a las dos expresiones de la CTA, se movieron organizaciones de discapacitados, laburantes del Garrahan, jubilados, docentes.

En síntesis, esa invariabilidad de las minorías intensas que, a la vez de no terminar de articularse debido a la ausencia de un liderazgo indiscutible en la dirección política general, siguen exponiendo su vigor.

Finalmente, en línea con el orden propuesto, está la inmunda foto de Milei con el fondo de un barrio carenciado del conurbano. Y la inscripción de “Kirchnerismo Nunca Más”.

Hay una serie de detalles con los que se puede hacer dulce, si acaso cabe tal recurso descriptivo en medio de la repugnancia que despiertan la imagen y sus protagonistas.

Apenas por citar a algunos, acompañando a Jamoncito se muestran la Comandante Pato, La Hermanísima y el metebala José Luis Espert. Pero es más fuerte aún ver vestidos de violeta a Pucho Ritondo, Diego Valenzuela y Guillermo Montenegro, sin el más mínimo empacho para exhibirse alegremente travestidos en libertaristas y en el reconocimiento de que no hay alianza alguna sino, y solamente, la penetración pornográfica de LLA dentro del PRO.

Los vecinos del lugar no se enteraron de la puesta en escena hasta después de la foto. El comando arribó de improviso, no permitió que se acercara nadie y así como llegó se fue. Al margen de esos ingredientes y del asco que provocan, la antipática pero imprescindible pregunta es si no será que produjeron este vómito porque hay una ¿gran? parte del electorado que lo acepta y estimula.

En Buenos Aires/12 de este viernes se publicó una columna neurálgica de Marcial Amiel: “Antiperonismo, sin dólares ni libertad”. Comienza recordando que Macri, en 2007, eligió como locación de su primera campaña un basural de Villa Lugano. Entonces ese barrio y ahora La Matanza, toman la parte por el todo y la convierten en símbolo del “atraso” al que, como reza el lugar común, “el peronismo condenó a la Provincia”.

Maciel adosa el interrogante de a quién interpela, o aspira a interpelar, el planteo de “Kirchnerismo Nunca Más”. Y tiene razón cuando contesta que se dirige al votante antiperonista tradicional y no al hijo de familia peronista, de clase trabajadora, que está enojado con el relato familiar y con ese mundo que ya no existe, de cuotas fijas y asado los domingos, que gracias si llegó a disfrutar de pibe.

Ése es el que muy probablemente se quedará en su casa el 7 de septiembre y, agregamos, después también. Ése y todos los desencantados que no encuentran referencias. Los que por desánimo y agotamiento dejan el campo orégano a esa suerte de voto calificado, de hecho, que es el abstencionismo.

Y en cuanto a su otra pregunta de si (les) puede funcionar, coincidimos igualmente en que hace unos años habríamos dicho que no. Sin dudarlo.

Esperemos estar a tiempo de volver a decirlo. 

Fuente: Pagina12

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