Películas para ver en La Pampa

En su novena edición, la muestra propone una programación compuesta por casi 40 títulos, entre largos y cortometrajes.
Está claro que los milagros no existen. Pero que un festival organizado de forma independiente en una ciudad de provincia consiga mantenerse firme por casi 10 años -incluyendo los últimos dos, en los que el gobierno de Javier Milei se encargó de destrozar todo lo que pudo las distintas expresiones vinculadas al cine en la Argentina- se parece mucho a una epifanía. Sin embargo, detrás del 9° Festival de Cine de General Pico, en la provincia de La Pampa, que comienza este jueves y se extenderá hasta el próximo miércoles, no hay una explicación sobrenatural. Si algo ha permitido que este encuentro se mantenga vivo, para convertirse de a poco en un punto de encuentro vital para los artistas, productores y espectadores de cine pampeanos, es la voluntad y el sacrificio de quienes lo sostienen, conscientes de su importancia.
Organizado por la Asociación Italiana XX de Septiembre de Socorros Mutuos, esta novena edición del Festival de Cine de General Pico propone una programación compuesta por casi 40 títulos, entre largos y cortometrajes. Repartidos en secciones competitivas, focos y muestras, estos trabajos no solo dan cuenta de la actualidad de la producción cinematográfica en Argentina, que sigue viva a pesar de los maliciosos embates políticos que padece. También permiten tener un panorama preciso del quehacer regional y local, así como echarle un vistazo a cinematografías foráneas igualmente excluídas del circuito comercial. Esta labor encuentra su principal garante en el equipo a cargo de la dirección artística, encabezado por Ana Contreras, responsable de las últimas tres ediciones en reemplazo de Pablo Mazzola, nombre clave en el origen del festival.
Este año el Festival de Cine de General Pico presentará dos secciones competitivas dedicadas a largometrajes y cortometrajes nacionales, y una tercera de Cortometrajes Regionales, integrada por proyectos de La Pampa, oeste de la Provincia de Buenos Aires, San Luis, sur de Córdoba, Neuquén y Río Negro. El esquema de la programación se completa con distintas muestras y secciones especiales. La competencia principal reune algunos de los títulos más relevantes producidos por el cine argentino a lo largo del último año. Entre ellos se destacan El mensaje, de Iván Fund, ganador del Oso de Plata al Mejor Guion en la última Berlinale, y El príncipe de Nanawa, de Clarisa Navas, ganador del premio principal en el Festival Visions du Réel, Suiza, uno de los dos más importantes del mundo dedicados al cine documental. Dos ejemplos refinados de puesta en escena de la ficción y lo real, que coinciden en la ternura con la que abrazan a sus protagonistas, dos niños que por distintas razones resultan cautivantes.
La sección incluye otros títulos que también formaron parte de destacados festivales, como ocurre con el documental Los cruces, debut del argentino radicado en Francia Julián Galay, habitual colaborador de la cineasta Tatiana Mazú González, estrenado en el no menos prestigioso FIDMarseille. O Después, la niebla, de Martín Sappia, otra ópera prima que deslumbró en el festival de Jeonjú, en Corea del Sur. La competencia se completa con otra primera película, Amor descartable, de Azul Aizenberg, que una semana después integrará la programación de la 25° edición del Festival de cine documental Doc Buenos AIres, y El crepúsculo de las especies, tercer largometraje de Alberto Romero, un distópico relato futurista que se parece peligrosamente al presente, filmado en el monte pampeano.
Por su parte, la Competencia de Cortometrajes Nacionales está integrada por ¿Dónde está mi amigo yare?, de Leandro Nicolás Zerbatto; Ciento cinco veranos después, de Esteban Bellotto Kuzminsky; Die Ganze Nacht, de Alejo Franzetti; El día Interrumpido, de María Villar; Luz diabla, de Patricio Plaza, Paula Boffo y Gervasio Canda; Nocturno, de Ana Apontes y Sol Muñoz; y Todo nuevo, de Guillermina Pico. En tanto, la Competencia de Cortos Regionales reúne otros siete títulos: Amor de balcones, de Walter Ponzo Ferrari; El rio siempre fue un color, de Floriana Lazzaneo y Mariana Lombard; Las partes de un todo, de Julián Ravera; Miren Felder, de Malen Otaño; Morpho azul, de Belkis Valentina Martín; Pas un nuage au-dessus de la mer, de Silvana Staudinger; y Ruby amancay, de Mariano Swi.
Entre las secciones no competitivas se destaca la Muestra Internacional, integrada por tres títulos que subrayan la naturaleza cosmopolita de la selección, dirigidas por verdaderos pesos pesados de la cinefilia: A Traveler’s Needs, del coreano Hong Sang-soo; Misericordia, del francés Alain Guiraudie; y Millennium mambo, del chino Hou Hsiao-hsien, esta última aún inédita comercialmente en Buenos Aires. La Muestra Italiana es un clásico del Festival de Cine de General Pico, que este año propone revisitar dos trabajos destacados de dos nombres fundamentales de la cinematografía itálica: Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti, y El conformista (1970), de Bernardo Bertolucci, que este año cumplen 65 y 55 años desde su estreno.
Un espacio novedoso dentro del festival es la muestra dedicada al cine de terror, que animará las funciones de trasnoche. La misma incluye cinco películas, entre ellas tres óperas primas, A Desert, del estadounidense Joshua Erkman; L’home dels nassos, de la catalana Abigail Schaaff; y Noise, de la surcoreana Kim Soo-jin; además de She Loved Blossoms More, del griego Yannis Veslemes; y Punku, del peruano Juan Daniel Fernández Molero. Dentro de las funciones especiales se proyectará Cuando las nubes esconden la sombra, del cineasta chileno José Luis Torres Leiva, y hasta habrá lugar para la ganadora de un Oscar, la película animada de origen letón Flow, de Gints Zilbalodis.
La programación se completa con los 13 títulos que integran la muestra pampeana. También habrá actividades para niños y escuelas, un taller sobre cine y crónica periodística, un laboratorio para proyectos en desarrollo y clases magistrales sobre trabajo con sonido y archivos. Las entradas a todas las funciones tendrán el generoso valor de $ 1000 y se realizarán en las dos emblemáticas sedes del festival, las salas Gran Pampa y Cine Teatro Pico. Muchas buenas excusas para disfrutar y apoyar a un encuentro que sigue haciendo historia.
Para más información consultar https://www.picocinefest.com.ar/2025/