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El desgarrador mensaje del padre Romanelli: “Gaza se muere de hambre, literalmente”  

Desde la parroquia de la Sagrada Familia, el único templo católico en la Franja de Gaza, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli relató cómo es vivir y asistir a los más necesitados en una zona que no da tregua. “Materialmente no puedo responder a los mensajes. No hay internet, se agotan las baterías y seguimos como podemos. El calor es insoportable, pero eso no es nada comparado con lo que vive el resto de Gaza. Hay hambre. Necesitamos ayuda urgente: comida, medicinas, asistencia real”, suplicó.

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El padre resultó herido tras el ataque israelí que alcanzó la parroquia semanas atrás, dejando tres muertos y varias personas con lesiones graves. Desde entonces, la iglesia se transformó en un refugio: allí viven unas 600 personas desplazadas, en su mayoría niños. No hay luz, la comida escasea y la tensión militar crece cada día.

Su voz se multiplica a través de mensajes que logra grabar cuando la electricidad y la conexión lo permiten. “Tengo más de 2.500 mensajes sin responder solo en WhatsApp. No es por descuido, simplemente no damos abasto. Hacemos lo que podemos», se disculpó ante la cantidad de pedidos que recibe a diario.

«Rezamos, trabajamos, tratamos de seguir ayudando a quienes nos rodean. Pero Gaza se muere de hambre, literalmente”, lamentó el cura.

A través de un corto video en sus redes, Romanelli señaló que el último parte del Ministerio de Salud palestino fue demoledor: más de 58.000 muertos, 140.000 heridos y al menos 80 personas fallecidas por desnutrición, en su mayoría niños. “Unas mil personas murieron esperando recibir comida en los centros de distribución. Es una tragedia, una injuria a Dios y al ser humano, desde donde se la mire”, denunció el sacerdote.

También destacó la actitud de los adolescentes de la comunidad, que se organizaron para continuar el apostolado: “Quieren seguir proyectando películas religiosas, aprendiendo italiano, escribiendo. Resisten, rezan, no bajan los brazos”.

Negar comida, agua o medicinas no es retraso sino una condena

En medio de tanto dolor, la visita reciente del patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, y del patriarca ortodoxo Teófilo llevó algo de consuelo al pueblo, según indicó el párroco: “Entramos a un lugar de devastación, pero también de humanidad admirable”, declaró el cardenal Pizzaballa en una conferencia de prensa al regresar a Jerusalén. “No vinimos como políticos, sino como pastores. Cristo no estaba ausente en Gaza. Estaba allí, crucificado en los heridos, sepultado bajo los escombros, presente en cada acto de misericordia”.

Ambos líderes cristianos pidieron el cese inmediato del fuego y el ingreso sin restricciones de ayuda humanitaria. “Negar comida, agua o medicinas no es un simple retraso. Es una condena”, dijo el patriarca. “Cada hora sin asistencia causaba un daño profundo”.

Mientras tanto, en Gaza el calor no baja de los 40 grados y la mayoría de la población vivía a la intemperie, en carpas de plástico, sin agua potable. El mar, que solía servir como fuente mínima de higiene, también estaba prohibido.

Romanelli insiste: “Recemos. Redoblemos las penitencias y los ayunos. Que esta guerra termine. Y que, por fin, llegue la paz”.

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Fuente: Pagina12

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