Hugo Fattoruso: «El Barrio Sur propone un maridaje sonoro»

El legendario músico uruguayo se presentará en Bebop junto a un quinteto que desgrana un repertorio de «Candombes clásicos y contemporáneos», recreando una mística inoxidable.
“La peor etapa de mi vida será cuando no pueda tocar más”, dictamina en firme don Hugo Fattoruso, que lejos parece estar de ese estadio. Viene hace poco –fines de junio- de cumplir 82 años, sin que ello haga mella en su devenir natural: el de tocar. El futuro cercano que refrenda lo dicho será durante una cuádruple fecha (viernes 15 y sábado 16 de agosto, a las 20 y 22.30 de cada noche) en Bebop (Uriarte 1658), acompañado esta vez por el Quinteto Barrio Sur que completa parte de la familia Silva (Mathías en Tambor Piano, Guillermo en Tambor Chico, y Wellington en Tambor Repique), más la percusionista Albana Barrocas, que también canta.
“Lo que nuestro Quinteto expone son Candombes clásicos y contemporáneos: Candombes propios y también versionamos diferentes compositores”, le cuenta el Shaker mágico a Página/12, remarcando la mayúscula para el género y pensando, entre otros, en Pedro Ferreira, Romeo Gavioli y el enorme Eduardo Mateo, los músicos versionados por esta agrupación originada promediando la década pasada. Justamente con la intención de recrear la mística de la música uruguaya que hace honor al barrio Sur, ese rival y hermano de Palermo.
-Se le dice “Candombe World Temátika” a lo que hace el quinteto, Hugo. ¿Acordás con la definición?
-(risas) Bueno, en realidad, si me permiten, “world” y “temática” son rótulos que tal vez se usen hoy día para estar a tono. Aunque por supuesto tiene que aparecer el Candombe, también.
-A propósito ¿cómo te llevás en general con los rótulos que se le ponen a la música, vos que ya tenés un trayecto de más de seis décadas, y por supuesto has pasado por un montón de etapas?
-Los rótulos también son parte de la información y del mercado que manejan los sellos discográficos. Tal vez sea como una mano de pintura fresca para remozar. Dicho en criollo-rioplatense, lo que Barrio Sur propone es un maridaje sonoro, fuertemente percusivo, hecho de candombes clásicos, contemporáneos y vanguardistas, vestidos con toques electrónicos.
Es lo que ha mostrado el Quinteto en su disco debut de 2016, con el que ganó el Premio Grafitti en la categoría Candombe Fusión (“Un disco que después fue remezclado y por lo tanto mejorado en cuanto a su sonido y su arte”, amplia Fatto). También en el segundo y flamante Tradición, donde resaltan los arreglos de las estructuras de los temas a cargo de los Silva. “Los temas que elegimos para este disco pertenecen a diferentes presentaciones de la Cuareim 1080, la Comparsa de los Silva, en el Concurso del Carnaval Montevideano. También incluimos una sección vintage, donde grabamos tres temas de otrora. Sabor vintage puro”, asegura el pianista, posado en la entraña de Barrio Sur, que tocó por vez primera en la argentina –cuando era Cuarteto- también en el Centro Cultural Kirchner junto a la Orquesta Juan de Dios Filiberto, dirigida entonces por Luis Gorelik.
“Estamos realmente felices de llevar nuestro Quinteto a la audiencia porteña, nuevamente. Vamos con un repertorio vasto, y los temas a tocar los vamos a elegir entre todos”, asegura el Hugo, aferrado a la solidez de la familia Silva. “Los Silva son estirpe pura que no se queda en los laureles. Además de cuna del Candombe Afromontevideano, son trabajadores incesantes, músicos de la más alta calidad posible, impecables en todo sentido, y sorprendentes al accionar. Mi amistad con esta familia viene desde antes que Mathías, Wellington y Guillermo nacieran. Ellos son tercera generación de la familia, y fueron varias veces ganadores con su Comparsa del Concurso de Carnaval en categoría ‘Negros y Lubolos’, y también en el Desfile de Llamadas. Son herederos de la tradición y el estilo del toque de Cuareim, fundamental en la historia del Candombe”.
-Queda Albana, la pata femenina del Quinteto…
-Sí, bueno, con Albana tenemos nuestro HA Duo (se escribe así, sin acento) formado hace trece años. Nos une una intimidad musical robusta y, en este caso, ella me ayuda a exponer letras y melodías, porque cantamos juntos. Ella también toca Tambor Chico o Tambor Piano -según exija el tema- además de percusión.
Así es la vida contemporánea del Hugo Fattoruso, compositor, arreglador, multiinstrumentista y cantor sin quien resultaría harto incompleto abordar la música uruguaya de la década del sesenta del siglo pasado hasta hoy. No solo porque fue factótum principal de Los Shakers, una de las mejores bandas de la historia del rock del continente, sino también por derivas que lo enaltecen. Entre ellas, Opa, aquel cuarteto que integró junto a su hermano Osvaldo, Ringo Thielmann y Rubén Rada en la década del setenta. Y que significó un gran paso en la amalgama jazz-rock-candombe que reforzó a la vez que renovó la identidad de la música popular uruguaya, al igual que la segunda formación del Trío Fattoruso, con su hijo Francisco y su hermano Osvaldo, el Trío Oriental y Rey Tambor.
Si a ello se le suma su intenso trabajo con Milton Nascimento, Naná Vasconcelos y Chico Buarque –entre otros- durante su período brasileño, más el que lo vinculó a Jaime Roos en fragmentos de insoslayable solidez, casos Mediocampo y el bellísimo Hermano, te estoy hablando; los solitarios Ciencia Fictiona -al piano- y Recorriendo Uruguay, al acordeón o Maquetas y Borradores, trabajo con secuenciadores, lo que da es una experiencia musical de absoluto compromiso y amor.
-Decías al principio que la peor etapa de tu larga historia llegará cuando no puedas tocar más. ¿Y la mejor cuál es?
-Definitivamente esta etapa actual es mi mejor etapa. Creo que estoy consiguiendo usar y dosificar las experiencias recogidas después de vueltas, escenarios, grupos, pruebas de sonido, grabaciones, estudios, mezclas, aeropuertos, etcétera, etcétera, etcétera.
-En concordancia, has vivido todos estos años de tiempos políticos. A propósito ¿cómo estás vivenciando los cambios que se están dando a nivel local y global?
-Es preocupante y nos llena de amargura a los que no usamos armas. Seguro nuestros rezos son muy parecidos, la diferencia es que nosotros no usamos armas.