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Dea Kulumbegashvili: «Yo escribo una película, no un guion»

La película que sube a la plataforma este viernes pone el foco en la problemática del aborto, pero de un modo nada lineal. «No creo en las escenas explicativas», señala la realizadora.

A pesar de tratarse de un relato de ficción, una de las primeras escenas de April –el segundo largometraje de la realizadora georgiana Dea Kulumbegashvili– comparte con el espectador un parto real. La mujer gime mientras puja y entre sus piernas comienza a asomar una nueva existencia. Que será tal en la vida real, fuera del registro de la cámara, pero tendrá un final muy distinto en la historia escrita por la directora de Beginning (2020). A poco de nacer, el bebé deja de respirar y se redacta el óbito. Nina, interpretada por la actriz Ia Sukhitashvili, es la protagonista excluyente de April, una ginecóloga obstetra de larga carrera que de pronto se ve envuelta en una investigación por mala praxis durante ese mismo parto. ¿Acaso debió recurrir a una cesárea a pesar de la negativa de la mujer que, por otro lado, llegó a esa instancia del embarazo sin controles médicos previos?

El hecho de que Nina practique abortos en zonas rurales donde la ley no llega o es insuficiente no ayuda a su defensa. Ese es el punto de partida de un relato realista que se abre desde un primer momento a otras zonas creativas alejadas del naturalismo, como lo señala una imagen al comienzo de la proyección: una extraña criatura que se mueve lentamente en la oscuridad, suerte de ¿feto? de tamaño adulto que reaparece misteriosamente en diversos momentos de la historia. 

“La cuestión de la escritura del guion es siempre vital, pero la verdad es que me resulta difícil explicar mi propio proceso creativo”, afirma la realizadora en comunicación exclusiva con Página/12 antes del lanzamiento de su nuevo film, este viernes 1° de agosto en la plataforma MUBI. Entre risas, la cineasta, que estrenó su película el año pasado en el Festival de Venecia, recuerda que estudió cine en los Estados Unidos, “donde el énfasis está puesto sobre todo en el guion. Los estadounidenses creen mucho en tener un documento en papel que sea a prueba de balas, eso que suele llamarse un guion. Y yo no creo en eso. Sí creo en escribir, porque es un momento donde me cuestiono a mí misma y a los personajes, y comienzo a inventar, a crear espacios”.

En la pantalla, el vínculo de Nina con su ex, otro obstetra que trabaja en el mismo centro clínico, se entrelaza con los viajes de la protagonista a una zona rural donde solía pasar sus veranos de infancia. Allí, los encuentros sexuales casuales con diversos hombres y la visita a una familia cuya hija mayor, sordomuda, ha quedado embarazada disparan diversas líneas narrativas en una película que escapa, como su anterior Beginning, a las normas y reglas del cine entendido como arte narrativo esquemático. 

“Es muy importante que el proceso de escritura no sea simplemente el hecho de estar sentada en mi casa frente a la computadora, y luego llevarle el guion a los actores”, continúa Kulumbegashvili. “Es un proceso de comunicación constante y me encanta que los actores estén presentes cuando escribo. Me gusta que lean lo que considero mi comprensión intuitiva de los personajes, aunque el material no sea bueno, porque se puede construir a partir de allí. Es un proceso muy colaborativo, y aunque la estructura narrativa suele aparecer fácilmente, luego me gusta deconstruirla y construir a partir de ello. En general no me gustan las estructuras rígidas”.

La realizadora recuerda tener largas conversaciones con profesores de cine “realmente increíbles, en su mayoría europeos. Algunos de ellos ya no están vivos. Gente con bagajes de diversas escuelas teóricas, con las cuales era muy interesante discutir. Por mi origen, la influencia de la literatura rusa es muy fuerte; es algo que obviamente llegó mucho a Georgia. Pero, al mismo tiempo, la cultura georgiana está muy ligada a la narración oral, donde el narrador casi siempre es alguien poco fiable, de alguna forma. La creación es un proceso que muchas veces se complica, y luego está la realidad, de la cual necesito estar muy consciente, porque mientras escribís siempre ocurren cosas, y no puedo estar tan concentrada en mis ideas al punto de olvidar lo que ocurre alrededor mío”. 

De hecho, durante la investigación que la directora llevó a cabo en el pequeño pueblo donde se crio, Lagodekhi, muy cerca de las montañas del Cáucaso, la muerte de una mujer, que terminó revelándose como un asesinato, la impactó muy fuertemente, en parte debido al hecho de que conocía a la víctima y al perpetrador desde su infancia. Ese hecho traumático de la realidad terminó formando parte de la trama de April. “Suelo decir que escribo una película, no un guion. Son dos cosas muy diferentes”.

-Esta es una pregunta extra cinematográfica, pero relevante. ¿Cuál es el estatus legal del aborto en Georgia?

-Hace unos días hablaba con alguien y esta persona me preguntaba por qué en Georgia nadie quería mostrar la película. El aborto es legal en mi país, al menos oficialmente, pero te deseo mucha suerte si tenés que abortar fuera de una gran ciudad. No es posible. Investigué muchísimo el tema, y sé perfectamente de qué estoy hablando. No es posible, además de que existe un enorme estigma social alrededor del aborto, ligado a su vez a la culpa y la vergüenza. Incluso en mi familia. Mi hermana tiene un año menos que yo y se convirtió en madre cuando era muy joven. Tenía veinte años cuando dio a luz a su primer hijo. Yo también era muy joven en ese momento, y recuerdo haberle preguntado si no deseaba abortar. Fue una pregunta sincera y honesta. Toda mi familia me cuestionó por hacer esa pregunta, les parecía imposible que esa idea siquiera se me cruzara por la cabeza. Mi madre pensó que estaba loca por preguntarlo. Georgia es un país muy religioso, y la religión domina la mentalidad de la gente y la política. La iglesia georgiana es la institución más poderosa del país, básicamente. El aborto es legal hasta la semana doce de embarazo, y necesita practicarse a partir de una prescripción médica. También se requiere ir a un terapeuta para conversar el tema antes de ser aprobado y ahora también quieren involucrar a los padres. ¡Buena suerte a la hora de encontrar a algunos de ellos! La idea de que los padres formen parte de la decisión… me gustaría hacer una película acerca de una mujer tratando de encontrar al padre para poder hacerse un aborto.

-Volviendo a la “estructura”, la cruza de realismo con imágenes oníricas, además de la presencia de esa criatura, ¿estuvo presente desde un primer momento o fue algo que surgió durante el proceso creativo?

-En líneas generales todo estaba escrito, de una u otra forma. Siento que no sé bien como categorizar mis películas, pero soy hiper sensible a la gente en general y a la naturaleza. Suele hablarse de hiperrealismo, porque es algo que va más allá de la realidad. El mundo real es muchas veces doloroso, y no soy una persona optimista o esperanzada. La criatura que aparece en la película siempre lo hace en un espacio constreñido. Hubo muchas discusiones al respecto, y los productores pusieron muchos peros respecto de la criatura. Existe esa necesidad de explicar qué es, qué relación tiene con la transformación de Nina, pero me negué a hacerlo. Si fuera una película de superhéroes probablemente sería necesario explicar algo, no lo sé, pero incluso en un género popular como ese no creo en las escenas explicativas. Creo que el cine no necesita explicarlo todo, me gusta confiar en la audiencia. Supongo que para cada espectador la criatura será algo diferente.

April.
 

 

-¿Cómo fue el trabajo con la actriz Ia Sukhitashvili, encargada de darle vida a la protagonista, Nina?

 

-Ia es una enorme actriz, y es interesante porque en Georgia es una gran diva. Y lo digo en el mejor sentido posible: es una actriz de teatro prestigiosa, usualmente ligada al teatro dramático, que a los diecisiete años ya interpretaba a Ofelia y a Julieta. Antes de eso fue una actriz infantil. Comenzó a actuar a los cinco años. De alguna manera, es alguien que no conoce la vida por fuera de la actuación. Eso puede sonar aterrador cuando se lo describe, pero ella es increíble, y cuando participa de un proyecto siempre pone en cuestión lo que conoce y lo que no conoce. Por esa razón no suele aceptar trabajar con el mismo director o directora dos veces. No le gusta repetir lo que ya ha hecho. Es una actriz que toma muchos riesgos y, por esa razón, siempre fui honesta y le dije en un primer momento que no estaba segura qué era realmente la película. Que sólo sabía una única cosa sobre el personaje y que quería discutirlo con ella. No le gusta hablar demasiado, pero es una actriz muy intuitiva, y eso le da una libertad muy grande al director, ya que no es necesario explicar demasiado, sólo basta con crear un espacio y las circunstancias para que ella comience a “ser” el personaje.

Fuente: Pagina12

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