Schiaretti será candidato y asoman tres peronismos en Córdoba

La definición que esperaba todo el arco político de Córdoba antes de seguir moviendo fichas finalmente llegó: Juan Schiaretti aceptó y está dispuesto a ser el candidato que encabece la boleta de diputados del oficialismo provincial en octubre. La decisión todavía no fue oficializada pero, tal como anticiparon cerca del exgobernador, el anuncio no iba a ser antes del cierre de listas bonaerenses, donde los socios nacionales de Schiaretti juegan bajo el nombre de Somos Buenos Aires.
La candidatura del dirigente provincial con mejor imagen hace respirar al gobernador Martín Llaryora y su entorno, que desde hace meses viene empujando para que acepte ser el nombre principal de la boleta. Detrás suyo hay una danza de posibilidades: la vicegobernadora Myrian Prunotto para el segundo lugar o Ignacio García Aresca para el tercero. Sobre el actual diputado decían, hasta hace no mucho, que pretendía retornar a la provincia y tener un lugar de importancia en el gabinete del mandatario, de quien es muy cercano y a quien sucedió en la intendencia de San Francisco.
De todos modos, el apellido de Schiaretti ordena el resto del escenario y desde el peronismo dicen que la disputa por los siguientes lugares es de segunda generación. “Los nombres van a ser los que sean funcionales a la estrategia”, sentencian. No hay lugar para figuras con juego propio sin un encuadramiento total. La definición apunta a la diputada Natalia de la Sota. Ante la consulta de Página/12 sobre si la decisión de Schiaretti modificaba la estrategia, en el entorno delasotista se encogieron de hombros: “Nosotros estamos en un acto en el interior con la gente”. Una forma de reafirmar que la hija del fallecido líder peronista cumplirá con su intención de ir por afuera de la lista del oficialismo que su padre supo construir.
La mira nacional en 2027 y el objetivo de las 20 bancas
Cuentan que el exgobernador está muy fino en el análisis del escenario nacional, que anticipó la crisis del gas de la semana pasada y que en esa línea ve unos próximos meses difíciles, por no decir muy malos, en lo económico. Esa convicción fue el viento que lo empujó a levantar el pulgar para la candidatura.
En el seno del schiarettismo anticipan que los próximos dos años serán “brutales” para el juego político y que las elecciones de octubre van a definir el margen de maniobra del gobierno de Llaryora, que ya tiene claro que el 2027 será un año espinoso.
Por eso, Schiaretti sigue con un objetivo claro: reforzar su armado nacional para el gran objetivo de asfaltar la avenida del medio y agregarle carriles antes del próximo año impar. La semana anterior se difundió una foto donde se lo vio con Pablo Juliano, Julio Zamora, Facundo Manes y Florencio Randazzo.
Nadie en ese equipo titular desata un masivo fervor popular. Hasta ahora no se conocen fanáticos de Stolbizer ni tatuajes que declaren su amor al radicalismo sin peluca. “No hay que despertar pasiones, hay que sacar ocho puntos”, planta bandera con pragmatismo fatal alguien que conoce el dispositivo desde adentro. Schiaretti no estuvo lejos de ese porcentaje en 2023, cuando arañó los siete puntos.
En la nueva configuración del Congreso, el exgobernador cordobés quiere liderar un conjunto de diputados y diputadas que tengan la capacidad de inclinar la balanza en votaciones clave con final cerrado. O sea: el lugar que hasta ahora ocupó Miguel Ángel Pichetto con Encuentro Federal, el heterogéneo bloque cuyos integrantes tienen en común ser políticos profesionales.
Con las encuestas de los distintos distritos en la mano, especulan con un objetivo de mínima de quince bancas y un objetivo de máxima de veinte, al que seguramente le puedan ir sumando algunos porotos a medida que avance el 2026.
El kirchnerismo presentó su sello para octubre
Las especulaciones también rondaban el mundo kirchnerista de Córdoba a poco menos de un mes del cierre de listas. Con un apellido fuerte como el de De la Sota buscando demarcarse del oficialismo provincial, algunos pensaron en una alianza. Pero no: el viernes se presentó “Fuerza Patria Córdoba”, la versión local del sello de aquellos que se referencian en Cristina Fernández de Kirchner. Se presenta como “un nuevo eje político para frenar el ajuste y la crueldad del gobierno de Milei”.
Sus dos principales referentes en la provincia son Gabriela Estévez y Pablo Carro. Ambos son parte del bloque de Unión por la Patria en Diputados y en el caso de Carro termina su mandato a fin de este año, lo que lo perfila como el que tiene todos los números para encabezar la boleta que tiene como misión captar el voto del núcleo duro del kirchnerismo, reducido pero solidificado en base a años de adversidad en el contexto provincial.
Pero estas elecciones presentarán la particularidad de que una tercera pata peronista estará en el estrechísimo espacio que quede entre la lista oficialista y la de Fuerza Patria Córdoba. En ese tironeo de doble mano, Natalia de la Sota será señalada por kirchnerista por el oficialismo provincial y de ser cómplice de la pasividad de Llaryora para con el ajuste feroz del gobierno de Milei.
“Nosotros estamos muy confiados en nuestro proyecto, en una construcción clara y frontal en oposición a Milei y sus políticas, en recuperar el tejido social y construir una alternativa para la Argentina”, indicó Pablo Carro a Página/12, anticipando una campaña donde la estrategia será un kirchnerismo de alta intensidad.
El espacio tiene una definición tajante: el liderazgo nacional lo ocupa Cristina Fernández de Kirchner y se pide una posición clara en favor de la consigna “Cristina libre” como una suerte de carnet de afiliación tácito. Algo que no observaron en Natalia de la Sota, a pesar de que fue la única figura de peso del oficialismo provincial que se pronunció –aun de forma moderada– sobre el tema.
En Córdoba, Massa tiene su propia tropa, todavía incipiente, y Kicillof carece de agrupación política local, con un Movimiento Derecho al Futuro solo circunscripto por ahora a la provincia bonaerense. De todos modos, en la provincia se proponen no meter una cuña en las grietas internas y proponen tener una mirada “sin fisuras”.
Los otros ejes centrales de la campaña tendrán que ver con la narrativa nacional del kirchnerismo: resolución soberana del problema de la deuda con el FMI, aumento a los jubilados, emergencia en discapacidad, financiamiento para las universidades y defensa tanto de las empresas públicas como del sistema de Ciencia y Técnica. Pero con un detalle: vincularán a Llaryora con muchos de estos problemas. “Tenemos una democracia débil, un gobierno autoritario y un plan de ajuste brutal que tiene en algunos gobernadores a sus cómplices”, repiten desde Fuerza Patria Córdoba.
De este modo, asoman tres variantes peronistas para octubre, algo inédito para la oferta electoral cordobesa, acostumbrada a dirimir entre el peronismo de De la Sota, Schiaretti y luego Llaryora en confrontación directa y sin intermediarios con el peronismo nacional de Cristina.