Creador de ChatGPT, contundente: «La IA será más inteligente que cualquier niño o las futuras generaciones»

Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, participó recientemente en una conversación pública en la que abordó diversos aspectos relacionados con la inteligencia artificial (IA), sus usos cotidianos y los desafíos que plantea hacia el futuro. Durante un episodio del podcast oficial de OpenAI, el empresario compartió reflexiones personales vinculadas a su reciente paternidad y su mirada sobre cómo esta tecnología afectará a las nuevas generaciones.
El diálogo, que incluyó la participación de otros referentes del ámbito tecnológico, se centró en cómo la IA ya está influyendo en la vida diaria de millones de personas y en los cambios culturales y educativos que podría provocar en los próximos años.
Uno de los aspectos que generó mayor interés fue la revelación de Altman sobre el uso de ChatGPT en su vida personal. El CEO de OpenAI explicó que ha utilizado el sistema de IA desarrollado por su compañía para adquirir información relacionada con la crianza de su hijo recién nacido. Si bien no detalló en profundidad los tipos de consultas realizadas, mencionó que la herramienta le resultó útil para responder preguntas y facilitar decisiones en el cuidado infantil.
Este uso cotidiano de la IA pone de relieve un fenómeno creciente: la adopción de sistemas de lenguaje como ChatGPT no solo en contextos laborales o educativos, sino también en aspectos vinculados a la vida familiar. La experiencia de Altman refleja cómo estos modelos se están integrando como parte de la rutina de muchas personas y cómo comienzan a formar parte de las decisiones íntimas de los hogares.
Nativos en inteligencia artificial: una nueva generación
Durante el encuentro, Altman también se refirió a los cambios generacionales que se avecinan con la consolidación de la inteligencia artificial. Según su análisis, mientras que los adultos de hoy debieron aprender a usar estas herramientas, los niños que nacen en la actualidad crecerán con ellas desde el inicio de su vida. Esta diferencia, destacó, marcará una transformación en la forma en que se adquiere conocimiento y se desarrollan habilidades.
El ejecutivo señaló que los niños serán «nativos en IA», una categoría que se suma a la ya conocida noción de «nativos digitales», usada para describir a quienes crecieron con acceso a internet y dispositivos electrónicos. A su entender, las futuras generaciones no distinguirán entre procesos asistidos por inteligencia artificial y aquellos llevados adelante sin esta clase de tecnología, lo que implicará una reconfiguración de múltiples esferas sociales, educativas y profesionales.
En relación con este escenario, Altman planteó una inquietud que ha sido objeto de debate en la comunidad tecnológica: el momento en que la inteligencia artificial supere en capacidad cognitiva a los seres humanos. Al respecto, expresó que sus hijos «nunca serán más inteligentes que la IA«, una afirmación que abre interrogantes sobre la percepción que podrían tener los individuos respecto de su propia autonomía intelectual.
Consultado sobre cómo cree que se sentirán sus hijos ante este hecho, Altman sostuvo que no considera que esto les genere una preocupación, dado que estarán familiarizados desde el principio con la presencia y funcionamiento de estos sistemas. Esta postura refleja una visión de aceptación temprana de la tecnología y de su incorporación como un elemento estructural de la vida cotidiana.
Riesgos, límites sociales y confianza
A lo largo de la entrevista, el CEO de OpenAI también abordó los aspectos críticos vinculados al uso masivo de la IA. Reconoció que, si bien esta tecnología puede ofrecer importantes beneficios, su adopción masiva traerá consigo efectos adversos. Uno de los puntos que destacó fue la posible aparición de relaciones parasociales problemáticas, es decir, vínculos emocionales desarrollados por los usuarios con entidades artificiales como si fueran personas reales.
Este fenómeno, ya observado en otros entornos como el de los influencers digitales o los asistentes virtuales, podría intensificarse con sistemas avanzados de lenguaje que simulan conversaciones humanas de forma convincente. Según Altman, la sociedad deberá establecer nuevos límites para regular estas dinámicas y mitigar sus consecuencias.
Asimismo, advirtió sobre la tendencia de muchas personas a confiar plenamente en ChatGPT u otros modelos similares. Subrayó que, a pesar de sus avances, la IA aún presenta errores conocidos como las «alucinaciones», que consisten en generar información incorrecta o sin fundamento. En este sentido, instó a los usuarios a no depositar una confianza absoluta en las respuestas que ofrecen estas plataformas y a mantener una actitud crítica ante sus resultados.
La responsabilidad en el desarrollo y uso de la IA
Las declaraciones de Altman se inscriben en un contexto global en el que gobiernos, empresas y organizaciones debaten cómo regular y aplicar la inteligencia artificial de manera segura. A medida que estas tecnologías ganan presencia en múltiples sectores —desde la educación hasta la salud—, aumentan las preocupaciones sobre su impacto ético, económico y social.
Desde OpenAI, la empresa que lidera, se han promovido distintas iniciativas para fomentar el uso responsable de la inteligencia artificial, como la publicación de políticas de seguridad, el trabajo con expertos externos y la promoción de estándares abiertos. Sin embargo, el propio Altman reconoce que los desafíos en este campo son dinámicos y que los marcos de regulación deberán adaptarse constantemente.