Daniel Melingo celebra la reapertura de La Carbonera
En un momento especialmente difícil para la cultura, el espacio de San Telmo reabrió sus puertas con una programación que exige atención.
En tiempos de crisis para la cultura, la apertura de una nueva sala siempre es una buena noticia. En este caso, se trata de La Carbonera (Carlos Carlos 299), un espacio musical ubicado en el corazón de San Telmo que reabrió sus puertas el primer fin de semana de julio. Con eje en la canción, el tango, el folklore, el jazz y la gastronomía, la intención es ofrecer un lugar donde la música tenga “el espacio que merece y el encuentro no esté mediado por pantallas ni estridencias”. “Es una ceremonia juntarse a escuchar música. Es un momento de conciencia en donde todos nos reunimos. Porque nos transporta y nos pone a todos en otro lugar a la misma vez. Yo siempre estoy muy interesada en crear comunidades y la música es una de las cosas que más rápidamente llega a conectar todos los corazones”, sostiene Alejandra Folguera, una de las dueñas de La Carbonera, sobre la esencia del espacio.
El sábado pasado, el músico y poeta chileno Chinoy fue el encargado de inaugurar la sala. Y este sábado 12 de julio a las 22 la programación continuará con la presentación de Daniel Melingo. En tanto, el jueves 17 a las 21 será el turno de Cuarteto Divergente; el viernes 18 y sábado 19 Nico Sorín presentará Piazzolla Electrónico; el viernes 25 tocará Bernardo Baraj Cuarteto y el jueves 31 cerrará el mes Pablo Asian Cuarteto. “La cultura musical de Buenos Aires es increíble, profunda, variada, heterogénea y la idea de la programación es abrir a todo tipo de género musical”, explica Folguera. “La idea fue una especie de volver atrás, porque yo había estado en La Carbonera cuando era un teatro. Me enamoró siempre este lugar, pero estaba cerrado. Fue un impulso y una aventura reabrirlo”, dice sobre la apuesta que hicieron junto a su socia Silvia Laubstein.
“La verdad es que pusimos una sala con una técnica impecable. Todo el audio, la luz, la cocina, cada cosa está muy cuidada y es de última generación. La intención es dar la mejor experiencia, el mejor acercamiento al músico, al artista, al bailarín, para que la gente tenga una experiencia profunda”, precisa Folguera. Uno de los desafíos principales es ofrecer una sala que propicie un clima de intimidad y una escucha atenta. “Nos importa mucho ese momento de traspaso que hay entre la música y el oyente. Es algo que hace mucha falta en este momento de la humanidad. Es importante distinguir cuando tenemos una experiencia completa de verdad”, resalta.
“Nosotros no elegimos el momento en que venimos al mundo, tampoco elegimos el momento en que actuamos. Sí tenemos elección entre hacer y no hacer”, grafica sobre el complejo presente social, cultural y político. “Me parece que más allá de la situación macro del país y del mundo, hay una situación que se da en esta sociedad, en Buenos Aires, y que vale la pena resaltar, propiciar y alentar. Obviamente es un momento difícil; es difícil cortar tickets. No es un momento en que se apoya a la cultura, no hay gran apoyo estatal, ni siquiera privados. Es una apuesta a que vamos a salir de esta situación y que tenemos algo que vale la pena preservar. Porque todo cambia. Y cuando saltemos del otro lado habremos preservado la luz de lo que es importante. Esa es nuestra motivación”.